domingo, 29 de agosto de 2010

Juan Pablo II en 40 respuestas

1. ¿Cómo fue la infancia y la juventud de Juan Pablo II?

Karol Wojtyla nació el 18 de Mayo de 1920 en Wadowice, sur de Polonia. Su familia estaba compuesta por su padre, de nombre Karol, un militar del ejército austro-húngaro, su madre, Emilia, una joven sileciana de origen lituano, y un hermano adolescente de nombre Edmund. Los padres de Karol Wojtyla lo bautizaron a los pocos días de nacer en la Iglesia de Santa María de Wadowice. A los 9 años de edad recibió un duro golpe: el fallecimiento de su madre al dar a luz a una niña que murió antes de nacer. Años más tarde falleció su hermano y en 1941 murió su padre.

Uno de sus profesores, el Padre Zacher, recuerda a Karol como un niño muy inteligente, en algunos momentos de mirada triste, muy emotiva y amante de la libertad. Se le daban de maravilla las lenguas antiguas y modernas, un poco peor la física y la química, y muy bien la literatura, la historia, el deporte (todo tipo de deporte: el esquí, el remo, la natación, el montañismo), la música, la poesía. Pero lo que más le gustaba era el teatro, llegando a fundar el grupo de teatro Estudio 39. Al tiempo que se ganaba el pan de cada día picando piedra, a veces a treinta grados bajo cero, Karol y sus amigos se servían del teatro en esos años durísimos del nazismo para llenar de contenido su vida y la de los demás, entre arrestos de la Gestapo y bombardeos de la Luftwaffe.

2. ¿Cómo Juan Pablo II descubrió y desarrolló su vocación al sacerdocio?

Dada su gran inquietud por el teatro y las artes literarias polacas, cuando aún estaba en el colegio Karol Wojtyla pensaba seriamente en la posibilidad de continuar estudios de filología y lingüística polaca, pero un encuentro con el Cardenal Sapieha durante una visita pastoral, le hizo considerar seriamente la posibilidad de seguir la vocación que tenía impresa -entonces aún sin develarse plenamente- en el corazón: el sacerdocio.

Al desatarse la segunda guerra mundial los alemanes cerraron todas las Universidades de Polonia con el objetivo de invadir no sólo el territorio sino también la cultura polaca. Frente a esta situación Karol Wojtyla con un grupo de jóvenes organizaron una Universidad clandestina en donde estudió filosofía, idiomas y literatura. Poco antes de decidir su ingreso al seminario, el joven Karol tuvo que trabajar arduamente como obrero en una cantera. Esta experiencia le ayudó a conocer de cerca el cansancio físico, así como la sencillez, sensatez y fervor religioso de los trabajadores y los pobres.

En 1942 ingresó al Departamento teológico de la Universidad Jaguelloniana. Durante estos años tuvo que vivir oculto, junto con otros seminaristas, quienes fueron acogidos por el Cardenal de Cracovia. El 1 de Noviembre de 1946, a la edad de 26 años, Karol Wojtyla fue ordenado sacerdote en el Seminario Mayor de Cracovia y celebró su primera Misa en la Cripta de San Leonardo en la Catedral de Wavel.

3. ¿Cómo fue la vida de Karol Wojtyla de joven sacerdote y obispo?

Al poco tiempo de su ordenación obtuvo la licenciatura de Teología en la Universidad Pontificia de Roma Angelicum y más adelante se doctoró en Filosofía. Si en filosofía se especializó en la ética de Max Scheler, en teología lo hizo en el místico español San Juan de la Cruz. Durante algún tiempo se desempeñó como profesor de ética en la Universidad Católica de Lublin y en la Universidad Estatal de Cracovia. Junto a la docencia ejerció una intensa labor apostólica, especialmente con los jóvenes, con quienes compartía tanto momentos de reflexión y oración como espacios de distracción y aventura al aire libre.

Con 38 años fue consagrado Obispo Auxiliar del Administrador Apostólico de Cracovia, Monseñor Baziak, convirtiéndose en el miembro más joven del Episcopado Polaco. Participó activamente en el Concilio Vaticano II, especialmente en las comisiones responsables de elaborar las constituciones Lumen Gentium y Gaudium et Spes. Con el fallecimiento, en 1964, de Monseñor Baziak, Wojtyla ocupó la sede de Cracovia como titular. Dos años después, el Papa Pablo VI convierte a Cracovia en Arquidiócesis. Durante su labor como Arzobispo, el futuro Papa se caracterizó por la integración de los laicos en las tareas pastorales, la promoción del apostolado juvenil y vocacional, la construcción de templos a pesar de la fuerte oposición del régimen comunista, la promoción humana y formación religiosa de los obreros y el aliento del pensamiento y las publicaciones católicas.

4. ¿Cómo fue la elección de Juan Pablo II?

En mayo de 1967, a los 47 años de edad, el Arzobispo Wojtyla fue creado Cardenal por el Papa Pablo VI. En 1974 el nuevo Cardenal ordenó a 43 nuevos sacerdotes, en la ordenación sacerdotal más numerosa desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.

En 1978 muere el Papa Pablo VI y es elegido nuevo Papa el Cardenal Albino Luciani de 65 años quien tomó el nombre de Juan Pablo I. El “Papa de la Sonrisa”, sin embargo, fallece a los 33 días de su nombramiento. El 15 de octubre de 1978, luego de un nuevo cónclave, el Cardenal polaco Karol Wojtyla es elegido como el sucesor de San Pedro, rompiendo con la tradición de más de 400 años de elegir Papas de origen italiano. El 22 de Octubre de 1978 fue investido como Sumo Pontífice asumiendo el nombre de Juan Pablo II.

Si al asomarse al balcón principal de la fachada de la Basílica de San Pedro el nuevo Papa se presentó como un obispo “de un país lejano”, el primer comentario que minutos antes había hecho Juan Pablo II, mientras el sastre le retocaba una de las tres sotanas bancas preparadas de antemano para el Papa recién elegido, fue: “Desde luego, por falta de valor de los señores cardenales para elegir a un Papa de Polonia no ha quedado…”. Y añadió, resignado y sonriente, la frase con la que empieza y termina todas y cada una de sus intervenciones públicas: “¡Alabado sea Jesucristo!”.

5. ¿Por qué fue excepcional el pontificado de Juan Pablo II?

Decía el Padre Joaquín Alliende, uno de los hombres de confianza del Papa para las catequesis de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que si todos los papas son providenciales, algunos, como Juan Pablo II, además son excepcionales.

“He visto que un Papa no es bastante para abrazar a cada uno. Sin embargo, no puede haber más que un Papa y no sé como multiplicarlo”, dijo en su primera audiencia el Papa Wojtyla. Lo cierto es que este Papa, que será recordado por muchas cosas, lo será también por haber sabido cómo solucionar este problema. El ha llevado el barco de la Iglesia como un Padre que bendice a cada uno de sus hijos antes de acostarlos cada noche. Ciertamente se ha multiplicado más que nadie, más que ningún otro Papa había podido hacerlo, y en este multiplicarse ha alcanzado muchos récords que bien podrían aparecer en el libro del guinness: Casi un centenar de viajes fuera de Italia, muchos de ellos a más de cinco países a la vez, trece encíclicas; más de ochenta exhortaciones y cartas apostólicas, miles de alocuciones y mensajes, la personal atención a numerosos movimientos y comunidades eclesiales, que sigue personalmente; las novedosas jornadas mundiales de la juventud -año tras año desde 1985- con las que se ha convertido en la persona que más gente ha congregado en la historia, llegando a reunir varios millones de jóvenes.

6. ¿Por qué el Papa era tan comunicativo y televisivo?

Juan Pablo II no era un hombre de multitudes, sino de personas. El siempre estaba entre personas, se dirigía a personas, provocaba la reacción y la respuesta de personas, y nunca de masas. Formaba parte de su capacidad de espontánea concentración: miraba a cada persona. Y era indiferente a otra mirada, como la mirada de las cámaras o de la televisiones, a las que nunca prestaba atención. Su telegenia era la telegenia de alguien que no se dejaba dominar por la cámara, que no se prestaba a la servidumbre de la imagen pública, y menos a la audiovisual. Él iba a lo suyo, y la cámara le seguía. Para él era mejor así, para la cámara, mucho mejor todavía: actuaba más libremente. En un estudio realizado en EEUU sobre Juan Pablo II y la televisión, la primera conclusión fue ésta: “Juan Pablo II domina la televisión ignorándola”. Y es que la televisión y el resto de los medios de comunicación quedan fascinados y atraídos por la peculiar “autenticidad semántica” de sus gestos.

Ciertamente la telegenia de Juan Pablo II constituía un nuevo lenguaje religioso, una nueva expresión del mensaje cristiano, una concreción más, entre muchas otras, de que la “nueva evangelización” por él propiciada era nueva “en sus métodos, en su ardor y en sus expresiones”, tal y como por vez primera la definió en Haití en 1983.

7. ¿El Papa era de derechas o de izquierdas?

El Papa –este Papa y todos los demás Papas- no era de derechas ni de izquierdas; era de por encima; es decir, de otra dimensión que no tiene nada que ver con unas categorías políticas que por otra parte están ya hasta pasadas de moda. Lamentablemente, caemos todos, de manera especial, los católicos y desde luego también muchos periodistas, en las trampas del lenguaje, que la sociedad actual nos tiende constantemente. Una de ellas, cada vez más evidente, es la de aplicar al mundo eclesial, al ámbito de la vivencia de la fe, categorías de orden político, o económico, o de estructuración de la sociedad, que no tienen nada que ver con la Iglesia. Ocurre también con la palabra democracia. El Señor, en el Evangelio, no dijo “vamos a hacer unas elecciones, unas primarias”; no, dijo: “tú eres Pedro, y eligió al que iba a ser cabeza de la Iglesia”; ni tampoco dijo “voy a hacer un referéndum sobre la verdad” sino “yo soy la verdad”. De modo que aplicar categorías de otro orden diverso a algo como la Iglesia, no tiene el menor sentido y quienes lo hacen se equivocan. Si lo hacen adrede, todavía se equivocan más, obviamente.

8. ¿Quién quiso matar al Papa?

Veinticinco años después de aquella trágica mañana del 13 de mayo en la plaza San Pedro, no hay un solo dato incontrovertible que pueda permitir una respuesta precisa y concreta a esta pregunta. Sólo quien lo hizo puede saberlo; pero de ninguna de las investigaciones policiales y judiciales que siguen abiertas se ha podido demostrar, con pruebas irrefutables, quién quiso asesinar a Juan Pablo II. Otra cosa es que todas las indicaciones y pistas hagan pensar razonablemente en que a la Unión Soviética que estaba dando sus últimas boqueadas como tal, le interesaba mucho que alguien como Juan Pablo II dejara de hacer y decir lo que él hacía y decía. Cuando Mijael Gorvachov, aludió indirectamente a esta cuestión muchos años después, todo lo que dijo fue que la caída del muro de Berlín y por tanto del comunismo, no hubiera sido posible sin Juan Pablo II. En cualquier caso, esa ignominia tristemente histórica, pese sobre quien pese, es ya lo de menos; lo que importa es que en cuanto el Papa pudo salir del hospital, lo primero que hizo fue ir a dar un abrazo y perdonar a quien había querido asesinarle.

9. ¿Ha cambiado Juan Pablo II el curso de la historia contemporánea?

La historia, como dijo hace ya muchos años el padre Bartolomeo Sorge, es como un gran mosaico. Cada uno de los acontecimientos son las piezas que lo componen. Tomados uno por uno, nada dicen: no son otra cosa que hechos para la crónica. En cambio, leídos conjuntamente, componen un diseño que los trasciende y que desvela su sentido más recóndito: de crónica se convierten en historia. Se hace crónica cuando se escribe o se habla sobre el Papa polaco, sus orígenes familiares, sus episodios de juventud; etc. Se hace historia, en cambio, cuando, con mirada de fe, se comprende el papel que el Papa polaco, eslavo, ha tenido en el final del comunismo y en la superación de la división del mundo en bloques ideológicos. Es más que evidente que en este sentido el papel de Juan Pablo II ha sido absolutamente determinante, y desde este punto de vista se puede afirmar con toda legitimidad y verdad que Juan Pablo II ha cambiado el curso de la Historia Contemporánea o por lo menos ha contribuido más que nadie a cambiarlo, y a cambiarlo a mejor.

10. ¿Qué decían del Papa sus Cardenales?

El testimonio de estos tres cardenales bien pueden ser una pequeña muestra de cómo se sentían privilegiados de poder formar parte de este pontificado:

Para el Cardenal Martini, arzobispo emérito de Milán, “Juan Pablo II nunca se cansa de subrayar la centralidad del hombre que, en nuestra civilización, está amenazado por graves peligros. Su magisterio es garantía de llegar a la realización y culminación de aquel acontecimiento que marcó para siempre nuestro siglo: el Concilio Vaticano II”.

Para el Cardenal Antonio María Rouco, Arzobispo de Madrid, “Hoy podemos decir que todo lo que ha ocurrido en Europa Oriental no habría sucedido sin la presencia de este Papa. Hoy, que en la historia de Europa ha habido un viraje profundísimo, Juan Pablo II ha jugado -y juega en ello- un papel decisivo”.

Y para Cardenal Jean Marie Lustiger, Arzobispo de París, “Esta es la etapa más fecunda de su trayectoria pontificia, la de más proyección apostólica sobre este mundo dominado por inmensos sufrimientos. Ante este mundo a la deriva Juan Pablo II enarbola, con decisión y esperanza, la cruz de Cristo Salvador".

11. ¿Quién era Juan Pablo II para las mujeres más carismáticas de la Iglesia?

La Madre Teresa de Calcuta, que fue beatificada por Juan Pablo II, comentaba así la visita del Papa a Calcuta: “La gente decía: Dios ha venido a estar entre nosotros. El Papa ama a los pobres. En la India fue verdaderamente a la casa de los pobres y obligó a nuestro propio pueblo a abrir los ojos. El Papa es un don de Dios”.

Para Patti Mansfield, iniciadora en Estados Unidos de la experiencia de la Renovación Carismática en el seno de la Iglesia Católica, Juan Pablo II “es un tremendo regalo para la Iglesia y para el mundo por su santidad humana, su oración, su sufrimiento, su brillantez intelectual, su carisma para atraer a la gente hacia Dios, su atractivo para los jóvenes, su coraje para enfrentarse a los poderes de este mundo, su firme defensa de la vida humana y el énfasis que pone en transformar el poder en amor, su mensaje de esperanza en medio de tanto pesimismo”.

Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, se fija sobre todo en que Juan Pablo II “tiene una enorme capacidad de amar de un modo personalizado. Y porque ama, es libre. Libre de esquemas preestablecidos, libre de abrazar a todos los hombres. Aquello que él hace, por medio de su ministerio, adquiere una dimensión tal, un peso tal, una influencia tal, que no se le puede comparar con ningún otro personaje contemporáneo”.

12. ¿Qué decían del Papa sus más cercanos colaboradores?

Cuenta así Joaquín Navarro Vals, director de la Sala Stampa del Vaticano, la oficina de prensa más prestigiosa del mundo, que cuando vio por primera vez un texto salido de la mano de Juan Pablo II comprobó que “en el ángulo superior derecho de cada página, antes de redactar el texto, escribe una invocación jaculatoria. Más adelante comprendí que esas jaculatorias de cada página componen el texto de una oración que se desgrana, con pocas palabras por página, a lo largo de los folios que en cada caso escribe. Así, el texto del documento o discurso, es una reflexión que se desvela en el contexto de una plegaria. Y por tanto, lo que escribe, es también oración: oración de la inteligencia. Escribir, para él, es adentrarse con el pensamiento en un tema mientras la inteligencia, simultáneamente, reza”.

Para el Cardenal Camarlengo, Eduardo Martínez Somalo, “El Santo Padre dirige la Iglesia con oración, con ascetismo, con caridad, con verdad, con humildad, con espíritu de colegialidad. El Papa vive entregado a la Iglesia y la dirige con amor apasionado y con una fidelidad inquebrantable a Cristo, y en Cristo y por Cristo, por el bien de todos los hombres a cuyo encuentro va no sólo en las audiencias romanas, sino en su peregrinar apostólico por el mundo como heraldo del Evangelio”.

13. Mikhail Gorbachov, Ex-presidente de la URSS. Premio Nobel de la Paz, habla de Juan Pablo II.

Su Santidad Juan Pablo II ha merecido el reconocimiento y el profundo respeto de miles y miles de personas, cosa que no me sorprende.

A partir del año 1989, en que lo conocí por primera vez, nos hemos visto en muchas ocasiones. Y en cada encuentro se reforzaba la convicción de que el Papa era un hombre de una gran inteligencia, con la conciencia pura y dotado de nobles propósitos. A Juan Pablo II lo han llamado a menudo el Gran Papa. No formo parte de la Iglesia, pero estoy plenamente de acuerdo…A Juan Pablo II se le ha visto a menudo como un gran político, y no podemos dejar de estar de acuerdo. Es más, probablemente él es el político más grande de la época contemporánea. La suya es una dirección política basada en la negación de la lógica de la violencia, en la lucha continua por las ideas de paz y de un nuevo orden mundial, verdaderamente pacífico y justo.

Quisiera añadir una consideración muy importante: Juan Pablo II es sobre todo un Hombre, un Hombre con mayúscula. Y él es el defensor del hombre, de toda la humanidad. El defensor de los derechos humanos sin hipocresía, un defensor sincero y perseverante…Él es un verdadero apóstol de humanismo.

14. Lech Walesa, Ex-presidente de la República de Polonia, habla de Juan Pablo II

Estoy seguro de que, entre todos los líderes de la historia, Su Santidad Juan Pablo II ocupa un lugar especial. No sólo porque es el jefe espiritual de muchos de miles de católicos, sino también porque es Vicario de Cristo.

En su primer viaje a Polonia, el Santo Padre nos dio tres sencillas indicaciones: "Vivid en la verdad", "No tengáis miedo", "Cambiad el rostro de esta tierra"… Aquella semilla plantada en la tierra polaca dio como fruto el nacimiento de los primeros sindicatos libres en un país comunista, y contribuyó, sucesivamente, a la libertad de Polonia, así como a la de toda la Europa del Este, con la caída más general del comunismo.

Alguien ha dicho que ésta ha sido la respuesta justa a la pregunta de Stalin, que había preguntado riéndose: "¿Cuántas divisiones militares tiene el Papa?". En efecto, no tenía ni una, per la "palabra que se convierte en sustancia ha sido capaz de cambiar el destino de países e imperios… Así, pues, si preguntáis quién es el autor de la independencia polaca y de la caída del Muro de Berlín y del imperio soviético, la respuesta es una sola: Juan Pablo II. Sin él todo esto no habría sucedido nunca. Él ha activado la reacción en cadena de la que somos testigos.

15. ¿Hablaba Juan Pablo II sólo para los católicos?

Todos hemos sentido alguna vez miedo. Cada día que nos levantamos, cuando encendemos la radio, solemos tener la duda, quizá la sospecha, de que la fecha esté marcada en el calendario en color de rojo. ¿Qué nos pasará hoy? ¿Qué habrá ocurrido en el mundo? ¿Y la amenaza de la guerra? ¿Y el hambre, el terrorismo, la violencia? Son sentimientos comunes a todos los hombres. Y, sin embargo, cuando el 22 de octubre de 1978, el recién elegido Juan Pablo II pronunció en la plaza de San Pedro aquella, hoy ya, famosa frase de “¡No tengáis miedo!” estaba haciendo una invitación a todos los hombres, a cada uno de nosotros, a no tener miedo. Era una invitación a pensar que los hombres, todo hombre y todos los hombres, hemos sido redimidos por Cristo. Como Juan Pablo II nos recordó en su primera encíclica, Redemptor Hominis, el poder de la Cruz de Cristo y de su resurrección es más grande que todo el mal que pueda hacer que el hombre tenga miedo. Juan Pablo II se dirigía al corazón atemorizado del hombre con el eco de las palabras del Maestro: No tengáis miedo.

16. ¿Hablaba Juan Pablo II sólo para los ricos, los poderosos, los que tienen cultura?

El lenguaje de Juan Pablo II era el lenguaje universal del corazón del hombre. Juan Pablo II no sólo hablaba a los jefes de las naciones, a los líderes del mundo. También lo hacía cuando se acercaba a un niño y le acariciaba; cuando abrazaba a un sacerdote anciano; o cuando miraba a los ojos de su interlocutor. Juan Pablo II nos recordaba, en cada uno de sus gestos, en cada una de sus palabras, que era testigo de la vida que era más fuerte que la muerte; que era testigo de Dios, que daba la vida porque es amor. El amor es patrimonio de todos los hombres. Para Dios, que es amor, no importa tener mucho o tener poco, saber mucho o saber poco. Lo que Dios quiere, y nos lo repetía constantemente Juan Pablo II, es que el hombre, todo el hombre y todos los hombres, conozcamos y amemos a Cristo, nuestro salvador. En su primera encíclica, Juan Pablo II nos dijo que la misión del cristiano es “revelar a Cristo al mundo, ayudar a todo hombre para que se encuentre a sí mismo en él, ayudar a las generaciones contemporáneas de nuestros hermanos y hermanas, pueblos, naciones, Estados, humanidad, países en vías de desarrollo y países de la opulencia, a todos, a conocer “las insondables riquezas de Cristo” porque éstas son para todo hombre y constituyen el bien de cada uno”.

17. ¿Qué les ha dicho Juan Pablo II a los niños?

Un día, Jesús, dijo “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Juan Pablo II también ha repetido las palabras del Maestro: Dejad que los niños se acerquen a mí. El 13 de diciembre de 1994, el Papa escribió una deliciosa carta a los niños del mundo en la que les decía que “si es cierto que un niño es la alegría no sólo de sus padres, sino también de la Iglesia y de toda la sociedad, es cierto igualmente que en nuestros días muchos niños, por desgracia, sufren o son amenazados en varias partes del mundo: padecen hambre y miseria, mueren a causa de enfermedades y de la desnutrición, perecen víctimas de la guerra, son abandonados por sus padres o condenados a vivir sin hogar, privados del calor de una familia propia, soportan muchas formas de violencia y de abuso por parte de los adultos”. Juan Pablo II nos ha enseñado a los mayores, hablando a los niños, qué significa aquello que dijo Jesús: ¿Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos? Sólo quienes encuentran en Dios a un Padre; sólo los que están llenos de entrega confiada y son ricos en bondad y puros, son como niños. La mejor tarjeta de presentación para entrar en el reino de los cielos.

18. ¿Qué les ha dicho Juan Pablo II a los ancianos?

Cumplidos ya 79 años, un día, Juan Pablo II, cogió su pluma y se puso escribir una carta a los ancianos. La carta comenzaba así: “He sentido el deseo, siendo yo también anciano, de ponerme en diálogo con vosotros. Lo hago, ante todo, dando gracias a Dios por los dones y las oportunidades que hasta hoy me ha concedido en abundancia”. Más adelante, el Papa anciano nos recordaba a todos que “los ancianos ayudan a ver los acontecimientos terrenos con más sabiduría, porque las vicisitudes de la vida los han hecho expertos y maduros. Ellos son depositarios de la memoria colectiva y, por eso, intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes que rigen y guían la convivencia social. Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual hunde sus raíces el presente, en nombre de una modernidad sin memoria”. Y, al final, el Papa anciano invitaba a los ancianos del mundo a rezar con él: “Cuando venga el momento del “paso” definitivo, concédenos afrontarlo con ánimo sereno, sin pesadumbre por lo que dejemos. Porque al encontrarte a Ti, después de haberte buscado tanto, nos encontraremos con todo valor auténtico experimentado aquí en la tierra, junto a quienes nos han precedido en el signo de la fe y de la esperanza”.

19. ¿Qué les ha dicho el Papa a los jóvenes?

Los jóvenes estaban muy cerca del corazón del Papa, como estuvo el joven discípulo amado durante la última cena muy cerca del corazón de Jesús. Cada vez que Juan Pablo II se reunió con los jóvenes se repitió aquella escena del Evangelio en la que el Maestro respondió a la inquieta pregunta de un joven rico, después de mirarle fijamente a los ojos, y le dijo que para conseguir la vida eterna debía vender cuanto tenía, dárselo a los pobres y seguirle. Pero como nos cuentan los Evangelios, el joven rico se marchó triste. Juan Pablo II no quería que ningún joven del mundo se marchara triste a la vida diaria, después de haber cruzado su mirada con la suya. Muestra de ello es la carta a los jóvenes que el Papa firmó el 31 de marzo de 1985. En ella decía: “La Iglesia mira a los jóvenes; es más, la Iglesia de manera especial se mira a sí misma en los jóvenes, en todos vosotros y a la vez en cada una y en cada uno de vosotros. Así ha sido desde el principio, desde los tiempos apostólicos. Las palabras de san Juan en su Primera Carta pueden ser un singular testimonio: -decía san Juan- Os escribo, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre… Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la Palabra de Dios permanece en vosotros”.

20. ¿Qué les ha dicho el Papa a las mujeres?

El 4 de septiembre de 1995 se inauguró la Conferencia de Pekín sobre la mujer en el mundo. La Secretaria General de esa conferencia, la señora Gertrude Mongella, se había reunido meses antes con Juan Pablo II. Al término de la entrevista comentó que “si todo el mundo razonara como Juan Pablo II, no sería necesario celebrar conferencias de esta clase”. El 29 de junio de 1995, Juan Pablo II escribió una Carta a las mujeres en la que decía “la dignidad de la mujer ha sido ignorada con demasiada frecuencia y sus prerrogativas, tergiversadas. Se las ha relegado al margen de la sociedad y se las ha reducido a simples siervas, lo que ha conducido a un empobrecimiento espiritual de la humanidad”. Juan Pablo II ha explicado, como nadie, lo que es y significa “el genio femenino”, y nos ha recordado a todos que “el respeto por la mujer, el asombro por el misterio de la feminidad, y en fin, el amor esponsal de Dios mismo y de Cristo como se manifiesta en la Redención, son todos elementos de la fe y de la vida de la Iglesia que no han estado nunca completamente ausentes de Ella”. Juan Pablo II ha abierto las espuertas a una rica y fecunda teología de la mujer, que se fija en la Virgen María como inspiradora sin igual.

21. ¿Qué les ha dicho el Papa a las familias?

Cuando Juan Pablo II les hablaba a las familias, pensaba siempre en la Sagrada Familia de Nazaret. Cristo vino al mundo en el seno de una Familia. Y Cristo viene a cada una de nuestras familias en la medida en que son lo primero y los más importante para cada uno de nosotros, y, así, se cumple lo que afirma el Concilio Vaticano II, que Cristo “manifiesta plenamente el hombre al propio hombre”. Muchas han sido las ocasiones en las que Juan Pablo II se ha dirigido a las familias. Hay dos textos suyos de especial relevancia: la encíclica “Familiaris consortio” y la Carta a las Familias, con motivo del año internacional de las familias. En ambos textos, el Papa insiste en que no hay persona, ni sociedad, sin familia. La especial preocupación de la Iglesia, y el particular trabajo por la causa de la familia, no es más que un empeño por la dignidad del hombre, por la defensa del hombre en toda su integridad. La familia es la auténtica escuela de amor, de verdad, de caridad, de libertad y de generosidad. El futuro del hombre, de la humanidad, depende de la familia. “La Iglesia, ha escrito Juan Pablo II, conoce el camino por el que la familia puede llegar al fondo de su más íntima verdad. Este camino, que la Iglesia ha aprendido en la escuela de Cristo y en la de la historia no lo impone, sino que siente en sí la exigencia apremiante de proponerla a todos sin temor, con gran confianza y esperanza, aun sabiendo que la “buena nueva” conoce el lenguaje de la cruz”.

22. ¿Qué les ha dicho el Papa a los sacerdotes?

Es posible que la imagen de los sacerdotes en los medios de comunicación no esté muy bien tratada. Y, por tanto, sea difícil explicar hoy qué es un sacerdote. Sin embargo, si miramos a Juan Pablo II nuestras dudas se aclaran. El Papa era el gran párroco del mundo. Cada año, Juan Pablo II escribía a todos los sacerdotes una carta con motivo del Jueves Santo. El Papa comenzó a forjar su corazón y su inteligencia de padre y pastor desde el día de su ordenación sacerdotal. Fue su inicial ministerio la mejor escuela de caridad, de vida y de entrega a la Iglesia. Con motivo del cincuenta aniversario de su ordenación sacerdotal, escribió un precioso libro en el que contaba su vocación al sacerdocio. Y decía “si se analizan las aspiraciones del hombre contemporáneo en relación con el sacerdote, se verá que, en el fondo, hay en el mismo una sola y gran aspiración: tiene sed de Cristo. ¡Al sacerdote se le pide a Cristo! Y de él, el hombre contemporáneo, tiene derecho a esperarlo, ante todo mediante el anuncio de la Palabra”.

23. ¿Cuál era la mirada de Juan Pablo II sobre los interrogantes del hombre contemporáneo?

Ya en su primer saludo a la ciudad de Roma y al mundo, Juan Pablo II interpeló a los hombres y mujeres de nuestro tiempo con una exclamación que ha repetido después en numerosas ocasiones: “¡no tengáis miedo!, sólo Cristo conoce el corazón del hombre”. En la encíclica Redemptor Hóminis, que señala las líneas maestras de su pontificado, Juan Pablo II afirmaba que el hombre, con sus esperanzas, debilidades y temores, es el camino que debe recorrer la Iglesia. La tarea de la Iglesia es orientar la mirada y la conciencia del hombre hacia Cristo, el único que puede darle el sentido pleno de su existencia. En este sentido, el Papa no dejaba de recordar que no existe ningún otro interlocutor que esté a la altura de los deseos y las exigencias del corazón humano, sino Jesucristo.

¡Qué valor debe tener el hombre a los ojos del Creador, si ha merecido tener tan grande Redentor!, exclamaba Juan Pablo II en su primera Encíclica. En realidad el cristianismo es este profundo estupor respecto al valor y la dignidad del hombre.

24. ¿Qué lugar ocupaba la defensa y promoción de la vida, en el Magisterio de Juan Pablo II?

Consciente de las especiales dificultades de la cultura contemporánea para reconocer el significado y valor de la vida humana en toda su plenitud, Juan Pablo II colocaba “el Evangelio de la vida” en el centro de su magisterio. La encíclica Evangelium Vitae, es una bellísima exposición del valor sagrado e inviolable de toda vida humana, desde su inicio y hasta su término. Sobre este valor se fundamentan, advertía el Papa, la convivencia humana y la misma comunidad política.

No ha faltado en sus intervenciones, la denuncia de las amenazas que se ciernen sobre la vida humana: el aborto, la eutanasia y la manipulación de embriones; también el terrorismo y la explotación económica que condena al hambre a poblaciones enteras.

Juan Pablo II observaba una especie de eclipse del valor de la vida en nuestra cultura contemporánea, y por eso pedía a todos los miembros de la Iglesia, que ofrezcan nuevos signos de esperanza para edificar una civilización de la verdad y del amor.

25. ¿Por qué consideraba Juan Pablo II a las familias una esperanza firme para el futuro de la humanidad?

El Papa ha dedicado una parte importante de su predicación a explicar el profundo misterio de la unión conyugal, así como la vida de la familia que nace de ella. El ser humano no fue creado para la soledad, sino para la comunión, y ésta se realiza de un modo singular en la relación entre un hombre y una mujer que deciden unir sus existencias en un único proyecto de vida. Juan Pablo II observaba que a pesar de las dificultades, Jesús no dejó de afirmar el designio originario de Dios sobre el matrimonio: un amor incondicional, indisoluble y abierto a la vida. Como pastor cercano, el Papa no desconocía las dificultades y los dramas en la vida de las familias, pero también sabía que Jesús proporciona a los esposos, a través del sacramento, la gracia necesaria para superarlas. Las familias cristianas están llamadas a ofrecer un testimonio de caridad y acogida, convirtiéndose así en protagonistas de la misión de la Iglesia.

26. ¿Cómo entendía Juan Pablo II la relación entre la fe y la razón humana?

Para Juan Pablo II la fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Por una parte, en el hombre alienta el deseo de conocer la verdad de sí mismo, de la realidad entera y de su Misterio último, que es Dios. Por otra, Dios mismo ha querido revelarse en términos comprensibles, a través de las palabras y los gestos de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. En su encíclica Fides et Ratio, Juan Pablo II muestra el drama de la separación entre fe y razón, porque si la razón del hombre se ve privada de la Revelación, se vuelve presuntuosa o tiende a renunciar a su meta final; y si la fe ignora la razón, corre el peligro de verse reducida a mito o superstición.

Por eso ha pedido a los filósofos y científicos una nueva apertura al anuncio cristiano, y a los teólogos, un renovado empeño para expresar la fe en el contexto cultural de nuestro tiempo.

27. ¿Qué novedad aportaba el magisterio de Juan Pablo II sobre el trabajo humano?

La experiencia personal del mundo del trabajo que Karol Wojtyla llevó consigo a la Sede de Pedro, le ha permitido elaborar un magisterio especialmente rico y original sobre esta materia. De hecho, Juan Pablo II fue el primer Papa de la historia que ha dedicado toda una Encíclica al trabajo humano, la Laborem Exercens. En ella afirmaba que el trabajo es la clave esencial de toda la cuestión social. Especialmente sugestiva es la presentación que hacía en este documento de la dimensión subjetiva del trabajo: el sujeto del trabajo es el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, que ha recibido el encargo de “dominar la tierra”. Por eso el hombre, mediante su trabajo, participa en la tarea de la creación, y al mismo tiempo se realiza en su humanidad. El Papa recordaba con fuerza la prioridad del trabajo humano sobre el capital, y subrayaba la solidaridad como nota distintiva de la verdadera experiencia del trabajo vivida en común. En sus numerosos viajes, no ha dejado de alzar la voz en defensa de condiciones laborales más justas para los trabajadores.

28. ¿De qué forma ha afrontado Juan Pablo II la relación entre la Iglesia Católica y el judaísmo?

Movido por su propia experiencia y sensibilidad personales, Juan Pablo II ha hecho avanzar con determinación el diálogo de la Iglesia católica con el mundo judío. Quedan para la historia su visita a la Sinagoga de Roma, en la que se dirigió a los judíos como “nuestros hermanos mayores”; su discurso en el museo del Holocausto de Jerusalén, donde afirmó que sólo una ideología sin Dios podía llevar a cabo el exterminio de un pueblo entero; y su oración en el Muro de las Lamentaciones, donde pidió perdón a Dios por cuantos en la historia han causado sufrimiento a los hijos de Abraham. Bajo su impulso se publicó una reflexión sobre la tragedia de la Shoá, en la que la Iglesia expresa el deseo de construir un futuro nuevo en el que no existan sentimientos anti judíos entre los cristianos, ni sentimientos anticristianos entre los judíos, sino el respeto mutuo exigido entre quienes adoran al único Creador y Señor, y consideran a Abraham su padre común en la fe.

29. ¿Cuáles eran para Juan Pablo II las claves para establecer una paz justa y duradera en el mundo?

Los pilares de la paz verdadera son la justicia y esa forma particular del amor que es el perdón, afirmó el Papa pocos meses después de la tragedia del Once de Septiembre. Recogiendo la idea de San Agustín, Juan Pablo II definía la paz como “la tranquilidad del orden”, que es mucho más que la ausencia de hostilidades: es el orden establecido por Dios, que tiene en su centro la dignidad inviolable de cada persona. Consciente de los numerosos conflictos que afligen a nuestro mundo, Juan Pablo II advertía que la verdadera paz requiere sanar las heridas abiertas en las relaciones entre personas y comunidades, y para eso son necesarias la justicia y el perdón. Por un lado, la justicia es una virtud moral y una garantía legal que vela sobre el pleno respeto de los derechos y los deberes de todos. Pero el Papa advertía con sabiduría que la justicia humana es siempre frágil e imperfecta, por lo que debe completarse con el perdón, que cura las heridas y restablece en profundidad las relaciones humanas truncadas.

30. ¿Qué le ha impulsado a Juan Pablo II a realizar tantos viajes apostólicos?

Fue Jesús quien encomendó a los apóstoles la misión de ir por el mundo para predicar el Evangelio. Evangelizar, comunicar la Buena Nueva por todos los rincones del planeta… San Pablo en su carta a los romanos escribió con poético realismo: "Qué hermosos son los pies de aquellos que van proclamando el esperanzador anuncio de la paz"… Juan Pablo II siguiendo la voluntad de Cristo y con el entusiasmo de Pablo, pocos días después del inicio del pontificado, dejó claro que su pontificado sería itinerante. El telón de fondo del papado no solo sería la cúpula y la plaza de San Pedro, serían también rascacielos, aldeas perdidas, campos y ciudades de los cinco continentes. Desde el primer momento sus palabras no dejaron lugar a dudas: "Quiero acercarme a todos, a los que rezan y donde rezan… Al beduino en la estepa, a la carmelita o al monje cisterciense en sus conventos; al enfermo en su lecho de sufrimiento, al oprimido, a los humillados… a todos y por doquier. Desearía traspasar el umbral de todas las casas…He decidido viajar hasta los extremos confines de la tierra". A los periodistas, en uno de los vuelos nos dirá: "Cada día recorro en la oración una geografía espiritual… Mi espiritualidad es un poco geográfica".

31. ¿Cuáles eran los objetivos de los viajes del Papa?

Al regresar de una de las visitas a África, Juan Pablo II explicó que se consideraba el párroco del mundo: "Hasta ahora los feligreses se acercaban a la parroquia, ahora es el párroco quién debe ir entre las gentes". Confirmar a los hermanos en la fe es la razón principal de "estas peregrinaciones al santuario viviente del pueblo de Dios". Tres meses después de su elección a la cátedra de Pedro, en su primer viaje pastoral a Méjico, para presidir en Pueblo de los Ángeles la tercera conferencia del episcopado latinoamericano, en la escala de Santo Domingo le preguntamos al papa: "¿hacia dónde iba el pontificado de Juan Pablo II? y contestó sin dudarlo "Hacia adelante, en busca y en defensa del hombre y con el Evangelio en la mano". Al regresar a Roma una semana más tarde, el primero de febrero de 1979, dirá: "He rezado por un mundo más pacífico, más justo y más humano". Confirmar y alentar a los hermanos en la fe era la principal razón de los viajes de Juan Pablo II. No importa que sean pocos, como en Azerbayan donde la comunidad católica apenas son 130 miembros. El Papa iba para asegurarles que él estaba con ellos; que la Iglesia no les abandona.

32. ¿Qué mensaje lanzó Juan Pablo II desde la sede de las Naciones Unidas en 1995?

El Papa ante la Asamblea general de la ONU, planteó la necesidad de elaborar una Carta Internacional de los derechos de los pueblos, una Carta Magna, como medio siglo antes, fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Desde la tribuna de los oradores, en el palacio de cristal, acusó a los "nacionalismos exclusivos de causar una pesadilla de violencia". Hizo referencia "a los derechos de las naciones" como "complemento imprescindible de los derechos humanos y señaló que solo con la transformación cualitativa de este esperanzador foro mundial, identificado con la paz "se podrá -dijo el Papa- acabar también con la guerra fría. Les animó a superar los miedos y construir una civilización basada en la solidaridad. Pronunció un mensaje apasionado que concluyó con un vehemente anhelo: "Con la ayuda de Dios podemos construir una verdadera cultura de la libertad. Podemos y ¡debemos hacerlo!" y haciéndolo, nos daremos cuenta de que las lagrimas del siglo XX han preparado el terreno para una nueva primavera del espíritu humano". De pie, los cientos de delegados acogieron el discurso papal con quince minutos de aplausos.

33. ¿Cuál ha sido el viaje para Juan Pablo II con mayor significado?

Sin duda, el viaje a la Tierra de Cristo… a Tierra Santa. Más que un viaje una peregrinación a los lugares donde nació Jesús -Belén- a Nazaret donde vivió con sus padres… a Galilea por donde fue predicando el Evangelio, a Jerusalén donde Cristo sufre la Pasión, Muerte y Resucitará para darnos la Vida Eterna. Era el sueño de un pontificado itinerante que logrará hacerse realidad el 20 de marzo del 2000. Ese día el sucesor de Pedro hizo el camino inverso al apóstol. Desde la Ciudad Eterna a la Ciudad Santa. Una semana más tarde, Juan Pablo II se despidió de Jerusalén, subiendo al Gólgota y besando la piedra del sepulcro en la Basílica del Santo Sepulcro, pero antes había rezado en el Monte de los Olivos y celebrado la Eucaristía en el Cenáculo.

Visitó al Gran Mufti junto a la mezquita de Albutar y a los hebreos les rindió un homenaje visitando el Museo del Holocausto y en el Muro de las Lamentaciones, dejó escrito la petición de perdón por el daño que la Iglesia Católica ha podido hacer al pueblo judío. A los unos y a los otros, les pidió "trabajar juntos y unidos, en favor de la reconciliación y la paz; y cerrar con determinación las heridas del pasado".

34. ¿Qué esperaba el Papa de los jóvenes del tercer milenio?

En el discurso del Papa a los jóvenes en el Monte del Gozo en Santiago de Compostela, les dijo expresamente:” No tengáis miedo a ser santos...” El Papa invitaba a los jóvenes a ser heraldos del Evangelio, mensajeros del amor, testigos valientes de Cristo que no tengan miedo a proclamar con su vida que hoy Cristo, sigue viviendo en medio de nosotros. Les invita a que sean mensajeros de verdad, para ser testigos en el mundo, sobre todo ante sus compañeros de viaje, los jóvenes, que buscan el camino, la verdad, y la vida... “Ha llegado la hora de la nueva evangelización”, y a ello invitaba con fuerza el Papa... porque hoy más que nunca el mundo necesita de ti, de mí, de todos, para proclamar con fuerza el mensaje del Evangelio: que sólo el amor podrá hacer arder al mundo.

35. El Papa trabajando por la paz ¿qué les pedía a los jóvenes constructores de paz?

Nadie pone en duda la situación por la que está atravesando el mundo, ni los esfuerzos que hizo el Papa porque la Paz sea una realidad, y no una utopía. Pero el Papa, siempre ha sido el heraldo de la paz, y en el mensaje que transmitió a los jóvenes en Santiago en el año 1989 les dijo: “...Queridos jóvenes, la expectativa que la humanidad va cultivando entre tanta injusticia y sufrimiento, es la nueva evangelización marcada por la libertad y la paz. Los jóvenes, según palabras del Papa, son los constructores que, guiados por la fuerza del amor, para edificar en la ciudad del hombre, la ciudad de Dios. Y les dice que son el futuro, son el mañana, colaboradores con Dios en la edificación de la civilización del amor. Y atendiendo a las palabras del Papa, nosotros, jóvenes del tercer milenio, hemos de ser testigos de ese mensaje de paz y amor que brota de un Cristo que hoy nos sigue animando a construir un mundo mejor... pero solo podremos conseguirlo, si en nuestro entorno más cercano somos capaces de construir y transmitir esa paz. Sólo así, haremos posible que ese mundo más justo, ese sueño de un mundo en paz se haga realidad.

36. ¿Que decía el Papa a los jóvenes novios y matrimonios en un mundo en el que la familia está siendo atacada?

Con ocasión del encuentro del Papa con los jóvenes en el estadio Santiago Bernabéu en su primera visita a España, dirigiéndose a los jóvenes les dijo: “Jóvenes que me escucháis... Cristo desea enseñaros la maravillosa riqueza del amor conyugal. Dejad que sea Él quien hable a vuestro corazón. No huyáis de Él. Tiene algo importante que deciros para el futuro de vuestro amor...” Invitaba a los jóvenes a que se esfuercen por descubrir la verdadera dimensión del amor, dejando de lado lo que el mundo quiere venderles. Los jóvenes han de hacer que el amor vuelva a su fuente: Cristo, siendo testigos de la verdad, del amor... única verdad digna de seres humanos, llamados a formar parte de la familia de Dios...

37. ¿Que decía el Papa a los jóvenes que sienten la llamada del Señor a la vida consagrada?

En el discurso que el Papa dirigió a los jóvenes en Santiago de Compostela, allá por el año 1989, les dijo: “...Mis amados jóvenes, ¡no tengáis miedo de responder con generosidad a la llamada del Señor! ¡Que vuestra fe brille ante el mundo! ¡Que vuestras acciones muestren vuestro compromiso derivado del mensaje de salvación del Evangelio...! ¡... Mis queridos jóvenes de todos los continentes, ¡no tengáis miedo de ser los santos del nuevo milenio! Sed contemplativos y amantes de la oración, coherentes con vuestra fe y generosos en el servicio a los demás... escuchadme, responded al Señor con corazón fuerte y generoso...” Hoy, los jóvenes del tercer milenio siguen respondiendo con generosidad a la llamada del Señor que les invita a seguirle... jóvenes testigos y testimonios vivos para el mundo... jóvenes que nos siguen demostrando que merece la pena entregar una vida por el Reino.

38. ¿Qué decía el Papa a los jóvenes que quieren comprometerse en el mundo?

En el discurso que el Papa dirigió a los jóvenes en su alocución de bienvenida en el Exhibition Place de Toronto el pasado año, dirigiéndose entusiasmado a los miles de jóvenes congregados les dijo: “...Queridos jóvenes, cuando, sabéis ser dignamente sencillos en un mundo que paga cualquier precio al poder; cuando sois limpios de corazón entre quien juzga sólo en términos de sexo, de apariencia o hipocresía; cuando construís la paz en un mundo de violencia y de guerra; cuando lucháis por la justicia ante la explotación del hombre por el hombre o de una nación por la otra; cuando con la misericordia generosa no buscáis la venganza; sino que llegáis a amar al enemigo; cuando en medio del dolor y las dificultades no perdéis la esperanza y la constancia en el bien, apoyados en el consuelo y ejemplo de Cristo y en el amor al hombre hermano. Entonces os convertís en transformadores eficaces y radicales del mundo y en constructores de la nueva civilización del amor, de la verdad, de la justicia, que Cristo trae como mensaje...no tengáis miedo, Cristo está con vosotros...”

39. ¿Qué decía el Papa a los jóvenes sobre la felicidad?

En Toronto, durante la vigilia de oración en Downsview con los jóvenes, muy ilusionado les dijo: “... El espíritu del mundo ofrece muchos espejismos, muchas parodias de la felicidad. Quizá no haya tiniebla más densa que la que se introduce en el alma de los jóvenes cuando falsos profetas apagan en ellos la luz de la fe, de la esperanza y del amor. El engaño más grande, la mayor fuente de infelicidad es el espejismo de encontrar la vida prescindiendo de Dios, de alcanzar la libertad excluyendo las verdades morales y la responsabilidad personal. Jesús os invita a elegir entre estas dos voces...” Y esa es la clave de la felicidad, un hombre, un nombre que todo lo llena: Cristo Jesús que tiene palabras de vida eterna.

40. ¿Cómo pueden ser los jóvenes luz en un mundo rodeado por las sombras de la noche?

En el mensaje que el Papa dirigió a los jóvenes el Domingo de Ramos del año 2002 en Roma, les invitó a ser “los centinelas de la mañana”. Y siguió haciendo una llamada a ser testigos de la luz allá donde cada joven se encuentre, siendo mensajeros del Reino en el mundo, siendo sal para la tierra, y luz para un mundo que agoniza en medio de la oscuridad de la noche. Les invitó a que no se presten a ser instrumentos de violencia y destrucción, que defiendan la paz, incluso a costa de la propia vida si fuera necesario. Que no se conformen con un mundo en el que muchos seres humanos se mueren de hambre, que no tienen trabajo... defensores de la vida en cada momento de su desarrollo, y que se esfuercen en construir un mundo más habitable para todos.


Cortesía: Arquidiócesis de Madrid

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domingo, 22 de agosto de 2010

Invocación a María Santísima

María, figura de la Iglesia, Esposa sin arruga y sin mancha, que imitándote «conserva virginalmente la fe íntegra, la esperanza firme y el amor sincero» sostiene a las personas consagradas en el deseo de llegar a la eterna y única Bienaventuranza.

Las encomendamos a Ti, Virgen de la Visitación, para que sepan acudir a las necesidades humanas con el fin de socorrerlas, pero sobre todo para que lleven a Jesús. Enséñales a proclamar las maravillas que el Señor hace en el mundo, para que todos los pueblos ensalcen su nombre. Sostenlas en sus obras en favor de los pobres, de los hambrientos, de los que no tienen esperanza, de los últimos y de todos aquellos que buscan a Tu Hijo con sincero corazón.

A Ti, Madre, que deseas la renovación espiritual y apostólica de tus hijos e hijas en la respuesta de amor y de entrega total a Cristo, elevamos confiados nuestra súplica. Tú que has hecho la Voluntad del Padre, disponible en la obediencia, intrépida en la pobreza y acogedora en la virginidad fecunda, alcanza de Tu Divino Hijo, que cuantos han recibido el don de seguirlo en la vida consagrada, sepan testimoniarlo con una existencia transfigurada, caminando gozosamente, junto con todos los otros hermanos y hermanas, hacia la Patria Celestial y la Luz que no tiene ocaso.

Juan Pablo II

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jueves, 19 de agosto de 2010

Juan Pablo II, nuevo testimonio

Tengo el inmenso gusto de contarles un testimonio que viví y lo veo como un milagro que viví y siento que debo hacerlo público:

Hace unos años tuve mucho sufrimiento ya que mi único hijo, Daniel Schulte, durante sus años de high school tuvo muchos amigos y algunos no muy buenos. Soy una mujer viuda y sufría al ver a estos amigotes buscarlo y aunque fue un excelente estudiante, en ese tiempo él estuvo en problemas de alcohol y droga.

Oraba cada día y cuando murió Juan Pablo II empecé a pedirle con fe que me ayudara a sanar a mi hijo.

Daniel se graduó y empezó la Universidad y poco a poco empezó a cambiar para bien y estuvo en cursos para limpiar su vida hasta que conoció a la que ahora es su esposa y se casó. Los malos amigos empezaron a desaparecer y, entre rezos y esa buena mujer, hoy es un hombre de bien y padre de una preciosa niña...

Esto lo veo como un milagro e incluso fui a Roma a dar gracias a ese Papa Santo que me ayudo a implorar a Dios Padre para la salvación de este ser al que le he dedicado mi vida y es el fruto del amor. Me siento muy agradecida de cómo el Padre me concedió el milagro de volver a encaminar a mi hijo en la vida a través de Su Santidad Juan Pablo II.

Por eso es que siento que debo dar este testimonio, y además les digo que aún hoy oro a Dios para que Juan Pablo II ayude a toda la juventud y también por los niños abusados, por el hambre en el mundo, por los ancianos que son descuidados por sus hijos debido a la prisa de la vida y nuestras ocupaciones.

Tuve el gusto de ver a Juan Pablo II cuando visitó el estado de Arizona donde vivíamos en ese entonces. Aún conservo una pequeña cruz que él bendijo y nos la obsequió a todos los asistentes al estadio de Phoenix.

Saludos.

Rocio Schulte
Boca Ratón, Florida, USA

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sábado, 14 de agosto de 2010

Juan Pablo II, el Papa de mi generación

Crecí y maduré bajo el signo de Juan Pablo II como faro espiritual, cautivado por este hombre que con su magnetismo supo atraer a las multitudes hacia la Iglesia. Alguien me dijo alguna vez que Juan Pablo fue el Párroco del mundo, y quizás alguna verdad exista en esa calificación. Nuestro amado Papa hizo del planeta un pañuelo, y con ese pañuelo se secó lágrimas de alegrías y de tristezas. Nada lo detuvo a la hora de acudir a las multitudes que lo aclamaron en cuanta ciudad se presentara.

Se advierte claramente la Mano de Dios en el surgimiento de un Papa tan especial para estos tiempos. Hombre talentoso en los deportes, en la actuación, filósofo de formación y filósofo en su pluma también, cercano al mundo de los laicos, de los que nunca se apartó ni aún en los últimos momentos de su vida. El comprendió el mundo que lo rodeaba, y las oportunidades que el entorno le ofrecía. Sin dudarlo, se lanzó a la conquista, y los resultados están a la vista. En buena medida, la Polonia liberada del comunismo ateo que hoy conocemos se debe a él. Y quizás en buena medida también a él se deba el destino de libertad que abrazó a tantos otros países de la ex cortina de hierro.

Fue un hombre fuerte, un guerrero con una sonrisa a flor de labios, porque sus armas fueron las del amor expresado a través del Evangelio. Y fue de María, a la que se entregó con su famoso “Totus Tuus”, todo tuyo Madre. Si, el pontificado de Juan Pablo fue una fiesta, una fiesta de la Iglesia, ofrecida a los habitantes de toda la tierra. Y nosotros, afortunados comensales de su generación, disfrutamos de cada oportunidad en que pudimos contemplar a este extraordinario polaco surgido para y por esta Nueva Evangelización en la que estamos embarcados.

Una fiesta con todas las de la ley. Y como en toda fiesta, el centro fueron los manjares, los extraordinarios manjares que nos ofrece la Iglesia. El nos recordó la importancia de los Santos, por eso fue quien más activamente promovió las causas de canonización, emocionándonos con nombres como Santa Faustina, San Juan Diego, San Pío de Pietrelcina, San Maximiliano Kolbe y tantos otros. La fiesta de Juan Pablo fue Eucarística en su esencia, porque él todo lo realizó alrededor del Pan Sagrado, de la Misa como centro del mundo. El hizo de la oración la música que alegraba nuestra fiesta, extendiendo el Santo Rosario en los misterios de Luz como modo de completar el relato de la vida de Jesús expresado en tan querida devoción.

Pero, como en toda fiesta, todo tiene un final. Dios nos quiso regalar este extraordinario período, de florecimiento, de festejo, para que luego guardemos todo en nuestro corazón, y lo pongamos al servicio de Su obra. La fiesta termina, se van los comensales, y hay que limpiar y poner en orden la casa. No se puede vivir de fiesta permanentemente, de modo ineludible hay que volver al trabajo y a la vida normal. Fue una gran gracia para Juan Pablo el que Dios dispusiera que fuera él quien timoneara la nave de la Iglesia durante periodo tan hermoso, floreciente. Y fue una gran gracia para mi generación el poder disfrutarlo.

Pero el final de fiesta le toca a nuestro querido Papa Benedicto XVI, y no es simple ser el pontífice que suceda a Juan Pablo II, el Grande. Por supuesto que es a él a quien corresponde la misión de retornar a la vida normal luego del exultante ciclo de su predecesor. Benedicto recoge todo lo sembrado por Juan Pablo, pero debe cuidar el campo de tal modo que la cosecha crezca libre de malezas. Su misión no es nada fácil. El debe ordenar, clasificar entre lo bueno y lo malo, descartar o potenciar, según sea lo surgido en el surco de la Evangelización. Se puede decir que su misión está signada por la necesidad de un inmenso trabajo de discernimiento, de juicio.

Benedicto tiene que estar, por la propia naturaleza de su ciclo, sometido a grandes presiones y en cierta medida a la soledad del líder. Separar lo bueno de lo malo nunca es grato ni mucho menos fuente de paz y armonía. Es muy distinta su misión comparada a la de su predecesor. Juan Pablo anduvo por el mundo sembrando paz, amor y la Palabra de Dios. Benedicto tiene que ir por detrás del mismo camino, viendo donde crecieron buenas espigas, y donde cizañas. Nosotros, que amamos a Juan Pablo como el Papa de nuestra generación, debemos comprender la fundamental misión de Benedicto, y amarlo. Para Dios, la importancia de uno es tan trascendente como la del otro.

Debemos ser plantas que den buenos frutos, para honrar a quien sembró a Cristo en nuestro corazón, Juan Pablo II, y para apoyar la difícil misión de quien debe preservar la buena cosecha, libre de malezas. No nos dejemos llevar por habladurías ni por apariencias, porque estos son tiempos de controversia, juzguemos a las obras por sus resultados. Así, y como buenas espigas que se mecen ante la brisa del verano, oremos en agradecimiento porque Dios nos envió un buen sembrador, y oremos también para que el labriego que custodia el campo en estas épocas reciba la fundamental ayuda del Señor. Recemos por nuestro Papa, Benedicto XVI, por su difícil misión, y por nosotros mismos como miembros de la Iglesia que navega mar adentro en este mar del nuevo milenio.


Fuente
http://www.reinadelcielo.org/estructura.asp?intSec=8&intId=194

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miércoles, 4 de agosto de 2010

Juan Pablo II, párroco del mundo

Desde dentro y fuera de la comunidad eclesial se ha reconocido a Juan Pablo II como un hombre excepcional, único, inclasificable, líder mundial indiscutible y acreedor al reconocimiento universal en favor de la paz y la justicia entre los pueblos. Juan Pablo II ha roto todos los moldes y barreras en sus relaciones personales e institucionales con los distintos gobiernos del mundo y con las demás religiones de la tierra.

Ahora bien, entre todos los reconocimientos y títulos póstumos que se han dado a la figura gigante del papa desaparecido, hay uno que le cuadra perfectamente y que ha cumplido con una precisión admirable. Es el de párroco del mundo.

Confieso que la primera vez que oí tal pretensión papal, al comienzo de su pontificado, la juzgué un tanto exagerada, aunque no exenta de buenas intenciones. La realidad superó lo previsible.

Al hacer ahora, tras su muerte, un somero balance de su ministerio papal apostólico, hay que reconocer que quizás el título que mejor le cuadre es éste. Juan Pablo II ha sido el padre bueno, el pastor solícito y el sacerdote santo y ejemplar, cuya vida y acción pastoral es y será paradigma para todos los sacerdotes del mundo entero.

Nadie mejor que el papa en imitar y seguir las huellas de Cristo, el buen pastor. Como él entregó su vida entera en favor de sus ovejas y en atraer a todas las descarriadas.

Hoy le lloran todos, pues deja huérfanos no a una diócesis, o a una nación, sino al mundo entero.

Padre Miguel Rivila San Martín

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domingo, 1 de agosto de 2010

Juan Pablo II, récord en la muerte

La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer algunas cifras y datos estadísticos sobre los medios de comunicación, la afluencia de peregrinos y la acogida a ellos ofrecida, desde el momento del tránsito del Santo Padre Juan Pablo II hasta el día de las Exequias.

Sobre los medios de comunicación

• Más de 6.000 han sido las acreditaciones expedidas por la Sala de Prensa de la Santa Sede y por el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales a periodistas, fotógrafos y operadores de radio y televisión.
• La Sala de Prensa abrió desde el 1 de abril de 2005 una nueva oficina de acreditación y un centro de servicios. El Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales ha abierto un Centro de Distribución.
• 37 redes televisivas de 81 países de los cinco continentes han informado al Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales haber transmitido los funerales.
• Radio Vaticana ha transmitido en directo las exequias en 7 idiomas diversos y varios cientos de estaciones se han conectado a ésta en Europa y América.
• La página web de la Santa Sede ha recibido 1.300.000 visitantes durante las exequias papales, con un punto máximo de 54.000 conexiones simultáneas, ocupando una banda de 9 gigabytes por segundo.

Sobre las exequias de Juan Pablo II

• Concelebraron 157 Cardenales.
• 700 Arzobispos y Obispos estuvieron presentes.
• Participaron 3.000 prelados y sacerdotes. 300 fueron los que distribuyeron la Comunión.
• 159 delegaciones extranjeras.
• 10 soberanos.
• 59 jefes de estado.
• 3 príncipes herederos.
• 17 jefes de gobierno.
• 8 vice jefes de estado.
• 6 vice primeros ministros.
• 4 presidentes de parlamento.
• 12 ministros del exterior.
• 14 ministros.
• 24 embajadores.
• 10 entre presidentes, directores generales, secretarios generales y presidentes de organizaciones internacionales.
• 23 delegaciones de iglesias Ortodoxas y Ortodoxas Orientales.
• 8 iglesias y comuniones eclesiales de Occidente.
• 3 organizaciones cristianas internacionales.
• 17 delegaciones de religiones no cristianas y organizaciones para el diálogo interreligioso.
• Delegaciones y exponentes del judaísmo.

Fieles

• Más de 3.000.000 de peregrinos confluyeron en Roma.
• 21.000 personas por hora entraban en la Basílica Vaticana.
• 350 personas por minuto.
• 13 horas el tiempo medio de espera para el ingreso.
• 24 horas el tiempo de espera máxima.
• 5 km el largo máximo de la fila.
• 500.000 fieles en Plaza San Pedro y en la Vía de la Conciliación el día del funeral.
• 600.000 participantes en las zonas donde se dispusieron pantallas gigantes.
• 400 discapacitados sobre el sagrado.

Personal

• 8.000 voluntarios: 1.300 en Tor Vergara; 1.500 en San Pedro; 450 en las estaciones ferroviarias y los otros lugares donde se dispusieron pantallas gigantes; 2.ooo boy scouts; 11.900 agentes de seguridad: 530 en las fronteras y 8.963 en Roma (4.500 dedicados al orden público; 1.640 a la protección de alrededor de 1.800 personalidades; 1.763 especialistas; 2.400 ubicados en las otras provincias).
• 1.000 bomberos.
• 6 helicópteros.
• 400 soldados.
• 2.700 vigías urbanos de Roma.
• 7.000 miembros de Ferrovías del Estado.
• 4 disaster managers.
• 3.500 operadores ecológicos.
• 1.500 choferes de bus.

Medios de transporte

• 1.000 trenes especiales además de los ordinarios.
• 8.000 viajeros de y hacia Roma.
• 6 trenes de y hacia Polonia con 5.000 polacos a bordo en total.
• 800.000 personas transportadas en total por lo trenes.
• 5.200 pullman.
• 1.800 buses de Roma.
• 100 pullman puestos a disposición de las fuerzas armadas.
• 29 pantallas gigantes en Roma.
• 3.000.000 de botellas de agua mineral distribuidas gratuitamente.
• 3.600 baños químicos.

Intervenciones sanitarias

• 4.000 intervenciones sanitarias.
• 21 puestos médicos.
• 100 ambulancias sin contar las romanas.

Alojamiento

• En Tor Vergata: 1.150 carpas para un total de 8.000 puestos; 8 cocinas de campo; 400 fuentes de agua; 2 camiones cisternas.
• 5.000 puestos en la feria de Roma.
• 1.000 puestos en Ferrovie Ippolito Nievo.

La contribución de Roma

• 20.000 personas entre dependientes comunales, dependientes de las haciendas públicas comunales y voluntarios en colaboración con la Comunidad de Roma.
• El transporte público llevó un 1.100.000 pasajeros de más cada día.
• El Metro transportó alrededor de 290.000 pasajeros de más cada día. Es decir casi 120.000 personas diariamente.
• 2.000.000 de viajes extras durante la semana.
• 3.500 han sido los paneles distribuidos en toda la ciudad con el escrito: “Gracias. Roma llora y saluda a su Papa”.
• El call center ha respondido a 20.000 llamadas al día.


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