miércoles, 29 de octubre de 2014

San Juan Pablo II y María

Oh María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.

San Juan Pablo II.
Evangelium Vitae, 105

miércoles, 22 de octubre de 2014

20 hechos asombrosos de San Juan Pablo II

1.- En sus tiempos de interpretación teatral, era el que salvaba la situación con su memoria prodigiosa.
Todos sabemos que Juan Pablo II sentía una fuerte pasión por el teatro y la literatura en general, ya incluso desde que era un adolescente. Pero lo que no sabíamos es que una vez salvó la situación con su increíble memoria.
Uno de los personajes en una producción se dio de baja dos días antes del estreno y no disponían de suplentes en aquel momento.
La absorbente mente del joven Karol simplemente había memorizado el papel de todos los personajes durante los ensayos, y se ofreció a interpretar dos personajes.

2.- En sus acampadas con el grupo de gente joven, acostumbraba a leer “Cartas del Diablo a su Sobrino” de CS Lewis junto al fuego de campamento.
Al Padre Wojtyla le encantaba pasar tiempo con los jóvenes en actividades al aire libre durante su tiempo de párroco en Polonia; y más tarde como Cardenal siguió manteniendo esa costumbre. Esas salidas tenían que ser clandestinas ya que estaban prohibidas por los dirigentes comunistas. Iban a descender el río en kayak, o a practicar montañismo, llegando a celebrar misas en una canoa vuelta del revés.
Parece ser que alrededor del fuego durante las veladas nocturnas cantaban textos de poetas y escritores en general y leían textos sacados de algunos de esos libros, incluyendo el clásico “Cartas del Diablo a su Sobrino” (publicada por primera vez en 1942).

3.- Irónicamente, los comunistas “querían” que fuese arzobispo de Cracovia.
Aunque el gobierno comunista permitía a la iglesia polaca nombrar a los candidatos a la sede vacante, el gobierno se reservaba el derecho a veto sobre cualquier candidato que no le interesase. Continuaron con su censura a los candidatos hasta que consiguieron situar a su hombre: Karol Wojtyla.
Imaginemos ese momento incómodo cuando el hombre que ellos mismos han seleccionado se convierte en Papa y después regresa a Polonia a derrocar el comunismo. Probablemente el mayor ejemplo de minusvalorar a alguien en la historia de los fracasos.

4.- Removió una montaña de excrementos con la pala
A JP II nunca se le cayeron los anillos por trabajar en trabajos duros, o sucios, o a la hora de realizar los trabajos más bajos.
Poco después que el poder cambiara de manos en Polonia de los nazis a los comunistas, Karol y sus compañeros seminaristas pudieron volver al seminario, que había caído en un estado físico deplorable y necesitaba arreglos patentes. Las cañerías se habían congelado, y las letrinas se encontraban en un estado de profundo caos. Había que picar montañas de excrementos helados con palas y transportados en carretas lejos de ahí.

5.- Continuó con la práctica del esquí hasta que tuvo 73 años.
Una historia famosa es la de un niño de 8 años que se encontró con JP II en la pista de esquí. Hicieron un par de bajadas juntos, y la madre del niño no quería dar crédito a que su imaginativo hijo hubiera estado esquiando con el Papa, hasta que el niño se lo presentó.

6.- Viajó a la luna tres veces durante su vida.
Bueno, la misma distancia, al menos: ¡1.140.000 km! El hombre tenía una misión, y sentía que su llamada como pastor de la iglesia universal implicaba salir a los caminos y reunirse con su rebaño universal. “¿No se supone que debo ser el papa de todo el mundo?”, solía decir.

7.- ¿Cuál fue “el día más feliz de su vida”?
Según él mismo, ése fue el día en que canonizó a la hermana Faustina como la primera santa del milenio.
Su devoción a la Divina Misericordia fue uno de los temas centrales de su vida, algo muy cercano y muy querido para su corazón, especialmente como polaco que era. “No hay nada que el hombre necesite más que la Divina Misericordia”.

8.- Realizó un par de movimientos a lo James Bond para eludir a la policía secreta.
Cuando fue obispo en Polonia durante el dominio comunista, la policía secreta estaba constantemente grabando furtivamente sus conversaciones y estudiando sus movimientos. Cuando llegó a convertirse en Papa habían ya recopilado informes sobre su persona que llenaban 18 cajas de archivo.
En una ocasión en que el arzobispo necesitaba tener una reunión secreta con Karol, el chófer de Wojtyla montó una pequeña y peligrosa escena en medio del tráfico que hizo perder a los perseguidores de vista. Rápidamente Karol cambió de coche sin que nadie se percatara y así pudo reunirse con el arzobispo en paz. 
9.- Los royalties de sus libros construyeron iglesias en Yugoslavia.
Juan Pablo II, durante toda su vida fue un "regalador". Se regaló a sí mismo y regaló su tiempo y su talento.
Como botón de muestra, tras publicar "Cruzando el umbral de la esperanza", que vendió millones de copias, ofreció los primeros royalties para reconstruir iglesias destruidas en el conflicto de Yugoslavia.
También se sabe que regaló las ropas nuevas que le compraron y se quedó con las viejas.

10.- Recibió el sacramento de la reconciliación del padre Pío.
En 1947, el Padre Wojtyla visitó al Padre Pío, y éste le oyó en confesión. El Papa Juan Pablo II le canonizaría 55 años después.

11.- Su predecesor Juan Pablo I dijo lo siguiente:
“Mi nombre es Juan Pablo I. Solamente estaré con vosotros un tiempo corto. El segundo ya está en camino”

12.- Era el Rey de la multi-tarea.
Juan Pablo II tenía una ética laboral increíble, y uno de sus secretarios le describió como un “volcán de energía”. Era habitual en él trabajar entre 12 y 16 horas diarias. Tenía el don de la “concentración dividida”. Muchas personas contaban cómo podía tener una conversación completa con ellos mientras estaba leyendo, y aun así estar plenamente entregado. Algunas veces se cansaba en las reuniones si no trabajaba en algo más al mismo tiempo. De hecho, durante el Concilio Vaticano II escribió todo tipo de libros y poemas.

13.- Leía a Marx durante el Cónclave.
De hecho la necesidad de dedicarse a múltiples tareas simultáneamente era tan acuciante, tal era la necesidad de constantemente alimentar su intelecto, que incluso se llevaba material de lectura a las sesiones del cónclave poco después de su propia elección. Y de todos los libros que uno puede leer… leía literatura marxista. Como dijo en una ocasión a un amigo, “si quieres llegar a conocer a tu enemigo, tienes que conocer lo que ha escrito”.

14.- Una audiencia de 300.000 personas le aplaudió durante 14 minutos sin interrupción.
Durante el momento clave que representó su viaje a Polonia como Papa en 1979, JP II celebró la misa de Pentecostés en la plaza de la Victoria de Varsovia para una multitud de 300.000 almas. En un momento concreto el aplauso entusiasta duró 14 minutos sin interrupción.

15.- Si se recopila todo lo que escribió, equivaldría al contenido de 20 Biblias.
Su media superaba las 3.000 páginas anuales, y solamente durante el tiempo en que fue papa.

16.- Fue el primer papa en pisar una mezquita.
Su amor hacia la persona humana se extendía más allá de los confines de la Iglesia Católica, hacia todas las religiones, razas y lenguas.

17.- Una figura envuelta en un abrigo largo, con capucha negra, saliendo a hurtadillas por la puerta trasera del Vaticano.
Juan Pablo II era uno de esos líderes que se deslizaría con sigilo para no ser notado por sus guardias de seguridad mientras salía de casa. A menudo estas excursiones servían para conseguir un poco de solaz en las montañas o para ir a esquiar. Con lo ocupado que andaba el hombre, entendió la necesidad del equilibrio y la diversión.

18.- De vez en cuando le gustaba reírse un poco de su persona.
En una ocasión alguien pudo oír la siguiente conversación:
JP II: “La música es extraordinariamente útil para la oración. Como decía San Agustín, “el que canta, reza por partida doble”.”
Amigo: “¿Cantaba usted bien, Santo Padre?”
JP II: “Cuando era yo el que cantaba, era más propio decir que rezaba una sola vez.”

19.- Conocía a los más de 2.000 obispos del mundo por su nombre.
Guardaba un mapa en el que marcaba cada diócesis del mundo, y conocía a cada uno de sus obispos de memoria. Su memoria no estuvo limitada a los líderes de la Iglesia. La guardia suiza, los seminaristas, y conocidos esporádicos que apenas había tratado se sorprendían por los detalles pequeños que recordaba de ellos años más tarde.

20.- Más gente le vio a él que a cualquier otra persona en la historia de la humanidad.
Bueno, eso es lo que se dice. Y con el récord de 500 millones de personas, ¿alguien de entre el público puede competir con él?

domingo, 19 de octubre de 2014

El Rosario: un tesoro que recuperar

Queridos hermanos y hermanas: Una oración tan fácil, y al mismo tiempo tan rica, merece de veras ser recuperada por la comunidad cristiana. Hagámoslo sobre todo en este año, asumiendo esta propuesta como una consolidación de la línea trazada en la Carta apostólica Novo millennio ineunte, en la cual se han inspirado los planes pastorales de muchas Iglesias particulares al programar los objetivos para el próximo futuro.

Me dirijo en particular a vosotros, queridos Hermanos en el Episcopado, sacerdotes y diáconos, y a vosotros, agentes pastorales en los diversos ministerios, para que, teniendo la experiencia personal de la belleza del Rosario, os convirtáis en sus diligentes promotores.

Confío también en vosotros, teólogos, para que, realizando una reflexión a la vez rigurosa y sabia, basada en la Palabra de Dios y sensible a la vivencia del pueblo cristiano, ayudéis a descubrir los fundamentos bíblicos, las riquezas espirituales y la validez pastoral de esta oración tradicional.

Cuento con vosotros, consagrados y consagradas, llamados de manera particular a contemplar el rostro de Cristo siguiendo el ejemplo de María.

Pienso en todos vosotros, hermanos y hermanas de toda condición, en vosotras, familias cristianas, en vosotros, enfermos y ancianos, en vosotros, jóvenes: tomad con confianza entre las manos el Rosario, descubriéndolo de nuevo a la luz de la Escritura, en armonía con la Liturgia y en el contexto de la vida cotidiana.

¡Qué este llamamiento mío no sea en balde! Al inicio del vigésimo quinto año de Pontificado, pongo esta Carta apostólica en las manos de la Virgen María, postrándome espiritualmente ante su imagen en su espléndido Santuario edificado por el Beato Bartolomé Longo, apóstol del Rosario. Hago mías con gusto las palabras conmovedoras con las que él termina la célebre Súplica a la Reina del Santo Rosario:

«Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios, vínculo de amor que nos une a los Ángeles, torre de salvación contra los asaltos del infierno, puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás. Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía. Para Ti el último beso de la vida que se apaga. Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre, oh Reina del Rosario de Pompeya, oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh Soberana consoladora de los tristes. Que seas bendita por doquier, hoy y siempre, en la tierra y en el Cielo».

San Juan Pablo II
Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae

jueves, 16 de octubre de 2014

Mes del Rosario - El Ave María

Este es el elemento más extenso del Rosario y que a la vez lo convierte en una oración mariana por excelencia. Pero precisamente a la luz del Ave María, bien entendida, es donde se nota con claridad que el carácter mariano no se opone al cristológico, sino que más bien lo subraya y lo exalta. En efecto, la primera parte del Ave María, tomada de las palabras dirigidas a María por el ángel Gabriel y por santa Isabel, es contemplación adorante del misterio que se realiza en la Virgen de Nazaret. Expresan, por así decir, la admiración del Cielo y de la tierra y, en cierto sentido, dejan entrever la complacencia de Dios mismo al ver su obra maestra –la encarnación del Hijo en el seno virginal de María–, análogamente a la mirada de aprobación del Génesis (cf. Gn 1, 31), aquel «pathos con el que Dios, en el alba de la creación, contempló la obra de sus manos».

Repetir en el Rosario el Ave María nos acerca a la complacencia de Dios: es júbilo, asombro, reconocimiento del milagro más grande de la historia. Es el cumplimiento de la profecía de María: «Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada» (Lc 1, 48).

El centro del Ave María, casi como engarce entre la primera y la segunda parte, es el Nombre de Jesús. A veces, en el rezo apresurado, no se percibe este aspecto central y tampoco la relación con el misterio de Cristo que se está contemplando. Pero es precisamente el relieve que se da al nombre de Jesús y a su misterio lo que caracteriza una recitación consciente y fructuosa del Rosario.

Ya Pablo VI recordó en la Exhortación apostólica Marialis cultus la costumbre, practicada en algunas regiones, de realzar el nombre de Cristo añadiéndole una cláusula evocadora del misterio que se está meditando. Es una costumbre loable, especialmente en la plegaria pública. Expresa con intensidad la fe cristológica, aplicada a los diversos momentos de la vida del Redentor. Es profesión de fe y, al mismo tiempo, ayuda a mantener atenta la meditación, permitiendo vivir la función asimiladora, innata en la repetición del Ave María, respecto al misterio de Cristo. Repetir el nombre de Jesús –el único nombre del cual podemos esperar la salvación (cf. Hch 4, 12)– junto con el de su Madre Santísima, y como dejando que Ella misma nos lo sugiera, es un modo de asimilación, que aspira a hacernos entrar cada vez más profundamente en la vida de Cristo.

De la especial relación con Cristo, que hace de María la Madre de Dios, la Theotòkos, deriva, además, la fuerza de la súplica con la que nos dirigimos a Ella en la segunda parte de la oración, confiando a su materna intercesión nuestra vida y la hora de nuestra muerte.

San Juan Pablo II  Carta Apostólica Rosarium virginis Mariae 

sábado, 11 de octubre de 2014

María es la mejor maestra

"...Encaminaos, pues, desde ahora, hacia la casa de la Madre de Cristo y Madre nuestra, para meditar, bajo su mirada amorosa, sobre el tema de la VI Jornada: "Habéis recibido un espíritu de hijos..." (Rm 8, 15).

¿Dónde se puede aprender mejor qué cosa significa ser hijos de Dios sino a los pies de la Madre de Dios? María es la mejor Maestra. A Ella ha sido confiado un papel fundamental en la historia de la salvación: "Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva" (Ga4, 4).

¿Dónde, sino en su corazón maternal, se puede guardar mejor la herencia de los hijos de Dios prometida por el Padre? Llevamos este don en vasijas de barro. Nuestra peregrinación será, pues, para cada uno de nosotros, un gran acto de entrega confiada a María. Iremos a un santuario que, para el pueblo polaco, tiene un significado muy particular, como lugar de evangelización y de conversión, hacia el cual confluyen miles de peregrinos provenientes de todas las partes del país y del mundo. Desde hace más de 600 años, en el monasterio de Jasna Góra en Czestochowa, María es venerada en su icono milagroso de la Virgen Negra. En los momentos más difíciles de su historia, el pueblo polaco ha encontrado allí, en la casa de la Madre, la fuerza de la fe y la esperanza, la propia dignidad y la herencia de los hijos de Dios.

Para todos, jóvenes del Este y del Oeste, del Norte y del Sur, la peregrinación a Czestochowa será un testimonio de fe ante el mundo entero. Será una peregrinación de libertad a través de las fronteras de las naciones que se abren cada vez más a Cristo, Redentor del hombre.

Con este mensaje quiero iniciar el camino de preparación espiritual ya sea a la VI Jornada mundial de la juventud, ya sea a la peregrinación a Czestochowa. Estas reflexiones quieren servir para iniciar este camino que es, sobre todo, de fe, de conversión y de vuelta a lo esencial en nuestra vida.

A vosotros, jóvenes de los países del Este europeo, dirijo una palabra de especial aliento. No faltéis a esta cita que se prevé, desde ahora, como un encuentro memorable entre las jóvenes Iglesias del Este y del Oeste. Vuestra presencia en Czestochowa constituirá un testimonio de fe de enorme significado.

Y vosotros, queridísimos jóvenes de mi amada Polonia, estáis llamados esta vez a dar hospitalidad a vuestros amigos que llegarán de todas las partes del mundo. Para vosotros y para la Iglesia de Polonia, este encuentro, al cual yo también acudiré, constituirá un don espiritual extraordinario en este momento histórico que estáis viviendo, tan lleno de esperanzas para el futuro.

Espiritualmente arrodillado ante la imagen de la Virgen Negra de Czestochowa, confío a su amorosa protección el entero desarrollo de la VI Jornada mundial de la juventud."

San Juan Pablo II
Mensaje para la VI Jornada Mundial de la Juventud.
Czestochowa – Polonia (1991)

lunes, 6 de octubre de 2014

San Juan Pablo II y el rezo del Rosario

"El Rosario es mi oración preferida. Oración maravillosa en su sencillez y en su profundidad. En esta oración repetimos muchas veces las palabras que la Virgen María escuchó de boca del ángel y de su prima Isabel. A estas palabras se asocia toda la Iglesia.

Se puede decir que el Rosario es, en cierto modo, una oración-comentario del último capítulo de la Constitución "Lumen Gentium" del Vaticano II, capítulo que trata de la admirable presencia de la Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Sobre el fondo de las palabras "Dios te salve, María", pasan ante los ojos del que las reza los principales episodios de la vida de Cristo, con sus misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, que nos hacen entrar en comunión con Cristo, podríamos decir, a través del corazón de su Madre.

Nuestro corazón puede encerrar en estas decenas del Rosario todos los hechos que componen la vida de cada individuo, de cada familia, de cada nación, de la Iglesia y de la humanidad: los acontecimientos personales y los del prójimo y, de modo particular, de los que más queremos. Así, la sencilla oración del Rosario late al ritmo de la vida humana". (S.S. Juan Pablo II)

Cita del  del entonces Cardenal Bergoglio:

"Si no recuerdo mal, era 1985. Una noche fui a rezar el Santo Rosario que dirigía el Santo Padre. Estaba delante de todos, de rodillas. El grupo era grande, veía al Santo Padre por la espalda y, poco a poco, me sumergí en la oración. No estaba solo. Oraba entre el pueblo de Dios al que yo pertenecía, y todos los que estaban allí, dirigidos por nuestro Pastor.

En el medio de la oración, me distraje, mirando la figura del Papa: su piedad, su devoción, ¡eran todo un testimonio! Y el tiempo se desvaneció, y empecé a imaginar el joven sacerdote, seminarista, el poeta, el trabajador, el niño de Wadowice... en la misma posición en que estaba en ese momento, orando Ave María tras Ave María. Su testimonio me impactó. Sentí que este hombre, elegido para dirigir la Iglesia, había recorrido un camino de regreso hasta su Madre del Cielo, un proceso iniciado desde su infancia. Y allí me di cuenta de la densidad que tenían las palabras de la Madre de Guadalupe a San Juan Diego: "No temas, ¿no soy acaso tu madre?" Comprendí así la presencia de María en la vida del Papa, que no dejó de testimoniar ni un instante. Desde entonces recito todos los días los quince misterios del Rosario".