De todos es conocida la
devoción mariana que San Juan Pablo II tan intensamente experimentaba. Por ello
no es extraño que varias veces se haya referido de manera específica a la
Virgen de Guadalupe. Usando el registro de homilías e intervenciones papales
llevado por el Vaticano, encontramos que el Papa Viajero se refirió de forma
particular a Nuestra Señora de Guadalupe seis veces.
Las homilías
Cuatro de estas
intervenciones han sido en las Misas que presidió en la basílica de la Virgen
de Guadalupe, estas fueron en los años: 1979, 1981, 1997,1999 y 2002. En 1979 San
Juan Pablo II pidió la intercesión guadalupana para que la Iglesia fuera fiel
al espíritu y planteamientos de la Conferencia de Obispos llevada a cabo en
Medellín (Colombia) 10 años antes.
En 1981, el cardenal
secretario de Estado, Agostino Casaroli, leyó la homilía papal en la Basílica.
Allí se resaltó el aspecto maternal y
evangelizador de Guadalupe, «la imagen mestiza de María que une en sí dos
razas, constituye un hito histórico de creatividad connatural de una nueva
cultura cristiana en un país y, paralelamente, en un continente».
En 1997, con motivo de la
clausura de la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos,
después de exhortar a los pastores allí presentes a no olvidar su responsabilidad
de anunciar el Evangelio, de hacer vida las líneas pastorales marcadas por la
asamblea, desde el Vaticano expresa una sentida oración: «Haz que todos,
gobernantes y súbditos, aprendan a vivir en paz, se eduquen para la paz,
cumplan todo lo que exigen la justicia y el respeto de los derechos de cada
hombre, para que así se consolide la paz. Escúchanos, Virgen «morenita», Madre
de la Esperanza, Madre de Guadalupe»
En 1999, en el marco de la
Misa conclusiva para el Sínodo de las Américas, predica una homilía en la
Basílica donde expone claramente sus motivos: «he venido aquí para poner a los
pies de la Virgen mestiza del Tepeyac, Estrella del Nuevo Mundo, la exhortación
apostólica Ecclesia in America, que
recoge las aportaciones y sugerencias pastorales de dicho Sínodo, confiando a
la Madre y Reina de este Continente el futuro de su evangelización». Da un
mensaje en los cuatro idiomas del continente: inglés, español, portugués y
francés; termina con una oración de encomienda a la Virgen.
La homilía del 2002, es
particularmente emotiva pues surge en el contexto de la canonización de Juan
Diego. Allí Su Santidad describe las virtudes del mensajero de Guadalupe y hace
manifiesta su solidaridad con los pueblos originarios: «deseo expresarles la
cercanía de la Iglesia y del Papa hacia todos ustedes, abrazándolos con amor y
animándolos a superar con esperanza las difíciles situaciones que atraviesan».
Por
Omar Árcega E.
Fuente
“El observador en línea”
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