domingo, 31 de diciembre de 2023

Oración de San Juan Pablo II a la familia

“Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones porque siempre se renuevan.

Haz que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.

Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor.

Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias.

Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructíferamente su misión en la familia y por medio de la familia. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu santo. Amén”

domingo, 3 de diciembre de 2023

¿Por qué viene el Señor? Meditaciones de Adviento

Vivir de la Iglesia
Vuelvo a tocar el tema del Adviento siguiendo el ritmo de la liturgia que nos introduce en la vida de la Iglesia del modo más sencillo y, a la vez, más profundo. El Concilio Vaticano II, que nos ha dado una doctrina rica y universal sobre la Iglesia, atrajo nuestra atención también hacia la liturgia. A través de ésta no sólo conocemos qué es la Iglesia, sino que experimentamos día a día de qué vive. También nosotros vivimos de ella, pues somos la Iglesia: «La liturgia… contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida y manifiesten a los demás el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia. Es característico de la Iglesia ser a la vez humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles, entregada a la acción y dada a la contemplación, presente en el mundo y, sin embargo, peregrina» (Sacrosanctum Concilium 2).
 
La liturgia del Adviento
La Iglesia ahora está viviendo el Adviento, y por ello nuestros encuentros de los miércoles se centran en este período litúrgico. Adviento significa «venida». Para penetrar en la realidad del Adviento, hasta ahora hemos procurado mirar en dirección de quién es el que viene y para quién viene. Hemos hablado, por lo tanto, de un Dios que al crear el mundo se revela a Sí mismo: un Dios Creador. Y el miércoles pasado hablamos del hombre. Hoy seguiremos adelante para hallar respuesta más completa a la pregunta: ¿por qué el «Adviento»?, ¿por qué viene Dios?, ¿por qué quiere venir hasta el hombre?
 
La liturgia del Adviento se funda principalmente en textos de los profetas del Antiguo Testamento. En ella habla casi todos los días el profeta Isaías. En la historia del Pueblo de Dios de la Antigua Alianza, él era un «intérprete» particular de la promesa que este pueblo había recibido de Dios hacía tiempo en la persona del fundador de su estirpe: Abraham. Como todos los demás profetas, y quizá más que todos, Isaías reforzaba en sus contemporáneos la fe en las promesas de Dios confirmadas por la alianza al pie del monte Sinaí. Inculcaba sobre todo la perseverancia en la expectación y la fidelidad: «Pueblo de Sión, el Señor vendrá a salvar a los pueblos y hará oír su voz majestuosa para dar gozo a vuestro corazón» (cf. Is 30, 19.30).
 
Cuando Cristo estaba en el mundo aludió una y otra vez a las palabras de Isaías. Decía claramente: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc 4, 21).
 
Los primeros capítulos del libro del Génesis
La liturgia del Adviento es de carácter histórico. La expectación de la venida del Ungido (Mesías) fue un proceso histórico. De hecho impregnó toda la historia de Israel, que fue elegido precisamente para preparar la venida del Salvador.
 
Pero en cierto modo nuestras consideraciones van más allá de la liturgia diaria del Adviento. Volvamos, pues, a la pregunta fundamental: ¿Por qué viene Dios” ¿Por qué quiere venir al hombre, a la humanidad? Busquemos respuestas adecuadas a estas preguntas; y busquémoslas en los orígenes mismos, es decir, antes de que comenzara la historia del pueblo elegido.
 
Por lo tanto, buscando una respuesta a la pregunta ¿«por qué» el Adviento?, debemos volver a leer otra vez atentamente toda la descripción de la creación del mundo, y en particular de la creación del hombre. Es significativo (y ya he tenido ocasión de aludir a ello) cómo cada uno de los días de la creación termina comprobando: «vio Dios ser bueno»; y después de la creación del hombre: «…vio ser muy bueno». Esta comprobación se enlaza con la bendición de la creación, y sobre todo con la bendición explícita del hombre.
 
En toda esta descripción está ante nosotros un Dios que se complace en la verdad y en el bien, según la expresión de San Pablo (cf. 1 Cor 13, 6). Allí donde está la alegría que brota del bien, allí está el amor. Y sólo donde hay amor existe la alegría que procede del bien. El libro del Génesis, desde los primeros capítulos, nos revela a Dios, que es amor (si bien esta expresión la utilizará San Juan mucho más tarde). Es amor porque goza con el bien. Por consiguiente, la creación es a la vez donación auténtica: donde hay amor, hay don.
 
Dios Salvador
Qué relación tiene todo esto con el Adviento, podemos preguntarnos con razón. Contesto: El Adviento se delineó por vez primera en el horizonte de la historia del hombre cuando Dios se reveló a Sí mismo como Aquel que se complace en el bien, que ama y da. En este don al hombre, Dios no se limitó a «darle» el mundo visible —esto está claro desde el principio—, sino que al dar al hombre el mundo visible, Dios quiere darse también a Sí mismo, tal como el hombre es capaz de darse, tal como «se da a sí mismo» a otro hombre: de persona a persona; es decir, darse a Sí mismo a él, admitiéndolo a la participación en sus misterios o, mejor aún, a la participación en su vida. Esto se lleva a efecto de modo palpable en las relaciones entre familiares: marido, mujer, padres, hijos. He aquí por qué los profetas se refieren muy a menudo a tales relaciones para mostrar la imagen verdadera de Dios.
 
El orden de la gracia es posible sólo «en el mundo de las personas». Y se refiere al don que tiende siempre a la formación y comunión de las personas; de hecho, el libro del Génesis nos presenta tal donación. En él, la forma de esta «comunión de las personas» está delineada ya desde el principio. El hombre está llamado a la familiaridad con Dios, a la intimidad y amistad con Él. Dios quiere estar cercano a él. Quiere hacerle partícipe de sus designios. Quiere hacerle partícipe de su vida. Quiere hacerle feliz con su misma felicidad (con su mismo Ser).
 
Para todo ello es necesaria la Venida de Dios y la expectación del hombre: la disponibilidad del hombre.
 
Sabemos que el primer hombre, que disfrutaba de la inocencia original y de una particular cercanía de su Creador, no mostró tal disponibilidad. La primera alianza de Dios con el hombre quedó interrumpida, pero nunca cesó de parte de Dios la voluntad de salvar al hombre. No se quebrantó el orden de la gracia, y por eso el Adviento dura siempre.
 
La realidad del Adviento está expresada, entre otras, en las palabras siguientes de San Pablo: «Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2, 4).
 
Este «Dios quiere» es justamente el Adviento y se encuentra en la base de todo Adviento.
 
San Juan Pablo II

domingo, 26 de noviembre de 2023

¡Venga tu Reino!

Amadísimos hermanos y hermanas, la liturgia de hoy nos recuerda que la verdad sobre Cristo Rey constituye el cumplimiento de las profecías de la antigua alianza.
 
El profeta Daniel anuncia la venida del Hijo del hombre, a quien dieron "poder real, gloria y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin" (Dn 7, 14). Sabemos bien que todo esto encontró su perfecto cumplimiento en Cristo, en su Pascua de muerte y de resurrección.
 
La solemnidad de Cristo, Rey del universo, nos invita a repetir con fe la invocación del Padre nuestro, que Jesús mismo nos enseñó: "Venga tu reino".
 
¡Venga tu reino, Señor! "Reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz".
 
Hemos escuchado en el evangelio la pregunta que Poncio Pilato hace a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?" (Jn 18, 33). Jesús responde, preguntando a su vez: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?" (Jn 18, 34). Y Pilato replica: "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí: ¿qué has hecho?" (Jn 18, 35).
 
En este momento del diálogo, Cristo afirma: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí" (Jn 18, 36).
 
Ahora todo es claro y transparente. Frente a la acusación de los sacerdotes, Jesús revela que se trata de otro tipo de realeza, una realeza divina y espiritual. Pilato le pide una confirmación: "Conque, ¿tú eres rey?" (Jn 18, 37). Aquí Jesús, excluyendo cualquier interpretación errónea de su dignidad real, indica la verdadera: "Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz" (Jn 18, 37).
 
Él no es rey como lo entendían los representantes del Sanedrín, pues no aspira a ningún poder político en Israel. Por el contrario, su reino va más allá de los confines de Palestina. Todos los que son de la verdad escuchan su voz (cf. Jn 18 37), y lo reconocen como rey. Este es el ámbito universal del reino de Cristo y su dimensión espiritual.
 
La solemnidad de Jesucristo, Rey del universo, nos invita a repetir con fe: "¡Venga tu Reino!"
 
San Juan Pablo II
(Extracto de la homilía en la celebración de 1997)

domingo, 12 de noviembre de 2023

Consagración de Argentina a la Virgen de Luján por San Juan Pablo II

1. ¡Dios te salve, María, llena de gracia, Madre del Redentor!
Ante tu imagen de la Pura y Limpia Concepción, Virgen de Luján, Patrona de Argentina, me postro en este día aquí, en Buenos Aires, con todos los hijos de esta patria querida, cuyas miradas y cuyos corazones convergen hacia Ti; con todos los jóvenes de Latinoamérica que agradecen tus desvelos maternales, prodigados sin cesar en la evangelización del continente en su pasado, presente y futuro; con todos los jóvenes del mundo, congregados espiritualmente aquí, por un compromiso de fe y de amor; para ser testigos de Cristo tu Hijo en el tercer milenio de la historia cristiana, iluminados por tu ejemplo, joven Virgen de Nazaret, que abriste las puertas de la historia al Redentor del hombre, con tu fe en la Palabra, con tu cooperación maternal.
 
2. ¡Dichosa tú porque has creído!
En el día del triunfo de Jesús, que hace su entrada en Jerusalén manso y humilde, aclamado como Rey por los sencillos, te aclamamos también a Ti, que sobresales entre los humildes y pobres del Señor; son éstos los que confían contigo en sus promesas, y esperan de Él la salvación. Te invocamos como Virgen fiel y Madre amorosa, Virgen del Calvario y de la Pascua, modelo de la fe y de la caridad de la Iglesia, unida siempre, como Tú, en la cruz y en la gloria, a su Señor.
 
3. ¡Madre de Cristo y Madre de la Iglesia!
Te acogemos en nuestro corazón, como herencia preciosa que Jesús nos confió desde la cruz. Y en cuanto discípulos de tu Hijo, nos confiamos sin reservas a tu solicitud porque eres la Madre del Redentor y Madre de los redimidos.
Te encomiendo y te consagro, Virgen de Luján, la patria argentina, pacificada y reconciliada, las esperanzas y anhelos de este pueblo, la Iglesia con sus Pastores y sus fieles, las familias para que crezcan en santidad, los jóvenes para que encuentren la plenitud de su vocación, humana y cristiana, en una sociedad que cultive sin desfallecimiento los valores del espíritu.
Te encomiendo a todos los que sufren, a los pobres, a los enfermos, a los marginados; a los que la violencia separó para siempre de nuestra compañía, pero permanecen presentes ante el Señor de la historia y son hijos tuyos, Virgen de Luján, Madre de la Vida.
Haz que Argentina entera sea fiel al Evangelio, y abra de par en par su corazón a Cristo, el Redentor del hombre, la Esperanza de la humanidad.
 
4. ¡Dios te salve, Virgen de la Esperanza!
Te encomiendo a todos los jóvenes del mundo, esperanza de la Iglesia y de sus Pastores; evangelizadores del tercer milenio, testigos de la fe y del amor de Cristo en nuestra sociedad y entre la juventud.
Haz que, con la ayuda de la gracia, sean capaces de responder, como Tú, a las promesas de Cristo, con una entrega generosa y una colaboración fiel.
Haz que, como Tú, sepan interpretar los anhelos de la humanidad; para que sean presencia saladora en nuestro mundo Aquel que, por tu amor de Madre, es para siempre el Emmanuel, el Dios con nosotros, y por la victoria de su cruz y de su resurrección está ya para siempre con nosotros, hasta el final de los tiempos.
Amén.
 
San Juan Pablo II
Buenos Aires, Argentina
Domingo 12 de abril de 1987

domingo, 5 de noviembre de 2023

¡Caminemos con esperanza!

¡Caminemos con esperanza! Un nuevo milenio se abre ante la Iglesia como un océano inmenso en el cual hay que aventurarse, contando con la ayuda de Cristo. El Hijo de Dios, que se encarnó hace dos mil años por amor al hombre, realiza también hoy su obra. Hemos de aguzar la vista para verla y, sobre todo, tener un gran corazón para convertirnos nosotros mismos en sus instrumentos. ¿No ha sido quizás para tomar contacto con este manantial vivo de nuestra esperanza, por lo que hemos celebrado el Año jubilar?
 
El Cristo contemplado y amado ahora nos invita una vez más a ponernos en camino: «Id pues y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19). El mandato misionero nos introduce en el tercer milenio invitándonos a tener el mismo entusiasmo de los cristianos de los primeros tiempos. Para ello podemos contar con la fuerza del mismo Espíritu, que fue enviado en Pentecostés y que nos empuja hoy a partir animados por la esperanza « que no defrauda » (Rm 5,5).
 
¡Caminemos con esperanza! Nuestra andadura, al principio de este nuevo siglo, debe hacerse más rápida al recorrer los senderos del mundo. Los caminos, por los que cada uno de nosotros y cada una de nuestras Iglesias camina, son muchos, pero no hay distancias entre quienes están unidos por la única comunión, la comunión que cada día se nutre de la mesa del Pan Eucarístico y de la Palabra de Vida. Cristo Resucitado nos convoca cada Domingo como en el Cenáculo, donde al atardecer del día «primero de la semana» (Jn 20,19) se presentó a los suyos para «exhalar» sobre de ellos el don vivificante del Espíritu e iniciarlos en la gran aventura de la evangelización.
 
¡Caminemos con esperanza! Nos acompaña en este camino la Santísima Virgen, a la que hace algunos meses, junto con muchos Obispos llegados a Roma desde todas las partes del mundo, he confiado el tercer milenio. Muchas veces en estos años la he presentado e invocado como «Estrella de la nueva evangelización». La indico aún como aurora luminosa y guía segura de nuestro camino. «Mujer, he aquí tus hijos», le repito, evocando la voz misma de Jesús (cf. Jn 19,26), y haciéndome voz, ante Ella, del cariño filial de toda la Iglesia.
 
Que Jesús Resucitado, que también nos acompaña en nuestro camino, dejándose reconocer como a los discípulos de Emaús «al partir el pan» (Lc 24,30), nos encuentre vigilantes y preparados para reconocer su Rostro y correr hacia nuestros hermanos, para llevarles el gran anuncio:«¡Hemos visto al Señor!» (Jn 20,25).
 
San Juan Pablo II
Enero de 2001 

domingo, 29 de octubre de 2023

Oración por la PAZ de San Juan Pablo II

- Pronunciada en ocasión de su último viaje a Siria y Tierra Santa -
 
Dios de infinita misericordia y bondad, con corazón agradecido te invocamos hoy en esta tierra que en otros tiempos recorrió San Pablo y proclamó a las naciones la verdad de que en Cristo Dios reconcilió al mundo consigo.
 
Que tu voz resuene en el corazón de todos los hombres y mujeres, cuando los llames a seguir el camino de reconciliación y paz, y a ser misericordiosos como Tú.
 
Señor, Tú diriges palabras de paz a tu pueblo y a todos los que se convierten a Tí de corazón.
 
Te pedimos por los pueblos de Oriente Próximo. Ayúdales a derribar las barreras de la hostilidad y de la división y a construir juntos un mundo de justicia y solidaridad.
 
Señor, tú creas cielos nuevos y una tierra nueva.
 
Te encomendamos a los jóvenes de estas tierras. En su corazón aspiran a un futuro más luminoso; fortalece su decisión de ser hombres y mujeres de paz y heraldos de una nueva esperanza para sus pueblos.
 
Padre, tú haces germinar la justicia en la tierra.
 
Te pedimos por las autoridades civiles de esta región, para que se esfuercen por satisfacer las justas aspiraciones de sus pueblos y eduquen a los jóvenes en la justicia y en la paz.
 
Impúlsalos a trabajar generosamente por el bien común y a respetar la dignidad inalienable de toda persona y los derechos fundamentales que derivan de la imagen y semejanza del Creador impresa en todo ser humano.
 
Te pedimos de modo especial por las autoridades de esta noble tierra de Siria. Concédeles sabiduría, clarividencia y perseverancia; no permitas que se desanimen en su ardua tarea de construir la paz duradera, que anhelan todos los pueblos.
 
Padre celestial, en este lugar donde se produjo la conversión del apóstol San Pablo, te pedimos por todos los que creen en el evangelio de Jesucristo.
 
Guía sus pasos en la verdad y en el amor. Haz que sean uno, como tú eres uno con el Hijo y el Espíritu Santo. Que testimonien la paz que supera todo conocimiento y la luz que triunfa sobre las tinieblas de la hostilidad, del pecado y de la muerte.
 
Señor del cielo y de la tierra, Creador de la única familia humana, te pedimos por los seguidores de todas las religiones.
 
Que busquen tu voluntad en la oración y en la pureza del corazón, y te adoren y glorifiquen tu santo nombre. Ayúdales a encontrar en Tí la fuerza para superar el miedo y la desconfianza, para que crezca la amistad y vivan juntos en armonía.
 
Padre misericordioso, que todos los creyentes encuentren la valentía de perdonarse unos a otros, a fin de que se curen las heridas del pasado y no sean un pretexto para nuevos sufrimientos en el presente.
 
Concédenos que esto se realice sobre todo en Tierra Santa, esta tierra que bendijiste con tantos signos de tu Providencia y donde te revelaste como Dios de amor.
 
A la Madre de Jesús, la bienaventurada siempre Virgen María, le encomendamos a los hombres y a las mujeres que viven en la tierra donde vivió Jesús. Que, al seguir su ejemplo, escuchen la palabra de Dios y tengan respeto y compasión por lo demás, especialmente por los que son diversos de ellos.
 
Que, con un solo corazón y una sola mente, trabajen para que todo el mundo sea una verdadera casa para todos sus pueblos.
 
¡Paz! ¡Paz! ¡Paz!
 
Amén.
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San Juan Pablo II

domingo, 22 de octubre de 2023

Oración a San Juan Pablo II

¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!
 
Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.
 
Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.
 
Bendice las familias, ¡bendice cada familia!
 
Tú advertiste el asalto de Satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.
 
Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.
 
Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

sábado, 14 de octubre de 2023

San Juan Pablo II y los misterios luminosos del Rosario

Un 16 de octubre de 2002 el Papa San Juan Pablo II publicó la carta apostólica
Rosarium Virginis Mariae, por la que incorporó cinco nuevos misterios, los luminosos, a los tradicionales 15 meditados en el Rosario.

Los misterios luminosos están referidos a la vida pública de Jesús y son: el Bautismo del Señor en el Jordán; la autorrevelación en las bodas de Caná; el anuncio del Reino invitando a la conversión; la Transfiguración y la institución de la Eucaristía.
 
En esta carta apostólica, el Santo Padre explica que el Rosario, “aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología” que tuvo “un puesto importante” durante sus años de juventud en su vida espiritual.
 
De hecho, dos semanas después de ser elevado a la Cátedra de Pedro, San Juan Pablo II confesó de modo público: “El Rosario es mi oración predilecta”.
 
El Papa propuso los misterios luminosos para “resaltar el carácter cristológico del Rosario”. Se trata de misterios referidos “a la vida pública de Cristo desde el Bautismo a la Pasión”, explica el Santo Padre.
 
Así, en estos misterios “contemplamos aspectos importantes de la persona de Cristo como revelador definitivo de Dios”, afirma el Papa, ya que es Él “quien, declarado Hijo predilecto del Padre en el Bautismo en el Jordán, anuncia la llegada del Reino, dando testimonio de Él con sus obras y proclamando sus exigencias”.
 
San Juan Pablo II consideró en esta carta apostólica además que “durante la vida pública, es cuando el misterio de Cristo se manifiesta de manera especial como misterio de luz”.
 
Así, para que el Rosario sea “plenamente compendio del Evangelio”, el Papa considera conveniente que “la meditación se centre también en algunos momentos significativos de la vida pública”, tras haber contemplado la encarnación  y la vida oculta en los misterios de gozo y antes de considerar los de la Pasión (misterios dolorosos) y el triunfo de la Resurrección (en los gloriosos).
 
El Papa advierte que esta incorporación se realiza “sin prejuzgar ningún aspecto esencial de la estructura tradicional de esta oración” y con la intención de “hacerla vivir con renovado interés en la espiritualidad cristiana, como verdadera introducción a la profundidad del Corazón de Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de gloria”.
 
Misterios que revelan la luz del Reino
 
San Juan Pablo II detalla que, cada uno de los misterios de luz “revela el Reino ya presente en la persona misma de Jesús”.
 
Esta presencia se manifiesta de manera particular en cada uno de los misterios luminosos.
 
1) En el Bautismo, Cristo “se hace ‘pecado’ por nosotros”, el Padre lo proclama Hijo Predilecto y el Espíritu Santo “desciende sobre él para investirlo de la misión que le espera”.
 
2) En las bodas de Caná, Cristo, al transformar el agua en vino, “abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente”.
 
3) Con la predicación del Reino y la llamada a la conversión, Jesús inicia “el misterio de la misericordia” que continúa a través del “sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia”.
 
4) Para San Juan Pablo II, la Transfiguración es el “misterio de luz por excelencia” ya que “la gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles”.
 
5) La institución de la Eucaristía es también misterio de luz porque al hacerse alimento bajo las especies del pan y el vino, Cristo da “testimonio de su amor por la humanidad ‘hasta el extremo’ y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio”.
 
María en los misterios de luz
 
El Santo Padre afirma que “excepto en el de Caná, en estos misterios la presencia de María queda en el trasfondo”. Sin embargo, “el cometido que desempeña en Caná acompaña toda la misión de Cristo” con su invitación materna: “Haced lo que Él os diga”.
 
San Juan Pablo II considera que esta es “una exhortación que introduce muy bien las palabras y signos de Cristo durante su vida pública, siendo como el telón de fondo de todos los misterios de luz”.
 
El Papa propuso desde entonces contemplar estos misterios de luz los jueves de cada semana.

(ACIprensa)

domingo, 8 de octubre de 2023

María Reina del Santo Rosario

«Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios, vínculo de amor que nos une a los Ángeles, torre de salvación contra los asaltos del infierno, puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás. Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía. Para Ti el último beso de la vida que se apaga. Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre, oh Reina del Rosario de Pompeya, oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh Soberana consoladora de los tristes. Que seas bendita por doquier, hoy y siempre, en la tierra y en el Cielo». ( San Juan Pablo II: "Rosarium Virginis Mariae", 43)
El Papa Francisco se hizo devoto del Santo Rosario junto a San Juan Pablo II. El testimonio le fue descrito de puño y letra por el entonces Cardenal Bergoglio a la periodista Stefania Falasca, quien escribió al respecto estas líneas en el diario Avvenire de Italia.
 
"Cuando Juan Pablo II murió, el 2 de abril de 2005, toda la Iglesia y el mundo entero le rindió homenaje. Su enseñanza y su persona habían dejado una huella profunda e indeleble para siempre. Una avalancha de comentarios, conmemoraciones, análisis, destacaron el valor histórico y eclesial del largo pontificado de Wojtyla.
 
Fue entonces que Giulio Andreotti, director de la revista "30 Giorni", para la que escribía entonces, tuvo la idea de invitarme a producir una breve memoria del Papa polaco pidiendo testimonio a los cardenales que llegaban a la ciudad para participar en el Cónclave. Así entonces tomé contacto con el cardenal Jorge Mario Bergoglio, quien todavía estaba en Buenos Aires. Presenté la solicitud y cuando estuvo en Roma me dio una página escrita a mano y me dijo que la había compilado en el avión. El testimonio eran sólo unas pocas líneas, pero muy elocuente. El arzobispo argentino no paró de valorar el pontificado que acababa de terminar. Pero el breve texto entrelazaba todo con una historia más íntima, totalmente espiritual y comenzaba recordando una noche romana de años pasados…"
 
Cita del texto del entonces Cardenal Bergoglio:

"Si no recuerdo mal, era 1985. Una noche fui a rezar el Santo Rosario que dirigía el Santo Padre. Estaba delante de todos, de rodillas. El grupo era grande, veía al Santo Padre por la espalda y, poco a poco, me sumergí en la oración. No estaba solo. Oraba entre el pueblo de Dios al que yo pertenecía, y todos los que estaban allí, dirigidos por nuestro Pastor. En el medio de la oración, me distraje, mirando la figura del Papa: su piedad, su devoción, ¡eran todo un testimonio! Y el tiempo se desvaneció, y empecé a imaginar el joven sacerdote, seminarista, el poeta, el trabajador, el niño de Wadowice... en la misma posición en que estaba en ese momento, orando Ave María tras Ave María. Su testimonio me impactó. Sentí que este hombre, elegido para dirigir la Iglesia, había recorrido un camino de regreso hasta su Madre del Cielo, un proceso iniciado desde su infancia. Y allí me di cuenta de la densidad que tenían las palabras de la Madre de Guadalupe a San Juan Diego: "No temas, ¿no soy acaso tu madre?" Comprendí así la presencia de María en la vida del Papa, que no dejó de testimoniar ni un instante. Desde entonces recito todos los días los quince misterios del Rosario".
 
En el punto 17 de la Carta Apostólica "Rosarium Virginis Mariae", San Juan Pablo II, expresa que "La Virgen del Rosario continúa su obra de anunciar a Cristo".  El siguiente es el texto completo de dicho punto:
"...El Rosario es también un itinerario de anuncio y de profundización, en el que el misterio de Cristo es presentado continuamente en los diversos aspectos de la experiencia cristiana. Es una presentación orante y contemplativa, que trata de modelar al cristiano según el corazón de Cristo. Efectivamente, si en el rezo del Rosario se valoran adecuadamente todos sus elementos para una meditación eficaz, se da, especialmente en la celebración comunitaria en las parroquias y los santuarios, una significativa oportunidad catequética que los Pastores deben saber aprovechar. La Virgen del Rosario continúa también de este modo su obra de anunciar a Cristo. La historia del Rosario muestra cómo esta oración ha sido utilizada especialmente por los Dominicos, en un momento difícil para la Iglesia a causa de la difusión de la herejía. Hoy estamos ante nuevos desafíos. ¿Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del rosario con la fe de quienes nos han precedido? El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en el bagaje pastoral de todo buen evangelizador..."

sábado, 23 de septiembre de 2023

Oración al Santo Padre Pío compuesta por San Juan Pablo II

Santo padre Pío, enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les ha prometido revelar los misterios de su Reino.
 
Ayúdanos a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos.
 
Danos una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.
 
Apóyanos en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.
 
Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
 
Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
 
(Oración pronunciada por Juan Pablo II en la Misa de canonización del padre Pío)

domingo, 27 de agosto de 2023

San Juan Pablo II reza por los sacerdotes

Para orar por los sacerdotes o por alguno en particular.
(De la exhortación apostólica Pastores dabo vobis  de san Juan Pablo II)
 
Oh  María, Madre de Jesucristo y Madre de los sacerdotes: acepta este título con el que hoy te honramos para exaltar tu maternidad y contemplar contigo el Sacerdocio de tu Hijo unigénito y de tus hijos, oh Santa Madre de Dios.
 
Madre de Cristo, que al Mesías Sacerdote diste un cuerpo de carne por la unción del Espíritu Santo para salvar a los pobres y contritos de corazón: custodia en tu seno y en la Iglesia a los sacerdotes, oh Madre del Salvador.
 
Madre de la fe, que acompañaste al templo al Hijo del hombre, en cumplimiento de las promesas hechas a nuestros Padres: presenta a Dios Padre, para su gloria, a los sacerdotes de tu Hijo, oh Arca de la Alianza.
 
Madre de la Iglesia, que con los discípulos en el Cenáculo implorabas el Espíritu para el nuevo Pueblo y sus Pastores: alcanza para el orden de los presbíteros la plenitud de los dones, oh Reina de los Apóstoles.
 
Madre de Jesucristo, que estuviste con Él al comienzo de su vida y de su misión, lo buscaste como Maestro entre la muchedumbre, lo acompañaste en la cruz, exhausto por el sacrificio único y eterno, y tuviste a tu lado a Juan, como hijo tuyo: acoge desde el principio a los llamados al sacerdocio, protégelos en su formación y acompaña a tus hijos en su vida y en su ministerio, oh Madre de los sacerdotes. Amén
 
¡Rogad al dueño de los sembrados, que envíe más trabajadores para la cosecha! 

San Juan Pablo II

domingo, 25 de junio de 2023

San Juan Pablo II: «Estoy lleno de una inmensa confianza»

Durante su primer viaje a Polonia, en 1979, el recién elegido papa Juan Pablo II acudió inmediatamente al santuario mariano de Chestochowa:
 
«Hoy, por los inescrutables designios de la Providencia divina, presente aquí en Jasna Góra, en mi patria terrena, Polonia, deseo confirmar ante todo los actos de consagración y de confianza, que en diversos momentos —numerosas veces y de varias formas— han pronunciado el cardenal primado y el Episcopado polaco. De modo muy especial deseo confirmar y renovar el acto de consagración pronunciado en Jasna Góra, el 3 de mayo de 1966, con ocasión del milenio de Polonia; con este acto los obispos polacos, entregándose a ti, Madre de Dios, "a tu materna esclavitud de amor", querían servir a la gran causa de la libertad de la Iglesia (…).
 
"Virgen santa, que defiendes la clara Czestochowa...". Me vienen de nuevo a la mente estas palabras del poeta Mickiewicz, que, al comienzo de su obra Pan Tadeusz, en una invocación a la Virgen ha expresado lo que palpitaba y palpita en el corazón de todos los polacos. (…)
 
Hemos venido aquí tantas veces, a este santo lugar, en vigilante escucha pastoral para oír latir el corazón de la Iglesia y de la patria en el corazón de la Madre. (…) Permitid que confíe todo esto a María. Permitid que se lo confíe de modo nuevo y solemne. Soy hombre de gran confianza. He aprendido a serlo aquí».
 
Homilía en Jasna Gora (Polonia), 4 de junio de 1979

domingo, 16 de abril de 2023

San Juan Pablo II y la Fiesta de la Divina Misericordia

La fiesta que celebramos el Domingo II de Pascua es dedicada a la Divina Misericordia.
 
Jesús habló por primera vez a Santa Faustina de instituir esta fiesta el 22 de febrero de 1931 en Plock el mismo día en que le pidió que pintara su imagen y le dijo: “Yo deseo que haya una Fiesta de la Divina Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer Domingo después de la Pascua de Resurrección; ese Domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia”.
 
Durante los años posteriores, Jesús le repitió a Santa Faustina este deseo en catorce ocasiones, definiendo precisamente la ubicación de esta fiesta en el calendario litúrgico de la Iglesia, el motivo y el objetivo de instituirla, el modo de prepararla y celebrarla, así como las gracias a ella vinculada.
 
El 30 de abril del año 2000, coincidiendo con la canonización de Santa Faustina, “Apóstol de la Divina Misericordia”, San Juan Pablo II instituyó oficialmente la Fiesta de la Divina Misericordia a celebrarse todos los años en esa misma fecha: Domingo siguiente a la Pascua de Resurrección.
 
Luego de su homilía, Juan Pablo II anunció: «En todo el mundo, el segundo Domingo de Pascua recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros».
 
Con la institución de esta Fiesta, San Juan Pablo II concluyó la tarea asignada por Nuestro Señor Jesús a Santa Faustina en Polonia, 69 años atrás, cuando en febrero de 1931 le dijo: “Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia”. Dicha Fiesta constituye uno de los elementos centrales del Mensaje de la Divina Misericordia según le fuera revelado por nuestro Señor a Sor Faustina.
 
«Es el Amor que convierte los corazones y dona la paz» -escribió San Juan Pablo II– destacando que «el mundo tiene mucha necesidad de comprender y acoger la Divina Misericordia».

domingo, 26 de febrero de 2023

Jesús tentado en el desierto (Primer domingo de Cuaresma)

1.«Jesús (...) fue llevado por el Espíritu al desierto, y tentado allí por el diablo durante cuarenta días» (Lc 4, 1-2). Antes de comenzar su actividad pública, Jesús, llevado por el Espíritu Santo, se retira al desierto durante cuarenta días. Allí, como leemos hoy en el Evangelio, el diablo lo pone a prueba, presentándole tres tentaciones comunes en la vida de todo hombre: el atractivo de los bienes materiales, la seducción del poder humano y la presunción de someter a Dios a los propios intereses.
 
La lucha victoriosa de Jesús contra el tentador no termina con los días pasados en el desierto; continúa durante los años de su vida pública y culmina en los acontecimientos dramáticos de la Semana Santa. Precisamente con su muerte en la Cruz, el Redentor triunfa definitivamente sobre el mal, liberando a la humanidad del pecado y reconciliándola con Dios. Parece que San Lucas quiere anunciar, ya desde el comienzo, el cumplimiento de la salvación en el Gólgota. En efecto, concluye la narración de las tentaciones mencionando a Jerusalén, donde precisamente se sellará la victoria pascual de Jesús.
 
La escena de las tentaciones de Cristo en el desierto se renueva cada año al comienzo de la Cuaresma. La liturgia invita a los creyentes a entrar con Jesús en el desierto y a seguirlo en el típico itinerario penitencial de este tiempo cuaresmal, que ha comenzado el miércoles pasado con el austero rito de la ceniza.
 
2.«Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás» (Rm 10, 9).  Las palabras del apóstol Pablo, que acabamos de escuchar, ilustran bien el estilo y las modalidades de nuestra peregrinación cuaresmal. ¿Qué es la penitencia sino un regreso humilde y sincero a las fuentes de la fe, rechazando prontamente la tentación y el pecado, e intensificando la intimidad con el Señor en la oración?
 
En efecto, sólo Cristo puede liberar al hombre de lo que lo hace esclavo del mal y del egoísmo: de la búsqueda ansiosa de los bienes materiales, de la sed de poder y dominio sobre los demás y sobre las cosas, de la ilusión del éxito fácil, y del frenesí del consumismo y el hedonismo que, en definitiva, perjudican al ser humano.
 
Queridos hermanos y hermanas, esto es lo que nos pide claramente el Señor para entrar en el clima auténtico de la Cuaresma. Quiere que en el desierto de estos cuarenta días aprendamos a afrontar al enemigo de nuestras almas, a la luz de su palabra de salvación. Pidamos al Espíritu Santo que vivifique nuestra oración, para que estemos dispuestos a afrontar con valentía la incesante lucha de vencer el mal con el bien.
 
3.«Entonces clamamos al Señor (...), y el Señor escuchó nuestra voz» (Dt 26, 7). La profesión de fe del pueblo de Israel, narrada en la primera lectura, presenta el elemento fundamental alrededor del cual gira toda la tradición del Antiguo Testamento: la liberación de la esclavitud de Egipto y el nacimiento del pueblo elegido.
 
La Pascua de la antigua Alianza constituye la preparación y el anuncio de la Pascua definitiva, en la que se inmolará el Cordero que quita el pecado del mundo.
 
Queridos hermanos y hermanas, al comienzo del itinerario cuaresmal volvemos a las raíces de nuestra fe para prepararnos, con la oración, la penitencia, el ayuno y la caridad, a participar con corazón renovado interiormente en la Pascua de Cristo.
 
Que la Virgen Santísima nos ayude en esta Cuaresma a compartir con dignos frutos de conversión el Camino de Cristo, desde el desierto de las tentaciones hasta Jerusalén, para celebrar con Él la Pascua de nuestra redención.
 
San Juan Pablo II
Homilía en la Santa Misa del
1er. Domingo de Cuaresma.
1 de marzo de1998

miércoles, 22 de febrero de 2023

El Miércoles de Ceniza según San Juan Pablo II

El 
miércoles de ceniza se abre una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para el misterio pascual, o sea, el recuerdo de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
 
Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "matanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.
 
La sugestiva ceremonia de la Ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia.
 
Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.
 
San Juan Pablo II
Miércoles de Ceniza de 1983

domingo, 15 de enero de 2023

Momentos sobresalientes de la vida de Benedicto XVI

El papa emérito Benedicto XVI, el primer papa en 600 años en renunciar, ha muerto. A continuación, algunos momentos sobresalientes de su vida.
 
16 de abril de 1927: Nació con el nombre de Joseph Alois Ratzinger en Marktl am Inn, Alemania, el más pequeño de tres hijos de Joseph y María Ratzinger.
 
1943-1945: Asistente en la defensa antiaérea de Alemania y soldado de infantería; es encarcelado en 1945 en el campamento estadounidense para prisioneros de guerra en Neu-Ulm.
 
29 de junio de 1951: Es ordenado sacerdote junto con su hermano Georg Ratzinger en Frisinga.
 
1969-1977: Profesor en la Universidad de Ratisbona.
 
25 de marzo de 1977: Nombrado arzobispo de Münich y Frisinga.
 
27 de junio de 1977: El papa Pablo VI lo ordena cardenal.
 
25 de noviembre de 1981: Nombrado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe por el papa Juan Pablo II; toma el puesto en marzo de 1982.
 
2 de abril de 2005: Muere el papa Juan Pablo II.
 
8 de abril de 2005: Como decano del Colegio Cardenalicio, Ratzinger preside el funeral de Juan Pablo II.
 
19 de abril de 2005: Es elegido como el 265º papa en uno de los cónclaves más rápidos en la historia. Escoge el nombre de Benedicto XVI por ser meramente un “sencillo y humilde trabajador en la viña del Señor”.
 
24 de abril de 2005: Es instalado como pontífice con una misa.
 
18 al 21 de agosto de 2005: Primer viaje al extranjero para el Día Internacional de la Juventud en Colonia, Alemania.
 
24 de septiembre de 2005: Se reúne con el teólogo disidente Hans Kung en la residencia de verano del papa.
 
25 de diciembre de 2005: Firma la primera encíclica “Dios es amor”, publicada el 25 de enero de 2006.
 
28 de mayo de 2006: Durante un viaje a Polonia, visita el campo de concentración Auschwitz.
 
12 de septiembre de 2006: Durante una visita a Alemania, da un discurso en la Universidad de Ratisbona que enfurece a musulmanes; citando a un emperador bizantino que calificó algunas de las enseñanzas del profeta Mahoma de “malvadas e inhumanas”, en especial “su mandato de propagar la fe por medio de la espada”.
 
16 de abril de 2007: Completa el primer tomo de “Jesús de Nazaret” en su cumpleaños número 80.
 
27 de mayo de 2007: Firma carta para católicos de China en la que los exhorta a unirse bajo su autoridad, publicada el 30 de junio.
 
7 de julio de 2007: Elimina restricciones para celebrar la antigua misa en latín en un gesto importante a los católicos tradicionales.
 
20 de abril de 2008: Durante una visita a Estados Unidos, ora para las víctimas de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en la zona cero.
 
19 de julio de 2008: Durante una visita a Australia para el Día Internacional de la Juventud, se reúne con víctimas de abuso sexual por el clero y durante una misa pide disculpas por su sufrimiento.
 
21 de enero de 2009: Elimina la excomunión del obispo negacionista del Holocausto Richard Williamson y de otros tres obispos ultratradicionalistas de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. El decreto fue difundido el 24 de enero.
 
10 de marzo de 2009: Reconoce los errores del Vaticano en el caso Williamson y dice que el Vaticano debe hacer mejor uso del internet para evitar futuras controversias. La carta fue publicada el 12 de marzo.
 
17 de marzo de 2009: Camino a Camerún, le dice a la prensa a bordo del avión papal que los condones no son la solución al sida y que pueden empeorar el problema, lo que provocó extensas críticas.
 
11 de mayo de 2009: Durante una visita a Tierra Santa, coloca una corona en el monumento de Yad Vashen en Jerusalén, dice que las víctimas del Holocausto “perdieron sus vidas, pero nunca perderán sus nombres”.
 
29 de junio de 2009: Firma la tercera encíclica “Caridad en la verdad”, publicada el 7 de julio de 2009.
 
17 de julio de 2009: Se fractura la muñeca derecha una noche de otoño en la casa de verano del papa.
 
20 de octubre de 2009: El Vaticano anuncia que el papa facilita a los anglicanos la conversión masiva al catolicismo.
 
19 de marzo de 2010: Reprende a obispos irlandeses por “graves errores de juicio” en el manejo del abuso sexual por parte del clero, pero no menciona la responsabilidad del Vaticano en una carta a los feligreses irlandeses que fue publicada el 20 de marzo.
 
1 de mayo de 2010: Ordena una gran reforma de los Legionarios de Cristo después de que una investigación del Vaticano determinara que el fundador era un fraude.
 
16 al 19 de septiembre de 2010: Durante la primera visita oficial de un papa a Gran Bretaña, se reúne con la reina Isabel II, el arzobispo de Canterbury Rown Williams y beatifica al converso anglicano John Harry Newman.
 
2 de marzo de 2011: Emite una extensa exoneración a los judíos por la muerte de Cristo en el libro “Jesús de Nazaret, Parte II”, publicado el 10 de marzo .
 
1 de mayo de 2011: Beatifica a Juan Pablo II ante 1,5 millones de personas.
 
28 de junio de 2011: Tuitea por primera vez, y anuncia el lanzamiento del portal de noticias del Vaticano.
 
6 de octubre de 2012: El antiguo mayordomo del papa es declarado culpable de cargos por robar cartas privadas del pontífice y filtrarlas a la prensa.
 
11 de febrero de 2013: Revela en latín que dejará el papado el 28 de febrero durante una reunión de cardenales del Vaticano, lo que sorprende incluso a sus colaboradores más cercanos.
 
28 de febrero de 2013: Sale de Ciudad del Vaticano en un helicóptero rumbo a Castel Gandolfo, en donde comienza su viaje final como un “simple peregrino”.
 
23 de marzo de 2013: Recibe al papa Francisco para almorzar en Castel Gandolfo; los dos hombres oran lado a lado y Francisco declara: “Somos hermanos”.
 
28 de abril de 2014: Se une a Francisco en el altar para canonizar a san Juan Pablo II y san Juan XXIII, la primera vez que un papa en funciones y un papa retirado celebran misa juntos.
 
11 de abril de 2019: En un ensayo, culpa el escándalo de abuso sexual por parte del clero a la revolución sexual de la década de 1960 y a una ausencia de Dios.
 
Enero de 2020: Contribuye a un libro que ratifica el celibato para los sacerdotes en un momento en que Francisco consideraba una excepción, lo que provocó llamados para elaborar normas que rijan a futuros “papas eméritos”.
 
18 de junio de 2020: Viaja a Alemania para visitar a su hermano enfermo, el reverendo Georg Ratzinger, quien muere dos semanas después, el 1 de julio.
 
16 de julio de 2021: El papa Francisco revierte la relajación de restricciones para la celebración de la misa en latín.
 
21 de enero de 2022: Es censurado por su manejo de cuatro casos de abuso sexual mientras era obispo en Münich en las décadas de 1970 y 1980 en un informe independiente encargado por la Iglesia alemana.
 
8 de febrero de 2022: Pide perdón por cualquier “falta grave” en el manejo del caso de los sacerdotes de Münich, pero niega haber cometido alguna infracción a nivel personal o de forma específica.
 
28 de diciembre de 2022: El papa Francisco anuncia que Benedicto XVI está “muy grave”, pide oración especial y lo visita en su casa.
 
31 de diciembre de 2022: Benedicto XVI muere a las 9:34 de la mañana en su casa en los jardines del Vaticano a los 95 años.