San Juan Pablo II en Luján (Argentina)
¡Dios te salve, María, llena
de gracia, Madre del Redentor!
Ante tu imagen de la Pura y
Limpia Concepción, Virgen de Luján, Patrona de Argentina, me postro en este día
aquí, en Buenos Aires, con todos los hijos de esta patria querida, cuyas
miradas y cuyos corazones convergen hacia Ti; con todos los jóvenes de
Latinoamérica que agradecen tus desvelos maternales, prodigados sin cesar en la
evangelización del continente en su pasado, presente y futuro; con todos los
jóvenes del mundo, congregados espiritualmente aquí, por un compromiso de fe y
de amor; para ser testigos de Cristo tu Hijo en el tercer milenio de la
historia cristiana, iluminados por tu ejemplo, joven Virgen de Nazaret, que
abriste las puertas de la historia al Redentor del hombre, con tu fe en la
Palabra, con tu cooperación maternal.
Dichosa Tú porque has
creído!
En el día del triunfo de
Jesús, que hace su entrada en Jerusalén manso y humilde, aclamado como Rey por
los sencillos, te aclamamos también a Ti, que sobresales entre los humildes y
pobres del Señor; son éstos los que confían contigo en sus promesas, y esperan
de En la salvación. Te invocamos como Virgen fiel y Madre amorosa, Virgen del
Calvario y de la Pascua, modelo de la fe y de la caridad de la Iglesia, unida
siempre, como Tú, en la Cruz y en la Gloria, a su Señor.
Madre de Cristo y Madre de
la Iglesia!
Te acogemos en nuestro
corazón, como herencia preciosa que Jesús nos confió desde la Cruz. Y en cuanto
discípulos de tu Hijo, nos confiamos sin reservas a tu solicitud porque eres la
Madre del Redentor y Madre de los redimidos. Te encomiendo y te consagro,
Virgen de Luján, la Patria Argentina, las esperanzas y anhelos de este pueblo,
la Iglesia con sus Pastores y sus fieles, las familias para que crezcan en
santidad,
los jóvenes para que
encuentren la plenitud de su vocación, humana y cristiana, en una sociedad que
cultive sin desfallecimiento los valores del espíritu. Te encomiendo a todos
los que sufren, a los pobres, a los enfermos, a los marginados; a los que la
violencia separó para siempre de nuestra compañía, pero permanecen presentes
ante el Señor de la historia y son hijos tuyos, Virgen de Luján, Madre de la
Vida. Haz que Argentina entera sea fiel al Evangelio, y abra de par en par su
corazón a Cristo, el Redentor del hombre, la Esperanza de la humanidad.
Dios te salve, Virgen de la
Esperanza!
Te encomiendo a todos los
jóvenes del mundo, esperanza de la Iglesia y de sus Pastores; evangelizadores
del tercer milenio, testigos de la fe y del amor de Cristo en nuestra sociedad
y entre la juventud. Haz que, con la ayuda de la gracia, sean capaces de
responder, como Tú, a las promesas de Cristo, con una entrega generosa y una
colaboración fiel. Haz que, como Tú, sepan interpretar los anhelos de la humanidad;
para que sean presencia salvadora en nuestro mundo Aquel que, por tu amor de
Madre, es para siempre el Emmanuel, el Dios con nosotros, y por la victoria de
su Cruz y de su Resurrección está ya para siempre Contigo.
San Juan Pablo II
Domingo 12 de
abril de 1987
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