Corpus Christi: un misterio de pan y de vino
El
jueves 22 de junio de 2000 en la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo,
San Juan Pablo II celebró Ia Santa Misa
ante miles de personas en la basílica de San Juan de Letrán. En su homilía
expresó:
"La institución de la
Eucaristía, el sacrificio de Melquisedec y la multiplicación de los panes es el
sugestivo tríptico que nos presenta la liturgia de la Palabra en esta
solemnidad del Corpus Christi.
El libro del Génesis nos
habla de Melquisedec, "rey de Salem" y "sacerdote del Dios
altísimo", que bendijo a Abraham y "ofreció pan y vino" (Gn 14,
18). A este pasaje se refiere el Salmo 109, que atribuye al Rey Mesías un
carácter sacerdotal singular, por consagración directa de Dios: "Tú eres
sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec". La víspera de su muerte
en la cruz, Cristo instituyó la Eucaristía. También él ofreció pan y vino, que
"en sus santas y venerables manos" (Canon romano) se convirtieron en
su Cuerpo y su Sangre, ofrecidos en sacrificio. Así cumplía la profecía de la
antigua Alianza, vinculada a la ofrenda del sacrificio de Melquisedec.
Precisamente por ello, -recuerda la carta a los Hebreos- "él (...) se
convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, proclamado
por Dios sumo sacerdote a semejanza de Melquisedec" (Hb 5, 7-10).
"El relato evangélico
de la multiplicación de los panes nos ayuda a comprender mejor el don y el
misterio de la Eucaristía. Jesús tomó cinco panes y dos peces, levantó los ojos
al cielo, los bendijo, los partió, y los dio a los Apóstoles para que los
fueran distribuyendo a la gente (cf. Lc 9, 16). Todos comieron hasta saciarse e
incluso se llenaron doce canastos con los trozos que habían sobrado. Se trata
de un prodigio sorprendente, que constituye el comienzo de un largo proceso
histórico: la multiplicación incesante en la Iglesia del Pan de vida nueva para
los hombres de todas las razas y culturas. Este ministerio sacramental se
confía a los Apóstoles y a sus sucesores. Y ellos, fieles a la consigna del
divino Maestro, no dejan de partir y distribuir el Pan eucarístico de
generación en generación..."
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