domingo, 27 de octubre de 2024

Oración a María Madre de la Esperanza

María, Madre de la esperanza... ¡Camina con nosotros!
 
Enséñanos a proclamar al Dios vivo; ayúdanos a dar testimonio de Jesús, el único Salvador; haznos serviciales con el prójimo, acogedores de los pobres, artífices de justicia, constructores apasionados de un mundo más justo; intercede por nosotros que actuamos en la historia, convencidos de que el designio del Padre se cumplirá.
 
Aurora de un mundo nuevo... ¡Muéstrate Madre de la esperanza y vela por nosotros!
 
Vela por la Iglesia en el mundo: que sea trasparencia del Evangelio; que sea auténtico lugar de comunión; que viva su misión de anunciar, celebrar y servir el Evangelio de la esperanza para la paz y la alegría de todos.
 
Reina de la Paz... ¡Protege la humanidad del tercer milenio!
 
Vela por todos los cristianos: que prosigan confiados por la vía de la unidad, como fermento para la concordia del todo el mundo.
 
Vela por los jóvenes, esperanza del mañana: que respondan generosamente a la llamada de Jesús.
 
Vela por los responsables de las naciones: que se empeñen en construir una casa común, en la que se respeten la dignidad y los derechos de todos.
 
María, ¡Danos a Jesús! ¡Haz que lo sigamos y amemos! Él es la esperanza de la Iglesia, y de la humanidad. Él vive con nosotros, entre nosotros, en su Iglesia.
 
Contigo decimos «Ven, Señor Jesús» (Ap 22,20): Que la esperanza de la gloria infundida por Él en nuestros corazones dé frutos de justicia y de paz.
 
San Juan Pablo II
Ecclesia in Europa, 125

sábado, 19 de octubre de 2024

El Santo Rosario

En el punto 17 de la Carta Apostólica "Rosarium Virginis Mariae", San Juan Pablo II, expresa que "La Virgen del Rosario continúa su obra de anunciar a Cristo".  El siguiente es el texto completo de dicho punto:

"...El Rosario es también un itinerario de anuncio y de profundización, en el que el misterio de Cristo es presentado continuamente en los diversos aspectos de la experiencia cristiana. Es una presentación orante y contemplativa, que trata de modelar al cristiano según el corazón de Cristo. Efectivamente, si en el rezo del Rosario se valoran adecuadamente todos sus elementos para una meditación eficaz, se da, especialmente en la celebración comunitaria en las parroquias y los santuarios, una significativa oportunidad catequética que los Pastores deben saber aprovechar. La Virgen del Rosario continúa también de este modo su obra de anunciar a Cristo. La historia del Rosario muestra cómo esta oración ha sido utilizada especialmente por los Dominicos, en un momento difícil para la Iglesia a causa de la difusión de la herejía. Hoy estamos ante nuevos desafíos. ¿Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del rosario con la fe de quienes nos han precedido? El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en el bagaje pastoral de todo buen evangelizador..."

domingo, 13 de octubre de 2024

Oración de San Juan Pablo II a Nuestra Señora del Pilar

 
¡Dios te salve María, Madre de Cristo y de la Iglesia! ¡Dios te salve, vida, dulzura y esperanza nuestra!
 
A tus cuidados confío esta tarde las necesidades de todas las familias, las alegrías de los niños, la ilusión de los jóvenes, los desvelos de los adultos, el dolor de los enfermos y el sereno atardecer de los ancianos.
 
Te encomiendo la fidelidad y abnegación de los ministros de tu Hijo, la esperanza de quienes se preparan para ese ministerio, la gozosa entrega de las vírgenes del claustro, la oración y solicitud de los religiosos y religiosas, la vida y empeño de cuantos trabajan por el Reino de Cristo.
 
En tus manos pongo la fatiga y el sudor de quienes trabajan con las suyas; la noble dedicación de los que transmiten su saber y el esfuerzo de los que aprenden; la hermosa vocación de quienes con su ciencia y servicio alivian el dolor ajeno; la tarea de quienes con su inteligencia buscan la verdad.
 
En tu Corazón dejo los anhelos de quienes, mediante los quehaceres económicos, procuran honradamente la prosperidad de sus hermanos; de quienes, al servicio de la verdad, informan y forman rectamente la opinión pública; de cuantos, en la política, en la milicia, en las labores sindicales o en el servicio del orden ciudadano, prestan su colaboración honesta en favor de una justa, pacífica y segura convivencia.
 
Virgen Santa del Pilar: Aumenta nuestra fe, consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad.  Socorre a los que padecen desgracias, a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo. Fortalece a los débiles en la fe. Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios. Y asiste maternalmente, oh María, a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad. Así sea.
 
San Juan Pablo II - 1982

sábado, 5 de octubre de 2024

San Juan Pablo II, María y el mes del Rosario

El centro de nuestra fe es Cristo, el Redentor de la humanidad, recordó el papa Juan Pablo II, el 16 de octubre de 2002. María no lo opaca; Ella no oculta su obra salvífica. Llevada al cielo en cuerpo y alma, es la Virgen la primera en probar los frutos de la Pasión y Resurrección de su Hijo, es quien de la forma más segura nos conduce a Cristo, el fin último de nuestras acciones y de toda nuestra existencia...
 
Para contemplar el rostro de Cristo con María, ¿hay algún instrumento mejor que rezar el Rosario? Sin embargo, debemos redescubrir la profundidad mística contenida en la simplicidad de esta oración, tan preciada por la tradición popular.
 
En su estructura, esta oración mariana es, de hecho, sobre todo una meditación de los misterios de la vida y obra de Cristo. Al repetir la invocación del Ave María, podemos profundizar en los acontecimientos esenciales de la misión del Hijo de Dios en la tierra, los cuales nos han sido transmitidos por el Evangelio y la Tradición.