domingo, 3 de diciembre de 2023
¿Por qué viene el Señor? Meditaciones de Adviento
Vivir
de la Iglesia
domingo, 26 de noviembre de 2023
¡Venga tu Reino!
Amadísimos hermanos y
hermanas, la liturgia de hoy nos recuerda que la verdad sobre Cristo Rey
constituye el cumplimiento de las profecías de la antigua alianza.
El profeta Daniel anuncia la
venida del Hijo del hombre, a quien dieron "poder real, gloria y dominio;
todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no
pasa, su reino no tendrá fin" (Dn 7, 14). Sabemos bien que todo esto
encontró su perfecto cumplimiento en Cristo, en su Pascua de muerte y de
resurrección.
La solemnidad de Cristo, Rey
del universo, nos invita a repetir con fe la invocación del Padre nuestro, que
Jesús mismo nos enseñó: "Venga tu reino".
¡Venga tu reino, Señor!
"Reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de
justicia, de amor y de paz".
Hemos escuchado en el
evangelio la pregunta que Poncio Pilato hace a Jesús: "¿Eres tú el rey de
los judíos?" (Jn 18, 33). Jesús responde, preguntando a su vez:
"¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?" (Jn 18,
34). Y Pilato replica: "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos
sacerdotes te han entregado a mí: ¿qué has hecho?" (Jn 18, 35).
En este momento del diálogo,
Cristo afirma: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este
mundo mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero
mi reino no es de aquí" (Jn 18, 36).
Ahora todo es claro y
transparente. Frente a la acusación de los sacerdotes, Jesús revela que se
trata de otro tipo de realeza, una realeza divina y espiritual. Pilato le pide
una confirmación: "Conque, ¿tú eres rey?" (Jn 18, 37). Aquí Jesús,
excluyendo cualquier interpretación errónea de su dignidad real, indica la
verdadera: "Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al
mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi
voz" (Jn 18, 37).
Él no es rey como lo
entendían los representantes del Sanedrín, pues no aspira a ningún poder
político en Israel. Por el contrario, su reino va más allá de los confines de
Palestina. Todos los que son de la verdad escuchan su voz (cf. Jn 18 37), y lo
reconocen como rey. Este es el ámbito universal del reino de Cristo y su
dimensión espiritual.
La solemnidad de Jesucristo,
Rey del universo, nos invita a repetir con fe: "¡Venga tu Reino!"
San
Juan Pablo II
(Extracto de
la homilía en la celebración de 1997)
domingo, 12 de noviembre de 2023
Consagración de Argentina a la Virgen de Luján por San Juan Pablo II
1. ¡Dios te salve, María, llena de gracia, Madre del
Redentor!
Ante tu imagen de la Pura y Limpia Concepción,
Virgen de Luján, Patrona de Argentina, me postro en este día aquí, en Buenos
Aires, con todos los hijos de esta patria querida, cuyas miradas y cuyos
corazones convergen hacia Ti; con todos los jóvenes de Latinoamérica que
agradecen tus desvelos maternales, prodigados sin cesar en la evangelización
del continente en su pasado, presente y futuro; con todos los jóvenes del
mundo, congregados espiritualmente aquí, por un compromiso de fe y de amor;
para ser testigos de Cristo tu Hijo en el tercer milenio de la historia
cristiana, iluminados por tu ejemplo, joven Virgen de Nazaret, que abriste las
puertas de la historia al Redentor del hombre, con tu fe en la Palabra, con tu
cooperación maternal.
2. ¡Dichosa tú porque has creído!
En el día del triunfo de Jesús, que hace su entrada
en Jerusalén manso y humilde, aclamado como Rey por los sencillos, te aclamamos
también a Ti, que sobresales entre los humildes y pobres del Señor; son éstos
los que confían contigo en sus promesas, y esperan de Él la salvación. Te
invocamos como Virgen fiel y Madre amorosa, Virgen del Calvario y de la Pascua,
modelo de la fe y de la caridad de la Iglesia, unida siempre, como Tú, en la
cruz y en la gloria, a su Señor.
3. ¡Madre de Cristo y Madre de la Iglesia!
Te acogemos en nuestro corazón, como herencia
preciosa que Jesús nos confió desde la cruz. Y en cuanto discípulos de tu Hijo,
nos confiamos sin reservas a tu solicitud porque eres la Madre del Redentor y
Madre de los redimidos.
Te encomiendo y te consagro, Virgen de Luján, la
patria argentina, pacificada y reconciliada, las esperanzas y anhelos de este
pueblo, la Iglesia con sus Pastores y sus fieles, las familias para que crezcan
en santidad, los jóvenes para que encuentren la plenitud de su vocación, humana
y cristiana, en una sociedad que cultive sin desfallecimiento los valores del
espíritu.
Te encomiendo a todos los que sufren, a los pobres,
a los enfermos, a los marginados; a los que la violencia separó para siempre de
nuestra compañía, pero permanecen presentes ante el Señor de la historia y son
hijos tuyos, Virgen de Luján, Madre de la Vida.
Haz que Argentina entera sea fiel al Evangelio, y
abra de par en par su corazón a Cristo, el Redentor del hombre, la Esperanza de
la humanidad.
4. ¡Dios te salve, Virgen de la Esperanza!
Te encomiendo a todos los jóvenes del mundo,
esperanza de la Iglesia y de sus Pastores; evangelizadores del tercer milenio,
testigos de la fe y del amor de Cristo en nuestra sociedad y entre la juventud.
Haz que, con la ayuda de la gracia, sean capaces de
responder, como Tú, a las promesas de Cristo, con una entrega generosa y una
colaboración fiel.
Haz que, como Tú, sepan interpretar los anhelos de
la humanidad; para que sean presencia saladora en nuestro mundo Aquel que, por
tu amor de Madre, es para siempre el Emmanuel, el Dios con nosotros, y por la
victoria de su cruz y de su resurrección está ya para siempre con nosotros,
hasta el final de los tiempos.
Amén.
San Juan Pablo II
Buenos Aires, Argentina
Domingo 12 de abril de 1987
domingo, 5 de noviembre de 2023
¡Caminemos con esperanza!
¡Caminemos con esperanza! Un nuevo milenio se abre
ante la Iglesia como un océano inmenso en el cual hay que aventurarse, contando
con la ayuda de Cristo. El Hijo de Dios, que se encarnó hace dos mil años por
amor al hombre, realiza también hoy su obra. Hemos de aguzar la vista para
verla y, sobre todo, tener un gran corazón para convertirnos nosotros mismos en
sus instrumentos. ¿No ha sido quizás para tomar contacto con este manantial
vivo de nuestra esperanza, por lo que hemos celebrado el Año jubilar?
El Cristo contemplado y amado ahora nos invita una
vez más a ponernos en camino: «Id pues y haced discípulos a todas las gentes,
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt
28,19). El mandato misionero nos introduce en el tercer milenio invitándonos a
tener el mismo entusiasmo de los cristianos de los primeros tiempos. Para ello
podemos contar con la fuerza del mismo Espíritu, que fue enviado en Pentecostés
y que nos empuja hoy a partir animados por la esperanza « que no defrauda » (Rm
5,5).
¡Caminemos con esperanza! Nuestra andadura, al
principio de este nuevo siglo, debe hacerse más rápida al recorrer los senderos
del mundo. Los caminos, por los que cada uno de nosotros y cada una de nuestras
Iglesias camina, son muchos, pero no hay distancias entre quienes están unidos
por la única comunión, la comunión que cada día se nutre de la mesa del Pan
Eucarístico y de la Palabra de Vida. Cristo Resucitado nos convoca cada Domingo
como en el Cenáculo, donde al atardecer del día «primero de la semana» (Jn
20,19) se presentó a los suyos para «exhalar» sobre de ellos el don vivificante
del Espíritu e iniciarlos en la gran aventura de la evangelización.
¡Caminemos con esperanza! Nos acompaña en este
camino la Santísima Virgen, a la que hace algunos meses, junto con muchos
Obispos llegados a Roma desde todas las partes del mundo, he confiado el tercer
milenio. Muchas veces en estos años la he presentado e invocado como «Estrella
de la nueva evangelización». La indico aún como aurora luminosa y guía segura
de nuestro camino. «Mujer, he aquí tus hijos», le repito, evocando la voz misma
de Jesús (cf. Jn 19,26), y haciéndome voz, ante Ella, del cariño filial de toda
la Iglesia.
Que Jesús Resucitado, que también nos acompaña en
nuestro camino, dejándose reconocer como a los discípulos de Emaús «al partir
el pan» (Lc 24,30), nos encuentre vigilantes y preparados para reconocer su
Rostro y correr hacia nuestros hermanos, para llevarles el gran anuncio:«¡Hemos
visto al Señor!» (Jn 20,25).
San Juan Pablo II
Enero de 2001
domingo, 29 de octubre de 2023
Oración por la PAZ de San Juan Pablo II
- Pronunciada en ocasión de su último viaje a Siria
y Tierra Santa -
Dios de infinita misericordia y bondad, con corazón
agradecido te invocamos hoy en esta tierra que en otros tiempos recorrió San
Pablo y proclamó a las naciones la verdad de que en Cristo Dios reconcilió al
mundo consigo.
Que tu voz resuene en el corazón de todos los
hombres y mujeres, cuando los llames a seguir el camino de reconciliación y
paz, y a ser misericordiosos como Tú.
Señor, Tú diriges palabras de paz a tu pueblo y a
todos los que se convierten a Tí de corazón.
Te pedimos por los pueblos de Oriente Próximo.
Ayúdales a derribar las barreras de la hostilidad y de la división y a
construir juntos un mundo de justicia y solidaridad.
Señor, tú creas cielos nuevos y una tierra nueva.
Te encomendamos a los jóvenes de estas tierras. En
su corazón aspiran a un futuro más luminoso; fortalece su decisión de ser
hombres y mujeres de paz y heraldos de una nueva esperanza para sus pueblos.
Padre, tú haces germinar la justicia en la tierra.
Te pedimos por las autoridades civiles de esta
región, para que se esfuercen por satisfacer las justas aspiraciones de sus
pueblos y eduquen a los jóvenes en la justicia y en la paz.
Impúlsalos a trabajar generosamente por el bien
común y a respetar la dignidad inalienable de toda persona y los derechos
fundamentales que derivan de la imagen y semejanza del Creador impresa en todo
ser humano.
Te pedimos de modo especial por las autoridades de
esta noble tierra de Siria. Concédeles sabiduría, clarividencia y
perseverancia; no permitas que se desanimen en su ardua tarea de construir la
paz duradera, que anhelan todos los pueblos.
Padre celestial, en este lugar donde se produjo la
conversión del apóstol San Pablo, te pedimos por todos los que creen en el
evangelio de Jesucristo.
Guía sus pasos en la verdad y en el amor. Haz que
sean uno, como tú eres uno con el Hijo y el Espíritu Santo. Que testimonien la
paz que supera todo conocimiento y la luz que triunfa sobre las tinieblas de la
hostilidad, del pecado y de la muerte.
Señor del cielo y de la tierra, Creador de la única
familia humana, te pedimos por los seguidores de todas las religiones.
Que busquen tu voluntad en la oración y en la pureza
del corazón, y te adoren y glorifiquen tu santo nombre. Ayúdales a encontrar en
Tí la fuerza para superar el miedo y la desconfianza, para que crezca la
amistad y vivan juntos en armonía.
Padre misericordioso, que todos los creyentes
encuentren la valentía de perdonarse unos a otros, a fin de que se curen las
heridas del pasado y no sean un pretexto para nuevos sufrimientos en el
presente.
Concédenos que esto se realice sobre todo en Tierra
Santa, esta tierra que bendijiste con tantos signos de tu Providencia y donde
te revelaste como Dios de amor.
A la Madre de Jesús, la bienaventurada siempre
Virgen María, le encomendamos a los hombres y a las mujeres que viven en la
tierra donde vivió Jesús. Que, al seguir su ejemplo, escuchen la palabra de
Dios y tengan respeto y compasión por lo demás, especialmente por los que son
diversos de ellos.
Que, con un solo corazón y una sola mente, trabajen
para que todo el mundo sea una verdadera casa para todos sus pueblos.
¡Paz! ¡Paz! ¡Paz!
Amén.
.
San Juan Pablo II
domingo, 22 de octubre de 2023
Oración a San Juan Pablo II
¡Oh San
Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!
Bendice
a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con
coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a
Jesús.
Bendice
a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a
mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida
en la tierra.
Bendice
las familias, ¡bendice cada familia!
Tú
advertiste el asalto de Satanás contra esta preciosa e indispensable chispita
de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración
protege las familias y cada vida que brota en la familia.
Ruega
por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú
te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por
nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.
Oh San
Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz
descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.
sábado, 14 de octubre de 2023
San Juan Pablo II y los misterios luminosos del Rosario
Un 16 de octubre de 2002 el Papa San Juan Pablo II publicó la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, por la que incorporó cinco nuevos misterios, los luminosos, a los tradicionales 15 meditados en el Rosario.
Los
misterios luminosos están referidos a la vida pública de Jesús y son: el
Bautismo del Señor en el Jordán; la autorrevelación en las bodas de Caná; el
anuncio del Reino invitando a la conversión; la Transfiguración y la
institución de la Eucaristía.
En esta
carta apostólica, el Santo Padre explica que el Rosario, “aunque se distingue
por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología” que tuvo
“un puesto importante” durante sus años de juventud en su vida espiritual.
De
hecho, dos semanas después de ser elevado a la Cátedra de Pedro, San Juan Pablo
II confesó de modo público: “El Rosario es mi oración predilecta”.
El Papa
propuso los misterios luminosos para “resaltar el carácter cristológico del
Rosario”. Se trata de misterios referidos “a la vida pública de Cristo desde el
Bautismo a la Pasión”, explica el Santo Padre.
Así, en
estos misterios “contemplamos aspectos importantes de la persona de Cristo como
revelador definitivo de Dios”, afirma el Papa, ya que es Él “quien, declarado
Hijo predilecto del Padre en el Bautismo en el Jordán, anuncia la llegada del
Reino, dando testimonio de Él con sus obras y proclamando sus exigencias”.
San
Juan Pablo II consideró en esta carta apostólica además que “durante la vida
pública, es cuando el misterio de Cristo se manifiesta de manera especial como
misterio de luz”.
Así,
para que el Rosario sea “plenamente compendio del Evangelio”, el Papa considera
conveniente que “la meditación se centre también en algunos momentos
significativos de la vida pública”, tras haber contemplado la encarnación y la vida oculta en los misterios de gozo y
antes de considerar los de la Pasión (misterios dolorosos) y el triunfo de la
Resurrección (en los gloriosos).
El Papa
advierte que esta incorporación se realiza “sin prejuzgar ningún aspecto
esencial de la estructura tradicional de esta oración” y con la intención de
“hacerla vivir con renovado interés en la espiritualidad cristiana, como
verdadera introducción a la profundidad del Corazón de Cristo, abismo de gozo y
de luz, de dolor y de gloria”.
Misterios
que revelan la luz del Reino
San
Juan Pablo II detalla que, cada uno de los misterios de luz “revela el Reino ya
presente en la persona misma de Jesús”.
Esta
presencia se manifiesta de manera particular en cada uno de los misterios
luminosos.
1) En
el Bautismo, Cristo “se hace ‘pecado’ por nosotros”, el Padre lo proclama Hijo
Predilecto y el Espíritu Santo “desciende sobre él para investirlo de la misión
que le espera”.
2) En
las bodas de Caná, Cristo, al transformar el agua en vino, “abre el corazón de
los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera
creyente”.
3) Con
la predicación del Reino y la llamada a la conversión, Jesús inicia “el
misterio de la misericordia” que continúa a través del “sacramento de la
Reconciliación confiado a la Iglesia”.
4) Para
San Juan Pablo II, la Transfiguración es el “misterio de luz por excelencia” ya
que “la gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el
Padre lo acredita ante los apóstoles”.
5) La
institución de la Eucaristía es también misterio de luz porque al hacerse
alimento bajo las especies del pan y el vino, Cristo da “testimonio de su amor
por la humanidad ‘hasta el extremo’ y por cuya salvación se ofrecerá en
sacrificio”.
María
en los misterios de luz
El
Santo Padre afirma que “excepto en el de Caná, en estos misterios la presencia
de María queda en el trasfondo”. Sin embargo, “el cometido que desempeña en
Caná acompaña toda la misión de Cristo” con su invitación materna: “Haced lo
que Él os diga”.
San
Juan Pablo II considera que esta es “una exhortación que introduce muy bien las
palabras y signos de Cristo durante su vida pública, siendo como el telón de
fondo de todos los misterios de luz”.
El Papa
propuso desde entonces contemplar estos misterios de luz los jueves de cada
semana.
(ACIprensa)
domingo, 8 de octubre de 2023
María Reina del Santo Rosario
«Oh
Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios, vínculo de amor
que nos une a los Ángeles, torre de salvación contra los asaltos del infierno,
puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás. Tú serás nuestro
consuelo en la hora de la agonía. Para Ti el último beso de la vida que se
apaga. Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre, oh Reina
del Rosario de Pompeya, oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores,
oh Soberana consoladora de los tristes. Que seas bendita por doquier, hoy y
siempre, en la tierra y en el Cielo». ( San Juan Pablo II: "Rosarium
Virginis Mariae", 43)
El
Papa Francisco se hizo devoto del Santo Rosario junto a San Juan Pablo II. El
testimonio le fue descrito de puño y letra por el entonces Cardenal Bergoglio a
la periodista Stefania Falasca, quien escribió al respecto estas líneas en el
diario Avvenire de Italia.
"Cuando
Juan Pablo II murió, el 2 de abril de 2005, toda la Iglesia y el mundo entero
le rindió homenaje. Su enseñanza y su persona habían dejado una huella profunda
e indeleble para siempre. Una avalancha de comentarios, conmemoraciones,
análisis, destacaron el valor histórico y eclesial del largo pontificado de
Wojtyla.
Fue
entonces que Giulio Andreotti, director de la revista "30 Giorni",
para la que escribía entonces, tuvo la idea de invitarme a producir una breve
memoria del Papa polaco pidiendo testimonio a los cardenales que llegaban a la
ciudad para participar en el Cónclave. Así entonces tomé contacto con el
cardenal Jorge Mario Bergoglio, quien todavía estaba en Buenos Aires. Presenté
la solicitud y cuando estuvo en Roma me dio una página escrita a mano y me dijo
que la había compilado en el avión. El testimonio eran sólo unas pocas líneas,
pero muy elocuente. El arzobispo argentino no paró de valorar el pontificado
que acababa de terminar. Pero el breve texto entrelazaba todo con una historia
más íntima, totalmente espiritual y comenzaba recordando una noche romana de
años pasados…"
Cita
del texto del entonces Cardenal Bergoglio:
"Si
no recuerdo mal, era 1985. Una noche fui a rezar el Santo Rosario que dirigía
el Santo Padre. Estaba delante de todos, de rodillas. El grupo era grande, veía
al Santo Padre por la espalda y, poco a poco, me sumergí en la oración. No
estaba solo. Oraba entre el pueblo de Dios al que yo pertenecía, y todos los
que estaban allí, dirigidos por nuestro Pastor. En
el medio de la oración, me distraje, mirando la figura del Papa: su piedad, su
devoción, ¡eran todo un testimonio! Y el tiempo se desvaneció, y empecé a
imaginar el joven sacerdote, seminarista, el poeta, el trabajador, el niño de
Wadowice... en la misma posición en que estaba en ese momento, orando Ave María
tras Ave María. Su testimonio me impactó. Sentí que este hombre, elegido para
dirigir la Iglesia, había recorrido un camino de regreso hasta su Madre del
Cielo, un proceso iniciado desde su infancia. Y allí me di cuenta de la
densidad que tenían las palabras de la Madre de Guadalupe a San Juan Diego:
"No temas, ¿no soy acaso tu madre?" Comprendí así la presencia de
María en la vida del Papa, que no dejó de testimoniar ni un instante. Desde
entonces recito todos los días los quince misterios del Rosario".
En
el punto 17 de la Carta Apostólica "Rosarium Virginis Mariae", San
Juan Pablo II, expresa que "La Virgen del Rosario continúa su obra de
anunciar a Cristo". El siguiente es
el texto completo de dicho punto:
"...El
Rosario es también un itinerario de anuncio y de profundización, en el que el
misterio de Cristo es presentado continuamente en los diversos aspectos de la
experiencia cristiana. Es una presentación orante y contemplativa, que trata de
modelar al cristiano según el corazón de Cristo. Efectivamente, si en el rezo
del Rosario se valoran adecuadamente todos sus elementos para una meditación
eficaz, se da, especialmente en la celebración comunitaria en las parroquias y
los santuarios, una significativa oportunidad catequética que los Pastores deben
saber aprovechar. La Virgen del Rosario continúa también de este modo su obra
de anunciar a Cristo. La historia del Rosario muestra cómo esta oración ha sido
utilizada especialmente por los Dominicos, en un momento difícil para la
Iglesia a causa de la difusión de la herejía. Hoy estamos ante nuevos desafíos.
¿Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del rosario con la fe de
quienes nos han precedido? El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un
recurso importante en el bagaje pastoral de todo buen evangelizador..."
sábado, 23 de septiembre de 2023
Oración al Santo Padre Pío compuesta por San Juan Pablo II
Santo padre Pío, enséñanos
también a nosotros, te pedimos, la humildad del corazón para formar parte de
los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les ha prometido revelar los
misterios de su Reino.
Ayúdanos a rezar sin
cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos, antes de que se
lo pidamos.
Danos una mirada de fe capaz
de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en los que sufren el rostro
mismo de Jesús.
Apóyanos en la hora del
combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del
sacramento del perdón.
Transmítenos tu tierna
devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos en la
peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos llegar
también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo.
(Oración pronunciada por
Juan Pablo II en la Misa de canonización del padre Pío)
miércoles, 30 de agosto de 2023
San Juan Pablo II habla sobre Santa Rosa de Lima
Queridísimos hermanos y hermanas, reanudando nuestra
peregrinación espiritual por los santuarios del continente americano, con
motivo del V Centenario de la evangelización, vamos hoy a Lima, capital del
Perú, para visitar el templo dedicado a santa Rosa.
Joven mestiza, enamorada de Cristo y de su cruz,
Rosa representa una primicia de santidad florecida en América precisamente en
el alba del anuncio del Evangelio. El santuario dedicado a ella, meta de
constantes peregrinaciones, lo forman la iglesia, el jardín y la casa en la
cual vivió y murió el 24 de agosto de 1617, cuando tenía poco más de 30 años.
Muy jovencita aún Rosa vistió el hábito de la
Tercera Orden de Santo Domingo. En el jardín de su casa ella misma construyó
una ermita, donde se dedicó a la oración y a la penitencia, realizando notables
progresos en el camino de la virtud y de la contemplación de los misterios
divinos. La ermita se transformó en un grandioso templo, recientemente
inaugurado.
Primera santa de América, Rosa de Lima, con su vida
sencilla y austera su carácter dulce, su ardiente palabra y su apostolado entre
los pobres, los indios y los enfermos, fue también una intrépida
evangelizadora, testimonio elocuente del papel decisivo que la mujer ha tenido y
sigue teniendo en el anuncio del Evangelio.
La próxima Conferencia de Santo Domingo ha de
recordar a las santas y santos latinoamericanos y proclamar con énfasis que el
fruto más luminoso de la evangelización es la santidad. Que la Iglesia en
América Latina, en continuidad con estos quinientos años de fe que celebramos,
siga siendo madre de numerosos y fieles discípulos de Cristo.
Lo pedimos a María, que ha sido la primera
evangelizadora de ese continente rico de posibilidades y esperanzas para la
difusión del mensaje evangélico.
San Juan Pablo II
(Fuente Aciprensa)
domingo, 27 de agosto de 2023
San Juan Pablo II reza por los sacerdotes
(De la exhortación apostólica Pastores dabo
vobis de san Juan Pablo II)
Oh María, Madre de Jesucristo y Madre de los
sacerdotes: acepta este título con el que hoy te honramos para exaltar tu
maternidad y contemplar contigo el Sacerdocio de tu Hijo unigénito y de tus
hijos, oh Santa Madre de Dios.
Madre
de Cristo, que al Mesías Sacerdote diste un cuerpo de carne por la unción del
Espíritu Santo para salvar a los pobres y contritos de corazón: custodia en tu
seno y en la Iglesia a los sacerdotes, oh Madre del Salvador.
Madre
de la fe, que acompañaste al templo al Hijo del hombre, en cumplimiento de las
promesas hechas a nuestros Padres: presenta a Dios Padre, para su gloria, a los
sacerdotes de tu Hijo, oh Arca de la Alianza.
Madre
de la Iglesia, que con los discípulos en el Cenáculo implorabas el Espíritu
para el nuevo Pueblo y sus Pastores: alcanza para el orden de los presbíteros
la plenitud de los dones, oh Reina de los Apóstoles.
Madre
de Jesucristo, que estuviste con Él al comienzo de su vida y de su misión, lo
buscaste como Maestro entre la muchedumbre, lo acompañaste en la cruz, exhausto
por el sacrificio único y eterno, y tuviste a tu lado a Juan, como hijo tuyo:
acoge desde el principio a los llamados al sacerdocio, protégelos en su
formación y acompaña a tus hijos en su vida y en su ministerio, oh Madre de los
sacerdotes. Amén
¡Rogad al dueño de los sembrados, que envíe más trabajadores para la cosecha!
San Juan Pablo II
martes, 15 de agosto de 2023
La Asunción de la Virgen María al cielo
El Papa San Juan Pablo II, en una de sus Catequesis
sobre la Asunción, manifestó:
♡ "El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo
de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los
demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo,
para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular
privilegio" (JP II, 2-julio-97).
♡ "Contemplando el misterio de la Asunción de la
Virgen, es posible comprender el plan de la Providencia Divina con respecto a
la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado, María es la primera criatura
humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la
felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los
cuerpos" (JP II , Audiencia General del 9-julio-97).
♡ Continúa el Papa: "María Santísima nos muestra
el destino final de quienes ‘oyen la Palabra de Dios y la cumplen' (Lc. 11,
28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra
Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava
de Nazaret, ya en la gloria celestial" (JP II, 15-agosto-97)
domingo, 6 de agosto de 2023
San Juan Pablo II explica la Transfiguración del Señor
Los Evangelios -y todo el Nuevo Testamento- dan
testimonio de Jesucristo como Hijo de Dios. Es ésta una verdad central de la fe
cristiana. Al confesar a Cristo como Hijo “de la misma naturaleza” que el
Padre, la Iglesia continúa fielmente este testimonio evangélico. Jesucristo es
el Hijo de Dios en el sentido estricto y preciso de esta palabra. Ha sido, por
consiguiente, “engendrado” en Dios, y no “creado” por Dios y “aceptado” luego
como Hijo, es decir, “adoptado”. Este testimonio del Evangelio (y de todo el
Nuevo Testamento), en el que se funda la fe de todos los cristianos, tiene su
fuente definitiva en Dios-Padre, que da testimonio de Cristo como Hijo suyo.
Este testimonio único y fundamental, que surge del
misterio eterno de la vida trinitaria, encuentra expresión particular en los
Evangelios sinópticos, primero en la narración del Bautismo de Jesús en el
Jordán y luego en el relato de la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor.
Estos dos acontecimientos merecen una atenta consideración.
La teofanía de la Transfiguración se refiere sólo a
algunas personas escogidas: ni siquiera se introduce a todos los Apóstoles en
cuanto grupo, sino sólo a tres de ellos: Pedro, Santiago y Juan. “Pasados seis
días Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, y los condujo solos a un monte
alto y apartado y se transfiguró ante ellos...”. Esta transfiguración va acompañada de la
“aparición de Elías con Moisés hablando con Jesús”. Y cuando, superado el
“susto” ante tal acontecimiento, los tres Apóstoles expresan el deseo de
prolongarlo y fijarlo (“bueno es estarnos aquí”), “se formó una nube... y se
dejó oír desde la nube una voz: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia;
escuchadle” (Mt 17, 5).
La voz que escuchan los tres Apóstoles durante la
Transfiguración en el monte Tabor, confirma la convicción expresada por Simón
Pedro en las cercanías de Cesarea (según Mt 16, 16). Confirma en cierto modo
“desde el exterior” lo que el Padre había ya “revelado desde el interior”. Y el
Padre, al confirmar ahora la revelación interior sobre la filiación divina de
Cristo -“Este es mi Hijo amado: escuchadle”-, parece como si quisiera preparar
a quienes ya han creído en Él para los acontecimientos de la Pascua que se
acerca: para su muerte humillante en la cruz. Es significativo que “mientras
bajaban del monte” Jesús les ordenará: “No deis a conocer a nadie esta visión
hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos” (Mt 17, 9). La
teofanía en el monte de la Transfiguración del Señor se halla así relacionada
con el conjunto del misterio pascual de Cristo.
El Hijo del Hombre que se acerca a su “hora”
pascual, es Aquel de quien la voz de lo alto proclamaba en el bautismo y en la
transfiguración: “Mi Hijo... amado... en quien tengo mis complacencias... el
elegido”. En esta voz se contenía el testimonio del Padre sobre el Hijo. El
autor de la segunda Carta de Pedro, recogiendo el testimonio ocular del Jefe de
los Apóstoles, escribe pasa consolar a los cristianos en un momento de dura
persecución: “(Jesucristo)... al recibir de Dios Padre honor y gloria, de la
majestuosa gloria le sobrevino una voz (que hablaba) en estos términos: 'Este
es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias'. Y esta voz bajada del
Cielo la oímos los que con Él estábamos en el monte santo” (2 Pe 1, 16-18).
San Juan Pablo II
Audiencia
General. 27 de mayo de 1987
domingo, 16 de julio de 2023
San Juan Pablo II devoto de la Virgen del Carmen
Todos los 16 de julio se
celebra una de las advocaciones marianas más celebradas y arraigadas: la de la
Virgen del Carmen, con millones de devotos. Uno de los más conocidos y que más
habló del escapulario y de la importancia de María fue San Juan Pablo II.
Muchas son las referencias
que muestran cómo a lo largo de toda la vida del santo polaco, desde que era
niño, en su corazón estaba la Virgen del Carmen. Cari Filii News recuerda esta
devoción:
En el año 2001 se celebraba
el 750º aniversario de la entrega del Escapulario del Carmen a San Simón Stock,
y con ese motivo el Papa reinante, San Juan Pablo II, proclamó un Año Mariano
Carmelitano. El 25 de marzo, festividad de la Anunciación, dirigió una
carta-mensaje a la Orden del Carmen donde hacía una confesión: “También yo llevo sobre mi corazón, desde
hace mucho tiempo, el escapulario del Carmen”.
“Desde
mi juventud“, reiteró el 16 de julio de 2003 en Castelgandolfo, “llevo en el cuello el escapulario de la
Virgen y me refugio con confianza bajo el manto de la Bienaventurada Virgen
María, Madre de Jesús. Espero que el escapulario sea para todos,
particularmente para los fieles que lo llevan, ayuda y defensa en los peligros,
sello de paz y signo del auxilio de María”.
Para entonces ya era bien
conocida esta devoción del Papa polaco a la Virgen del Carmen, que está en la
raíz de su interés por San Juan de la Cruz. Siendo estudiante universitario
leyó las obras del místico español y pensó ingresar en un convento carmelita
donde solía hacer con los religiosos los ejercicios espirituales. No llegó a
cumplir ese deseo (fue el cardenal Stefan Sapieha, arzobispo de Cracovia, quien
disipó sus dudas, confesaría luego), pero sí le consagró su tesis doctoral,
defendida años después en el Angelicum de Roma. Había, pues, un plan de Dios,
como había reconocido él mismo en 1988 al coronar (como haría varias veces a lo
largo de su pontificado) una imagen de Nuestra Señora del Carmen o del Monte
Carmelo, en aquella ocasión la que se venera en Czerna. Fue durante su viaje
apostólico a su Polonia natal, y no dudó en afirmar: “Hoy admiro los designios de la Providencia, que me ha incorporado a la
espiritualidad carmelitana… Mi primer escapulario, al que he permanecido fiel,
y el cual constituye mi fuerza“.
Así explicó él mismo la influencia
de la espiritualidad carmelitana en sus primeros años: “Al referirme a los orígenes de mi vocación sacerdotal, no puedo
olvidar la trayectoria mariana, La veneración a la Madre de Dios en su forma
tradicional me viene de la familia, y de la parroquia de Wadowice… En Wadowice
había sobre la colina un monasterio carmelita, cuya fundación se remontaba a
los tiempos de San Rafael Kalinowski. Muchos habitantes de Wadowice acudían
allí, y esto tenía un reflejo en la difundida devoción al Escapulario de la
Virgen del Carmen. También yo lo recibí, creo que cuando tenía diez años; y aún
lo llevo. Se iba a los carmelitas también para las confesiones. De ese modo,
tanto en la iglesia parroquial, como en la del Carmen se formó mi devoción
mariana durante los años de la infancia y de la adolescencia”.
Ya como Papa, esa devoción
se tradujo en un hecho significativo, que recuerda el padre carmelita Enrique
Llamas: “Él ostenta el récord entre todos los Papas por el número de documentos
marianos publicados, y en particular por el número de documentos sobre la
Virgen del Carmen, el Escapulario, y los Carmelitas”.
Y otro dato: cuando la
reforma litúrgica implantada por el San Pablo VI en 1969 relegó la festividad
de la Virgen del Carmen al rango litúrgico de “memoria libre”, Karol Wojtyla,
ya arzobispo de Cracovia, fue uno de los numerosos obispos del mundo que
escribieron a la Santa Sede que fuese restablecida y conservase al menos el
rango de “memoria obligatoria“, como finalmente se hizo.
La razón de esta preferencia
por la advocación del Carmen no es solamente pietista o referida a su devoción
infantil, sino profundamente teológica, en cuanto arraiga en el simbolismo
bíblico del Monte Carmelo. Así lo expresó el mismo san Juan Pablo II el 16 de
julio de 2000, en el rezo del Angelus en el Valle de Aosta, donde se encontraba
pasando unos días de descanso: “Al
contemplar estas montañas mi mente acude hoy al Monte Carmelo, cantado en la
Biblia por su belleza. Y es que celebramos la fiesta de la bienaventurada
Virgen del Monte Carmelo. Sobre ese monte, el santo profeta Elías defendió con
arrojo la integridad y la pureza de la fe del pueblo elegido del Dios vivo. En
esta misma montaña reuniéronse algunos ermitaños que se dedicaron a la
contemplación y a la penitencia. El Carmelo indica simbólicamente el monte de
la plena adhesión a la voluntad divina. Todos estamos llamados a escalar esta
montaña…”.
Si alguien encarna esa
adhesión a la voluntad divina es la mujer del Fiat a la Encarnación redentora. Y si alguien encarna el auxilio
para encaramarnos a ese monte, es la mediadora de todas las gracias. La Virgen
del Carmen, esa que, según propia confesión, constituía “toda la fuerza” del
Papa Wojtyla.
(Religión
en Libertad)
domingo, 25 de junio de 2023
San Juan Pablo II: «Estoy lleno de una inmensa confianza»
Durante su primer viaje a Polonia, en 1979, el
recién elegido papa Juan Pablo II acudió inmediatamente al santuario mariano de
Chestochowa:
«Hoy, por los inescrutables designios de la
Providencia divina, presente aquí en Jasna Góra, en mi patria terrena, Polonia,
deseo confirmar ante todo los actos de consagración y de confianza, que en
diversos momentos —numerosas veces y de varias formas— han pronunciado el
cardenal primado y el Episcopado polaco. De modo muy especial deseo confirmar y
renovar el acto de consagración pronunciado en Jasna Góra, el 3 de mayo de
1966, con ocasión del milenio de Polonia; con este acto los obispos polacos,
entregándose a ti, Madre de Dios, "a tu materna esclavitud de amor",
querían servir a la gran causa de la libertad de la Iglesia (…).
"Virgen santa, que defiendes la clara
Czestochowa...". Me vienen de nuevo a la mente estas palabras del poeta
Mickiewicz, que, al comienzo de su obra Pan Tadeusz, en una invocación a la
Virgen ha expresado lo que palpitaba y palpita en el corazón de todos los
polacos. (…)
Hemos venido aquí tantas veces, a este santo lugar,
en vigilante escucha pastoral para oír latir el corazón de la Iglesia y de la
patria en el corazón de la Madre. (…) Permitid que confíe todo esto a María.
Permitid que se lo confíe de modo nuevo y solemne. Soy hombre de gran
confianza. He aprendido a serlo aquí».
Homilía en Jasna Gora
(Polonia), 4 de junio de 1979
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