domingo, 10 de abril de 2022

San Juan Pablo II en Domingo de Ramos 1992

Es admirable la liturgia del Domingo de Ramos, como admirables fueron también los acontecimientos de la jornada a que hace referencia.
 
Sobre el entusiástico "hosanna" se ciernen espesas tinieblas. Las tinieblas de la Pasión que se aproxima. Cuán significativas resultan las palabras del profeta, que en esa jornada tienen su cumplimiento:
 
"No temas, ciudad de Sión
mira que tu Rey llega
montado en un borrico"
(Jn 12,13; cf. Zc 9,9)
 
¿Puede en este día de júbilo general del pueblo a causa de la venida del Mesías, la ciudad de Sión tener motivo de temor? Por supuesto que sí. Cercano está ya el tiempo en que en labios de Jesús se cumplirán las palabras del salmista: "Dios mío, Dios Mío, ¿por qué me has abandonado?" (Sal 21(22),2. Él va a ser quien pronuncie estas mismas palabras desde lo alto de la cruz.
 
Para entonces, en vez del entusiasmo del pueblo que canta "hosanna", seremos testigos de las burlas inferidas en la casa de Pilato, en el Gólgota, como proclama el salmista:
 
"Al verme se burlaban de mí,
hacen visajes, mueven la cabeza:
Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libere si tanto lo quiere"
(ibid. 8 ss.)
 
La liturgia de este día. Domingo de Ramos, a la vez que nos permite contemplar la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén, nos lleva a la conclusión de su pasión.
 
"Me taladrarán las manos y pies,
y puedo contar mis huesos"
Y poco después "... se reparten mi ropa,
se sortean mi túnica" (Sal 21(22), 17-19)
 
Es como si el salmista estuviese viendo con sus propios ojos los acontecimientos del Viernes Santo. Verdaderamente, en ese día ya próximo Cristo se hará obediente hasta la muerte y muerte de cruz (cf. Flp 2,8).
 
Sin embargo, precisamente este desenlace significa el comienzo de la exaltación. La exaltación de Cristo implica su previa humillación. El inicio y la fuente de la gloria está en la cruz.
 
SanJuan Pablo II
Domingo de Ramos de 1992

sábado, 2 de abril de 2022

A 17 años de la pascua de San Juan Pablo II

Este 2 de abril conmemoramos 17 años del fallecimiento de San Juan Pablo II, el Papa polaco que estuvo al frente de la Iglesia Católica por 26 años y 5 meses. Recordado como el “Papa peregrino”, fue un gran defensor de las familias y amado por los jóvenes.
 
San Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005 a las 21:37 horas, la noche previa al Domingo de la Divina Misericordia que él mismo instituyó y de la que fue muy devoto.
 
Pocos minutos después, Mons. Leonardo Sandri, que entonces era el Sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, anunció la noticia a miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro y al resto del mundo, que seguía las últimas horas del Pontífice a través de los medios de comunicación.
 
Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje al papa polaco, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la Basílica de San Pedro.
 
El 28 de abril, Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el Cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.
 
Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011 y fue canonizado por el Papa Francisco el 27 de abril del 2014 junto a San Juan XIII.
 
San Juan Pablo II lideró el tercer pontificado más largo en los más de 2.000 años de historia de la Iglesia, realizando 104 viajes apostólicos fuera de Italia y 146 en ese país.
 
Impulsó las Jornadas Mundiales de la Juventud en las que se reunió con millones de jóvenes de todo el mundo e inauguró los Encuentros Mundiales de las Familias.
 
(Redacción de ACI Prensa)