domingo, 29 de agosto de 2021

Oración a Dios creador, Padre de Jesús y Padre nuestro

(Oración compuesta por San Juan Pablo II para la celebración del Gran Jubileo del Año 2000)
 
Bendito seas Señor, Padre que estás en el cielo, porque en tu infinita misericordia te has inclinado sobre la miseria del hombre y nos has dado a Jesús, tu Hijo, nacido de mujer, nuestro salvador y amigo, hermano y Redentor. Gracias, Padre bueno, por el don del Año jubilar; haz que sea un tiempo favorable, el año del gran retorno a la casa paterna, donde Tú, lleno de amor, esperas a tus hijos descarriados para darles el abrazo del perdón y sentarlos a tu mesa, vestidos con el traje de fiesta.
 
¡A Ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!
 
Padre clemente, que en este año se fortalezca nuestro amor a Ti y al prójimo: que los discípulos de Cristo promuevan la justicia y la paz; se anuncie a los pobres la Buena Nueva y que la Madre Iglesia haga sentir su amor de predilección a los pequeños y marginados.
 
¡A Ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!
 
Padre justo, que este año sea una ocasión propicia para que todos los católicos descubran el gozo de vivir en la escucha de tu palabra, abandonándose a tu Voluntad; que experimenten el valor de la comunión fraterna partiendo juntos el pan y alabándote con himnos y cánticos espirituales.
 
¡A Ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!
 
Padre, rico en misericordia, que este año sea un tiempo de apertura, de diálogo y de encuentro con todos los que creen en Cristo y con los miembros de otras religiones: en tu inmenso Amor, muestra generosamente tu Misericordia con todos.
 
¡A Ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!
 
Padre omnipotente, haz que todos tus hijos sientan que en su caminar hacia Ti, meta última del hombre, los acompaña bondadosamente la Virgen María, icono del amor puro, elegida por Ti para ser Madre de Cristo y de la Iglesia.
 
¡A Ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!
 
A Ti, Padre de la vida, principio sin principio, suma bondad y eterna luz, con el Hijo y el Espíritu, honor y gloria, alabanza y gratitud por los siglos sin fin. Amén.

sábado, 21 de agosto de 2021

Oración y Decálogo del Catequista

ORACIÓN DEL CATEQUISTA
Señor haz que yo sea tu testigo, para comunicar tu enseñanza y amor. Concédeme poder cumplir la misión de catequista con humildad y profunda confianza. Que mi catequesis sea un servicio a los demás, una entrega gozosa y viva de tu evangelio. Recuérdame continuamente que la fe que deseo irradiar la he recibido de ti para los que me confías. Hazme verdadero educador de la fe atento a la voz de tu Palabra, amigo sincero de los demás, especialmente de mis hermanos catequistas. Que sea el Espíritu Santo quien conduzca mi vida para que no deje de buscarte y quererte, para que no me venza la pereza y el egoísmo, para combatir la tristeza.
Señor: unido a ti y a la Iglesia y a tu Madre María, sepa yo guardar, como ella, tu Palabra y ponerla al servicio del mundo. Amén.
(San Juan Pablo II)
 
DECÁLOGO DEL CATEQUISTA
1. Cuidar mi vocación de catequista con la oración y la formación permanente.
2. Estudiar y amar la Palabra de Dios como fuente principal de la catequesis.
3. Crecer en el amor a Cristo, a la Iglesia y a cada hermano.
4. Desarrollar mi vida espiritual con la vivencia de los sacramentos y la participación activa a favor de la comunidad cristiana.
5. Dar testimonio de Cristo en toda circunstancia.
6. Trabajar en común unión con los sacerdotes y mis hermanos en la fe.
7. Preparar con seriedad y creatividad todos los encuentros catequísticos.
8. Participar con entusiasmo en los encuentros de formación, de oración y de programación de las catequesis.
9. Servir con humildad y respeto, confiando más en la acción del Espíritu Santo que en mis méritos.
10. Revisar y purificar mis motivaciones para evitar la rutina y la autosuficiencia.

domingo, 15 de agosto de 2021

La Asunción de María

El Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, manifestó:
 
"El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio" (JP II, 2-julio-97).
 
"Contemplando el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender el plan de la Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado, María es la primera criatura humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los cuerpos" (JP II , Audiencia General del 9-julio-97).
 
Continúa el Papa: "María Santísima nos muestra el destino final de quienes ‘oyen la Palabra de Dios y la cumplen' (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial" (JP II, 15-agosto-97)
 
Oración a la Virgen María asunta al Cielo
 
¡Oh Madre de la Iglesia! Ante esta humanidad que parece siempre fascinada por lo temporal, y cuando la dominación sobre el mundo oculta la perspectiva del destino eterno del hombre en Dios, sé tú misma un testimonio de Dios; tú, su Madre.
 
¿Quién puede resistir al testimonio de una madre? Tú que has nacido para las fatigas de esta tierra: concebida de forma inmaculada. Tú que has nacido para la gloria del cielo: asunta al cielo.
 
Tú que estás vestida del sol de la insondable Divinidad, del sol de la impenetrable Trinidad, llena del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
 
Tú, a quien la Trinidad se da como único Dios, el Dios de la alianza y de la redención, el Dios del comienzo y del fin. El Alfa y Omega. El Dios-Verdad. El Dios-Amor. El Dios-Gracia. El Dios-Santidad. El Dios que lo supera todo y lo abraza todo. El Dios que es todo en todos.
 
Tú que estás vestida del sol. ¡Hermana nuestra! ¡Madre nuestra! Sé el testimonio de Dios (…) ante nosotros, hijos de Eva en el destierro. ¡Sé el testimonio de Dios!
 
Amén.