domingo, 15 de agosto de 2021

La Asunción de María

El Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, manifestó:
 
"El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio" (JP II, 2-julio-97).
 
"Contemplando el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender el plan de la Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado, María es la primera criatura humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los cuerpos" (JP II , Audiencia General del 9-julio-97).
 
Continúa el Papa: "María Santísima nos muestra el destino final de quienes ‘oyen la Palabra de Dios y la cumplen' (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial" (JP II, 15-agosto-97)
 
Oración a la Virgen María asunta al Cielo
 
¡Oh Madre de la Iglesia! Ante esta humanidad que parece siempre fascinada por lo temporal, y cuando la dominación sobre el mundo oculta la perspectiva del destino eterno del hombre en Dios, sé tú misma un testimonio de Dios; tú, su Madre.
 
¿Quién puede resistir al testimonio de una madre? Tú que has nacido para las fatigas de esta tierra: concebida de forma inmaculada. Tú que has nacido para la gloria del cielo: asunta al cielo.
 
Tú que estás vestida del sol de la insondable Divinidad, del sol de la impenetrable Trinidad, llena del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
 
Tú, a quien la Trinidad se da como único Dios, el Dios de la alianza y de la redención, el Dios del comienzo y del fin. El Alfa y Omega. El Dios-Verdad. El Dios-Amor. El Dios-Gracia. El Dios-Santidad. El Dios que lo supera todo y lo abraza todo. El Dios que es todo en todos.
 
Tú que estás vestida del sol. ¡Hermana nuestra! ¡Madre nuestra! Sé el testimonio de Dios (…) ante nosotros, hijos de Eva en el destierro. ¡Sé el testimonio de Dios!
 
Amén.

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