Poco antes de su partida a la Casa del Padre, el Papa Juan Pablo II,
amigo personal de la religiosa, dedicó el rezo dominical del Ángelus en la
Plaza San Pedro a la madre Teresa de quien dijo lo siguiente:
"La querida Religiosa reconocida universalmente como la Madre de
los Pobres, nos deja un ejemplo elocuente para todos, creyentes y no creyentes.
Nos deja el testimonio del amor de Dios. Las obras por ella realizadas hablan
por sí mismas y ponen de manifiesto ante los hombres de nuestro tiempo el alto
significado que tiene la vida".
"Misionera de la Caridad. Su misión comenzaba todos los días antes
del amanecer, delante de la Eucaristía. En el silencio de la contemplación,
Madre Teresa de Calcuta escuchaba el grito de Jesús en la cruz: tengo sed. Ese
grito la empujaba hacia las calles de Calcuta y de todas las periferias del
mundo, a la búsqueda de Jesús en el pobre, el abandonado, el moribundo".
"Misionera de la Caridad, dando un ejemplo tan arrollador, que
atrajo a muchas personas, dispuestas a dejar todo por servir a Cristo, presente
en los jóvenes".
"Ella sabía por experiencia que la vida adquiere todo su valor
cuando encuentra el amor y siguiendo el Evangelio fue el buen samaritano de las
personas que encontró, de toda existencia en crisis y despreciada".
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