Oh Jesús, alimento sobrenatural de las almas, a ti
llega este inmenso pueblo. Se vuelven para penetrar en su vocación humana y
cristiana de nuevo impulso, de virtud interior, con disposición al sacrificio,
del que Tú diste inimitable sabiduría y ejemplo, con la palabra y el ejemplo.
Hermano nuestro primogénito, Tú has precedido, oh
Cristo Jesús, los pasos de cada hombre, has perdonado las faltas de cada uno; a
todos y cada uno los elevas a un testimonio de vida más noble, más convencido,
más activo.
Oh Jesús, panis vere, único alimento
sustancial de las almas, reúne a todos los pueblos alrededor de Tu mesa: es la
realidad divina en la tierra, es una prenda de los favores celestiales, es la
seguridad de la justa comprensión entre los pueblos y de la competencia
pacífica para el verdadero progreso de la civilización.
Alimentados por Ti y de Ti, oh Jesús, los hombres y
mujeres serán fuertes en la fe, alegres en la esperanza, activos en las muchas
aplicaciones de la caridad.
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