Resumen
de la Carta de Juan Pablo II sobre el Corazón de Jesús en el tercer centenario
de la muerte de Sta. Margarita María de Alacoque.
Durante mi peregrinación en
1986 a la tumba de Santa Margarita María, pedí que, dentro del espíritu de lo
que ella trasmitió a la Iglesia, el culto al Sagrado Corazón, fuera fielmente
restaurado. Porque es en el Corazón de Cristo que el corazón humano aprende a conocer
el verdadero y único significado de su vida y su destino. Es en el corazón de
Cristo que el corazón del hombre recibe la capacidad de amar.
Santa Margarita aprendió a
amar por medio de la cruz. Ella nos revela un mensaje que sigue siendo actual:
"hacernos copias viviente de nuestro Esposo Crucificado, expresándolo en
nosotros por medio de nuestras acciones" (Enero 1689)
Es el amor de Cristo lo que
hace al hombre digno de ser amado. El hombre recibió un corazón ávido de amor y
capaz de amar.
"Tened en vosotros los
sentimientos que estuvieron en Cristo Jesús: (Fip 2,5). Todos los relatos
evangélicos deben ser releídos en esta perspectiva. El Hijo único de Dios,
encarnándose, toma un corazón humano. A lo largo de los años que pasa en medio
de los hombres, "manso y humilde de corazón", revela las riquezas de
su vida interior por medio de cada uno de sus gestos, sus miradas, sus
palabras, sus silencios.
Y he aquí que somos llamados
a participar en ese amor y a recibir, por el Espíritu Santo, esta extraordinaria
capacidad de amar.
Aliento a los pastores, las
comunidades religiosas y a todos los que llevan peregrinaciones a
Paray-le-Monial para que contribuyan a la extensión del mensaje recibido por
Santa Margarita María.
Juan Pablo II
(Junio 22,
1990)
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