sábado, 12 de junio de 2021

San Juan Pablo II y el Inmaculado Corazón de María

«Madre de los hombres y de los pueblos, Tú conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas, Tú sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que sacuden al mundo, acoge nuestro grito dirigido en el Espíritu Santo directamente a tu Corazón y abraza con el Amor de la Madre y de la Esclava del Señor a los que más esperan este abrazo, y, al mismo tiempo, a aquellos cuya entrega Tú esperas de modo especial. Toma bajo tu protección materna a toda la familia humana a la que, con todo afecto a Ti, Madre, confiamos. Que se acerque para todos el tiempo de la paz y de la libertad, el tiempo de la verdad, de la justicia y de la esperanza».
(San Juan Pablo II. «Acto de consagración». Basílica de Santa María la Mayor)
 
María dio a luz a Aquel que es nuestra reconciliación; Ella estaba al pie de la Cruz cuando, en la Sangre del Hijo,  Dios reconcilió "con Él todas las cosas" (Col 1,20); ahora, glorificada en el cielo, tiene -como recuerda una plegaria litúrgica- "un corazón lleno de misericordia hacia los pecadores, que, volviendo la mirada a su caridad materna, en Ella se refugian e imploran el perdón de Dios..." 
(San Juan Pablo II. Ángelus. Domingo 3 de septiembre de 1989)

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