martes, 18 de agosto de 2015

Anécdotas sorprendentes de San Juan Pablo II

1.- En sus tiempos de interpretación teatral, era el que salvaba la situación con su memoria prodigiosa.
Todos sabemos que San Juan Pablo II sentía una fuerte pasión por el teatro y la literatura en general, ya incluso desde que era un adolescente. Pero lo que no sabíamos es que una vez salvó la situación con su increíble memoria. Uno de los personajes en una producción se dio de baja dos días antes del estreno y no disponían de suplentes en aquel momento. La poderosa mente del joven Karol simplemente había memorizado el papel de todos los personajes durante los ensayos, y se ofreció a interpretar dos personajes.

2.- En sus acampadas con el grupo de gente joven, acostumbraba a leer “Cartas del Diablo a su Sobrino” de CS Lewis junto al fuego de campamento.
Al Padre Wojtyla le encantaba pasar tiempo con los jóvenes en actividades al aire libre durante su tiempo de párroco en Polonia; y más tarde como Cardenal siguió manteniendo esa costumbre. Esas salidas tenían que ser clandestinas ya que estaban prohibidas por los dirigentes comunistas. Iban a descender el río en Kayak, o a practicar montañismo, llegando a celebrar misas en una canoa vuelta del revés. Parece ser que alrededor del fuego durante las veladas nocturnas cantaban textos de poetas y escritores en general y leían textos sacados de algunos de esos libros, incluyendo el clásico “Cartas del Diablo a su Sobrino” (publicada por primera vez en 1942).

3.- Irónicamente, los comunistas “querían” que fuese arzobispo de Cracovia.
Aunque el gobierno comunista permitía a la iglesia polaca nombrar a los candidatos a la sede vacante, el gobierno se reservaba el derecho a veto sobre cualquier candidato que no le interesase. Continuaron con su censura a los candidatos hasta que consiguieron situar a su hombre: Karol Wojtyla. Imaginemos ese momento incómodo cuando el hombre que ellos mismos han seleccionado se convierte en Papa y después regresa a Polonia a derrocar el comunismo. Probablemente el mayor ejemplo de minusvalorar a alguien en la historia de los fracasos.

4.- Removió una montaña de excrementos con la pala.
A JP II nunca se le cayeron los anillos por trabajar en trabajos duros, o sucios, o a la hora de realizar los trabajos más bajos. Poco después que el poder cambiara de manos en Polonia de los nazis a los comunistas, Karol y sus compañeros seminaristas pudieron volver al seminario, que había caído en un estado físico deplorable y necesitaba arreglos patentes. Las cañerías se habían congelado, y las letrinas se encontraban en un estado de profundo caos. Había que picar montañas de excrementos helados con palas y transportados en carretas lejos de ahí.

5.- Continuó con la práctica del esquí hasta que tuvo 73 años.
Una historia famosa es la de un niño de 8 años que se encontró con JPII en la pista de esquí. Hicieron un par de bajadas juntos, y la madre del niño no quería dar crédito a que su imaginativo hijo hubiera estado esquiando con el Papa, hasta que el niño se lo presentó.

6.- Viajó a la luna tres veces durante su vida.
Bueno, la misma distancia, al menos: ¡1.140.000 km! El hombre tenía una misión, y sentía que su llamada como pastor de la iglesia universal implicaba salir a los caminos y reunirse con su rebaño universal. “¿No se supone que debo ser el papa de todo el mundo?”, solía decir.

7.- ¿Cuál fue “el día más feliz de su vida”?
Según él mismo, ése fue el día en que canonizó a la hermana Faustina como la primera santa del milenio. Su devoción a la Divina Misericordia fue uno de los temas centrales de su vida, algo muy cercano y muy querido para su corazón, especialmente como polaco que era. “No hay nada que el hombre necesite más que la Divina Misericordia”.

8.- Realizó un par de movimientos a lo James Bond para eludir a la policía secreta.
Cuando fue obispo en Polonia durante el dominio comunista, la policía secreta estaba constantemente grabando furtivamente sus conversaciones y estudiando sus movimientos. Cuando llegó a convertirse en Papa habían ya recopilado informes sobre su persona que llenaban 18 cajas de archivo. En una ocasión en que el arzobispo necesitaba tener una reunión secreta con Karol, el chófer de Wojtyla montó una pequeña y peligrosa escena en medio del tráfico que hizo perder a los perseguidores de vista. Rápidamente Karol cambió de coche sin que nadie se percatara y así pudo reunirse con el arzobispo en paz.
9.- Los royalties de sus libros construyeron iglesias en Yugoslavia.
San Juan Pablo II, durante toda su vida fue un "regalador". Se regaló a sí mismo y regaló su tiempo y su talento. Como botón de muestra, tras publicar "Cruzando el umbral de la esperanza", que vendió millones de copias, ofreció los primeros royalties para reconstruir iglesias destruidas en el conflicto de Yugoslavia. También se sabe que regaló las ropas nuevas que le compraron y se quedó con las viejas.

10.- Recibió el sacramento de la reconciliación del padre Pío.
En 1947, el Padre Wojtyla visitó al Padre Pío, y éste le oyó en confesión. El Papa Juan Pablo II le canonizaría 55 años después.

11.- Su predecesor Juan Pablo I dijo lo siguiente:
“Mi nombre es Juan Pablo I. Solamente estaré con vosotros un tiempo corto. El segundo ya está en camino”

12.- Era el Rey de la multi-tarea.
San Juan Pablo II tenía una ética laboral increíble, y uno de sus secretarios le describió como un “volcán de energía”. Era habitual en él trabajar entre 12 y 16 horas diarias. Tenía el don de la “concentración dividida”. Muchas personas contaban cómo podía tener una conversación completa con ellos mientras estaba leyendo, y aun así estar plenamente entregado. Algunas veces se cansaba en las reuniones si no trabajaba en algo más al mismo tiempo. De hecho, durante el Concilio Vaticano II escribió todo tipo de libros y poemas.

13.- Leía a Marx durante el Cónclave.
De hecho la necesidad de dedicarse a múltiples tareas simultáneamente era tan acuciante, tal era la necesidad de constantemente alimentar su intelecto, que incluso se llevaba material de lectura a las sesiones del cónclave poco después de su propia elección. Y de todos los libros que uno puede leer… leía literatura marxista. Como dijo en una ocasión a un amigo, “si quieres llegar a conocer a tu enemigo, tienes que conocer lo que ha escrito”.

14.- Una audiencia de 300.000 personas le aplaudió durante 14 minutos sin interrupción.
Durante el momento clave que representó su viaje a Polonia como Papa en 1979, JP II celebró la misa de Pentecostés en la plaza de la Victoria de Varsovia para una multitud de 300.000 almas. En un momento concreto el aplauso entusiasta duró 14 minutos sin interrupción.

15.- Si se recopila todo lo que escribió, equivaldría al contenido de 20 Biblias.
Su media superaba las 3.000 páginas anuales, y solamente durante el tiempo en que fue papa.

16.- Fue el primer papa en pisar una mezquita.
Su amor hacia la persona humana se extendía más allá de los confines de la Iglesia Católica, hacia todas las religiones, razas y lenguas.

17.- Una figura envuelta en un abrigo largo, con capucha negra, saliendo a hurtadillas por la puerta trasera del Vaticano.
San Juan Pablo II era uno de esos líderes que se deslizaría con sigilo para no ser notado por sus guardias de seguridad mientras salía de casa. A menudo estas excursiones servían para conseguir un poco de solaz en las montañas o para ir a esquiar. Con lo ocupado que andaba el hombre, entendió la necesidad del equilibrio y la diversión.

18.- De vez en cuando le gustaba reírse un poco de su persona.
En una ocasión alguien pudo oír la siguiente conversación:
JP II: “La música es extraordinariamente útil para la oración. Como decía San Agustín, “el que canta, reza por partida doble”.”
Amigo: “¿Cantaba usted bien, Santo Padre?”
JP II: “Cuando era yo el que cantaba, era más propio decir que rezaba una sola vez.”

19.- Conocía a los más de 2.000 obispos del mundo por su nombre.
Guardaba un mapa en el que marcaba cada diócesis del mundo, y conocía a cada uno de sus obispos de memoria. Su memoria no estuvo limitada a los líderes de la Iglesia. La guardia suiza, los seminaristas, y conocidos esporádicos que apenas había tratado se sorprendían por los detalles pequeños que recordaba de ellos años más tarde.