sábado, 31 de diciembre de 2011

El año nuevo en la perspectiva cristiana

Queridos hermanos y hermanas:
 
La luz de la Santa Navidad que acabamos de celebrar nos lleva además a reflexionar sobre la inminente celebración, tan rica de significado humano, del paso del año viejo al nuevo.
 
¿Vamos hacia lo mejor? ¿Vamos hacia lo peor? Para el cristiano no hay duda: la Redención de Cristo, que comienza en la Santa Noche de Navidad, lleva progresivamente a la humanidad redimida y que acoge esta Redención, al triunfo sobre el mal y sobre la muerte.

Ciertamente a medida que se va hacia Dios aumentan pruebas y dificultades. Esto vale tanto para el camino de la Iglesia como para cada uno de los cristianos. Las fuerzas hostiles a la verdad y a la justicia -como nos explica todo el libro del Apocalipsis- aumentan, en el curso de la historia, sus tramas y su violencia contra quien quiere seguir el camino del Redentor. Por tanto, en definitiva, a pesar de los riesgos y las derrotas parciales, la historia marcha hacia el triunfo del bien, hacia la victoria final de Cristo.

El año litúrgico, con sus festividades periódicas que tienden a recordarnos y hacernos vivir los principales fundamentos del pensar y el actuar cristiano, es un inestimable don de Dios, presente en nuestra historia. Las festividades litúrgicas sostienen de este modo nuestra fidelidad al mensaje evangélico, permitiéndonos al mismo tiempo hacer fructificar continuamente su infinita virtualidad.

La luz de Belén y la luz del Pesebre nos indican la dirección hacia lo mejor, nos hablan de la victoria final del bien, nos animan a caminar con esperanza y sin miedo, "sin apartarnos ni a la derecha ni a la izquierda" (Jos 23, 6).

Beato Juan Pablo II
Audiencia general del miércoles, 29 de diciembre de 1982
Fuente: El Camino de María
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domingo, 25 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!

Christus natus est nobis, venite, adoremus!
¡Cristo ha nacido por nosotros, venid, a adorarlo!

Vamos hacia Ti, en este día solemne, dulce Niño de Belén, que al nacer has escondido tu divinidad para compartir nuestra frágil naturaleza humana. Iluminados por la fe, Te reconocemos como verdadero Dios encarnado por amor nuestro. ¡Tú eres el único Redentor del hombre!
 
Ante el pesebre donde yace indefenso, que cesen tantas formas de creciente violencia, causa de indecibles sufrimientos; que se apaguen tantos focos de tensión, que corren el riesgo de degenerar en conflictos abiertos; que se consolide la voluntad de buscar soluciones pacíficas, respetuosas de las aspiraciones de los hombres y de los pueblos.
 
Niño de Belén, Profeta de paz, alienta las iniciativas de diálogo y de reconciliación, apoya los esfuerzos de paz que aunque tímidos, pero llenos de esperanza, se están haciendo actualmente por un presente y un futuro más sereno para tantos hermanos y hermanas nuestros en el mundo. Pienso en África, en la tragedia de Dafur en Sudán, en Costa de Marfil y en la región de los Grandes Lagos. Con gran aprensión sigo los acontecimiento de Irak. Y ¿cómo no mirar con ansia compartida, pero también con inquebrantable confianza, a la tierra de la que Tú eres Hijo?
 
¡Por doquier se ve la necesidad de paz! Tú, que eres el Príncipe de la verdadera paz, ayúdanos a comprender que la única vía para construirla es huir horrorizados del mal y buscar siempre y con valentía el bien. ¡Hombres de buena voluntad de todos los pueblos de la tierra, venid con confianza al pesebre del Salvador!

"No quita los reinos humanos quien da el Reino de los cielos" (cf. himno litúrgico).
Llegad para encontraros con Aquél que viene para enseñarnos el camino de la verdad, de la paz y del amor.

Mensaje de  Navidad "URBI ET ORBI" 
25 de diciembre de 2004
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sábado, 17 de diciembre de 2011

María es portadora de la Bendición de Dios

En este IV Domingo de Adviento, que nos prepara inmediatamente a la Santa Navidad, ¿qué inspiración mejor podemos encontrar para nuestros sentimientos, que la de hacer nuestro lo que experimentaba el Corazón mismo de la Virgen María, mientras esperaba el nacimiento del Señor? .

En la espera de esta Virgen "Bendita entre las mujeres" (Lc 1, 42), se resume toda la esperanza del Pueblo de Dios, puesta en las promesas que el mismo Dios había hecho a sus Patriarcas, y, a través del pueblo de Israel, se recoge la esperanza de toda la humanidad.

Tratemos nosotros también de hacer nuestra esta conciencia de fe de María, tan profundamente insertada en la historia de su pueblo y de toda la humanidad, de tal modo que podamos captar el sentido esencial de su camino durante los siglos y milenios, como camino fundado en la esperanza de una salvación que viene de Dios.

María es Bienaventurada porque creyó en el cumplimiento de las palabras del Señor (cf. Lc 1, 45), sabiendo que Dios no defrauda en sus promesas. Es Bienaventurada y, al mismo tiempo, "bendita" de Dios. Los dos términos no se pueden disociar, y el primero es efecto del segundo. La palabra de bendición, proferida por Dios, es siempre manantial de vida y, por lo tanto, de bienaventuranza. Para la Escritura, la bienaventuranza está en engendrar y comunicar la vida, física o espiritual Por esto, el que es "bendito" por Dios, es "bienaventurado".

La espera de María es la espera de engendrar la vida, pero una vida por la que Ella misma es, a la vez, salvada y hecha bienaventurada, porque esa Vida es el mismo Hijo de Dios.

María, antes y más que todo otro creyente, es portadora de la bendición de Dios, que se realizó en Cristo; y antes y más que todo otro creyente es bendita en Cristo Jesús. A Ella se acomodan de manera privilegiada y única las palabras de la Carta a los Efesios, donde se dice que Dios "nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales" (1, 3)

Uniéndonos a la espera de María, también nosotros participaremos de esta bendición divina que, viniendo del Padre, se nos concede por Jesús que nos ha sido dado por María.

Juan Pablo II . Ángelus
Domingo 18 de diciembre de 1983

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sábado, 10 de diciembre de 2011

Juan Pablo II, el Papa viajero, el peregrino de la paz


Durante más de un cuarto de siglo el Papa Juan Pablo II fue un mensajero permanente de la paz en el mundo. Él decía que era más fácil para el Papa peregrinar a otros países, que los peregrinos pudieran ir a Roma. Cada vez que llegaba a un país, se ponía de rodillas y besaba su suelo. Su lema era: “Dios es para todos”.

Más allá de las religiones, Juan Pablo II revolucionó los aspectos sociales y políticos del mundo, con paz y coraje, él desde su infancia supo lo que era el sufrimiento y esto lo hacía más humano. Combatió desde joven al nazismo y al comunismo, formó parte de la resistencia en la ocupación nazi a Polonia.

En 1982 llamó a la paz a la Argentina e Inglaterra por la guerra de las Islas Malvinas y llevó su mensaje personalmente viajando a los dos países. Antes también evitó la muerte de miles de jóvenes haciendo de mediador en el conflicto del Canal de Beagle entre Argentina y Chile.

Juan Pablo II tuvo mucha influencia también en la caída del comunismo y del muro de Berlín en 1990. Se involucraba en todos los conflictos, estaba atento a todo lo que pasaba en el mundo y salvó miles de vidas humanas con sus intervenciones. No estaba encerrado en una torre de marfil, era un constante peregrino de la paz.

Juan Pablo II también pidió perdón por todas las atrocidades cometidas por la humanidad y promovió el perdón con su propio ejemplo, cuando visitó y perdonó a quién atentó contra su vida, dejándole graves secuelas en su salud.

El Papa quería lograr el desarme nuclear del mundo, trató de evitar los enfrentamientos del Golfo y de Irak, la guerra de los Balcanes entre serbios y bosnios. Tal era su exigencia consigo mismo que sentía como derrotas propias todos los enfrentamientos que no podía evitar o detener.

La razón por la que Juan Pablo II no permitía el aborto, la eutanasia y la utilización de anticonceptivos era su férrea defensa de la vida; el Papa respetaba la vida humana por sobre todas las cosas y pensaba que cualquier sacrificio o esfuerzo era posible frente a la concepción de un nuevo ser.

Cuando enfermó grave, se ha rezado por su salud tanto en las Iglesias católicas y cristianas, como en las Sinagogas y Mezquitas de todo el mundo. Juan Pablo II realizó una constante búsqueda del diálogo interreligioso, basado en el principio de que Dios no puede ser objeto de discordia, Dios tiene que ser unidad para la humanidad.

Juan Pablo II en sus numerosos viajes, estuvo junto a los principales líderes de todas las religiones, defendía la fe y la unidad del mundo. Tenía una gran vocación ecuménica. Hay una palabra que define a Juan Pablo II y esa palabra es PAZ.

Juan Pablo II dejó este mundo para encontrarse cara a cara con Dios.
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miércoles, 7 de diciembre de 2011

María es el triunfo de la Gracia sobre el pecado

La Iglesia contempla hoy con gratitud y asombro las maravillas realizadas por el Señor en María, la Mujer a la que el pueblo cristiano aclama con las palabras de la antigua antífona: «Toda hermosa eres, María; no hay en Ti mancha del pecado original».

El misterio de gracia y de hermosura que envuelve a la Virgen Madre tiene su origen en la Ternura de Dios que, ya desde el primer instante de su existencia la preservó del pecado original y de sus consecuencias, preparándola para convertirse en la digna Madre de su Hijo. De ese modo, el Señor puso a María por encima de todas las demás criaturas, haciéndola llena de gracia, espejo admirable de su santidad.

La Inmaculada es el signo de la fidelidad de Dios, que no se rinde ante el pecado del hombre. Su plenitud de gracia nos recuerda también las inmensas posibilidades de bien de belleza, de grandeza y de gozo que están al alcance del hombre cuando se deja guiar por la Voluntad de Dios, y rechaza el pecado.

A la luz de la Mujer que el Señor nos regala como Abogada de gracia y Modelo de santidad, aprendemos a huir siempre del pecado. Pidamos a la Virgen que nos conceda la alegría de vivir bajo su mirada materna con pureza y santidad de vida.

Juan Pablo II - Ángelus
Meditación del jueves 8 de diciembre de 1994

sábado, 3 de diciembre de 2011

Emergencia en Varsovia: 230 pasajeros y una reliquia de Juan Pablo II


Un Boeing 767 que despegó de Newark, N.J., el martes 1 de Noviembre tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Varsovia, Polonia, sin el tren de aterrizaje que no pudo desplegarse. Ninguna de las 230 personas a bordo sufrieron daño alguno.

La traducción de la lengua polaca original al inglés fue hecha por el Padre Kaz Chwalek MIC, actual Provincial de los Marianos en USA y Argentina. Y la traducción al español corresponde a P. Dante Aguero MIC, miembro dell Vicariato de los Marianos de Argentina.

La siguiente es una compilación de un reporte de noticias de la cadena polaca Trawn.

Tomando en cuenta que entre la carga del avión se encontraba una reliquia de Juan Pablo II, Padre Kaz, reflexiona sobre el incidente: "Mi corazón se llena de profunda gratitud porque de esta manera se muestra el amor providencial de Dios, la misericordia y la oración de intercesión de Juan Pablo II".

Este es el relato: El Padre Peter Chyla, un miembro de la Provincia Polaca de los Redentoristas y pasajero del Boeing que debió aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Varsovia tenía consigo una reliquia de Juan Pablo II. "No estoy diciendo que salí ileso a causa de la intercesión del Beato Juan Pablo II", dijo el Padre Peter Fr. Peter, "pero oré y rogué para obtener esta gracia. También absolví a los pasajeros dos veces, inclusive apenas unos segundos antes de que el avión tocara el suelo. Emocionalmente fue una experiencia que me desbordó. Lo más importante de todo esto es lo que aconteció en el corazón y en las mentes de quienes tuvimos que lidiar con este acontecimiento que nos sobrevino. No puedo expresar mi enorme agradecimiento y reconocimiento por el piloto y la tripulación del avión".

"Más o menos 40 minutos antes del aterrizaje el capitán anunció a todos los pasajeros que haríamos un aterrizaje de emergencia debido a razones técnicas. Por varios minutos me sentí sin esperanza. Traté de controlar mis emociones y de aferrarme al Señor. No hubo pánico entre los pasajeros, todos, inclusive las madres con sus hijos permanecieron en calma. Eso fue increíble. En el mismo momento del aterrizaje hubo un silencio aterrador. Cuando el avión tocó el suelo, esperábamos un gran impacto con su correspondiente ruido. Pero el avión tocó el suelo como una esponja. Lo que siguió fue una eficiente evacuación".

El reporte señaló que el 1 de Noviembre es observado en la Iglesia como la Solemnidad de Todos los Santos. También es el aniversario de la Ordenación Sacerdotal de Karol Wojtyla, más tarde mundialmente conocido como el Papa Juan Pablo II quien fue beatificado el 1 de Mayo. Una lectora llamada Iskra añadió un comentario muy llamativo a esta noticia, que es como el eco de los sentimientos de corazón de los hombres y las mujeres de fe:

"Aterrizar sin el tren de aterrizaje con reliquia de Juan Pablo II a bordo, en el día de la Solemnidad de Todos los Santos, en el aniversario de su Ordenación Sacerdotal... No es normal que las pistas sean cubiertas como con una alfombra, por lo tanto, cualquier contacto del cuerpo de la aeronave con la superficie dura de la pista de aterrizaje produce consecuencias dictadas por las leyes de la física, lo que nos lleva a una drástica o trágica conclusión. Sin embargo las leyes de la naturaleza aquí no dictaron el resultado final. La destrucción y la muerte no prevalecieron... triunfó la vida humana. No hubo necesidad de tener que cavar 230 nuevas tumbas, ni de encender 230 velas votivas. La luz de nuestro Dios Misericordioso ha brillado sobre nosotros la gloria con la cual Él ha rodeado a su Siervo Juan Pablo II. Por medio de la oración confiada y la intercesión de Juan Pablo, se ha impedido una inevitable tragedia sobre nuestra nación".

Fuente: Noticias de la Divina Misericordia
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