lunes, 18 de mayo de 2020

A cien años del nacimiento de San Juan Pablo II

El mundo católico celebra hoy, 18 de mayo, el centenario del nacimiento en 1920 en Wadowice, un pequeño pueblo en el sur de Polonia, en el seno de una familia humilde, de Karol Wojtyla, quien se convertiría en el primer papa no italiano en cientos de años, con numerosos récord en su largo pontificado.
 
El diario vaticano «Osservatore Romano» dedica un número especial de varias páginas a la vida de San Juan Pablo II. En la portada digital del diario, que se ha dejado de imprimir debido a la pandemia, se observa la foto del papa polaco y un pensamiento de Francisco pidiendo su intercesión.
 
«Recordando el centenario del nacimiento de San Juan Pablo II, recurrimos a él para pedirle su intercesión: Intercede para que siempre permanezcamos fieles al Evangelio. Intercede para que sepamos cómo abrir las puertas a Cristo (…) Intercede para que sepamos cómo responder a las necesidades de nuestros hermanos que sufren», se lee.
 
También el papa emérito Benedicto XVI, retirado desde el pasado febrero de 2013, escribió una carta para con motivo del centenario del papa con quien compartió muchos años de trabajo en la Curia.
 
Benedicto XVI, de 93 años, estuvo al lado de Wojtila durante casi todo el pontificado al estar al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe desde 1981. «Cuando el cardenal Wojtyla fue elegido sucesor de San Pedro el 16 de octubre de 1978, la Iglesia estaba en una situación desesperada», recuerda en su carta el pontífice alemán.
 
El papa emérito añade «la tarea, que superaba las fuerzas humanas, esperaba al nuevo Papa. Sin embargo, desde el primer momento, Juan Pablo II despertó un nuevo entusiasmo por Cristo y su Iglesia. Primero lo hizo con el grito del sermón al comienzo de su pontificado: ¡No tengan miedo! ¡Abran, sí, abran de par en par las puertas a Cristo! Este tono finalmente determinó todo su pontificado y lo convirtió en un renovado liberador de la Iglesia».
 
Francisco celebrará hoy lunes una misa especial para recordar los 100 años del nacimiento del pontífice polaco desde la capilla de la tumba del santo que se encuentra en la basílica vaticana. La misa servirá de homenaje a Karol Wojtila, papa desde el 16 de octubre de 1978 hasta su muerte el 2 de abril de 2005, y canonizado por Jorge Bergoglio en 2014.
 
Tuvo el tercer pontificado más largo en la historia de la iglesia católica, de casi 27 años (1978-2005), beatificó a 1.340 personas y canonizó a 483 santos y realizó 104 viajes en los que visitó 129 países.
 
El 13 mayo de 1981, dos balas disparadas por el turco Ali Mehmet Agca hirieron de gravedad al Papa mientras saludaba en papamóvil a los fieles durante la audiencia general en la plaza de San Pedro y después el terrorista fue perdonado por el pontífice que le visitó en la cárcel.
 
En estos días se ha publicado el documental «Wojtyla: La investigación» del periodista español José María Zavala, una cinta que recoge momentos nunca antes conocidos de la vida de Juan Pablo II y de un pontificado en medio de la guerra fría, del fin de la Unión Soviética y de la caída del Muro de Berlín y las varias conspiraciones para acabar con su vida.
 
El postulador de la causa de canonización del pontífice, el sacerdote polaco Slawomir Oder, también es el encargado del proceso para beatificar a los padres del papa polaco que avanza en estos días, según adelantó esta semana en una videoconferencia con periodistas.
 
Reveló Oder que después de atentado, el papa mantuvo una gran amistad con los médicos y que cuando uno falleció «fue a casa de la familia para rezar frente al ataúd y consolar a la viuda y a sus hijos». Era como pide ahora Francisco «un verdadero pastor con olor a oveja», aseguró el sacerdote polaco.

viernes, 8 de mayo de 2020

San Juan Pablo II en la Basílica de Nuestra Señora de Luján (1982)

En 1982, en pleno conflicto bélico entre Argentina y Gran Bretaña por las Islas Malvinas, el papa Juan Pablo II visitó la República Argentina y se hizo presente en la Basílica de Nuestra Señora de Luján donde rezó por la paz.

"Vengo a orar por todos aquellos que han perdido la vida: por las víctimas de ambas partes; por las familias que sufren, como lo hice igualmente en Gran Bretaña. Vengo a orar por la paz, por una digna y justa solución del conflicto armado"

En la estación de ferrocarril, el Santo Padre fue recibido por el Obispo de Mercedes, Mons. Emilio Ogñenovich. Al aparecer el Santo Padre sobre la Avenida Nuestra Señora de Luján se estremeció la multitud y comenzaron a agitarse las banderas y banderines entre vítores y aplausos. Luego, Juan Pablo II fue a postrarse ante la Sagrada Imagen de Luján, bajada expresamente desde su Templete al altar Papal.

Su Santidad oró ante Ella. Luego se acercó a la bendita Imagen y le colocó el estuche abierto que contenía la Rosa de Oro que, con admiración inesperada de todos, como obsequio y distinción excepcional el Santo Padre ofrendaba a Nuestra Señora de Luján.

sábado, 2 de mayo de 2020

San Juan Pablo II en el Mes de María: Virgo Fidelis

"...De entre tantos títulos atribuidos a la Virgen, a lo largo de los siglos, por el amor filial de los cristianos, hay uno de profundísimo significado: Virgo Fidelis, Virgen fiel. ¿Qué significa esta fidelidad de María? ¿Cuáles son les dimensiones de esa fidelidad?

La primera dimensión se llama búsqueda. María fue fiel ante todo cuando, con amor se puso a buscar el sentido profundo del Designio de Dios en Ella y para el mundo. ¿Quomodo fiet? -¿Cómo sucederá esto?, preguntaba Ella al Ángel de la Anunciación. Ya en el Antiguo Testamento el sentido de esta búsqueda se traduce en una expresión de rara belleza y extraordinario contenido espiritual: buscar el Rostro del Señor. No habrá fidelidad si no hubiere en la raíz esta ardiente, paciente y generosa búsqueda; si no se encontrara en el corazón del hombre una pregunta, para la cual sólo Dios tiene respuesta, mejor dicho, para la cual sólo Dios es la respuesta.

La segunda dimensión se llama acogida, aceptación. El quomodo fiet se transforma, en los labios de María, en un fiat’. Que se haga, estoy pronta, acepto: éste es el momento crucial de la fidelidad, momento en el cual el hombre percibe que jamás comprenderá totalmente el cómo; que hay en el Designio de Dios más zonas de misterio que de evidencia; que, por más que haga, jamás logrará captarlo todo. Es entonces cuando el hombre acepta el misterio, le da un lugar en su corazón así como María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Es el momento en el que el hombre se abandona al misterio, no con la resignación de alguien que capitula frente a un enigma, a un absurdo, sino más bien con la disponibilidad de quien se abre para ser habitado por algo ¡por Alguien! más grande que el propio corazón. Esa aceptación se cumple en definitiva por la fe que es la adhesión de todo el ser al misterio que se revela.

Coherencia, es la tercera dimensión de la fidelidad. Vivir de acuerdo con lo que se cree. Ajustar la propia vida al objeto de la propia adhesión. Aceptar incomprensiones, persecuciones antes que permitir rupturas entre lo que se vive y lo que se cree: esta es la coherencia. Aquí se encuentra, quizás, el núcleo más íntimo de la fidelidad.

Pero toda fidelidad debe pasar por la prueba más exigente: la de la duración. Por eso la cuarta dimensión de la fidelidad es la constancia. Es fácil ser coherente por un día o algunos días. Difícil e importante es ser coherente toda la vida. Es fácil ser coherente en la hora de la exaltación, difícil serlo en la hora de la tribulación. Y sólo puede llamarse fidelidad una coherencia que dura a lo largo de toda la vida. El fiat’ de María en la Anunciación encuentra su plenitud en el fiat’ silencioso que repite al pie de la cruz. Ser fiel es no traicionar en les tinieblas lo que se aceptó en público.

De todas les enseñanzas que la Virgen da a sus hijos, quizás la más bella e importante es esta lección de fidelidad..."

San Juan Pablo II
Homilía en la Catedral de México. 26 de enero de 1979