Para todo el mundo era conocida su santidad en vida y
Antes de su viaje final, el mundo sabía que era un hombre
Puro, noble, santo, lleno de bondad, compasión y
Amor para toda la humanidad y sin distinción alguna.
Jamás doblegó su Fe, su Espíritu y su Cristianismo para
Unir al mundo con su peregrinaje en los cinco continentes y
Aun con escasa salud y débil nunca abandonó su santa misión y
No dejó de sacrifarse con estoicismo en bien de la humanidad.
Por su Santidad, hoy está junto a su amigo Jesús y a su
Amadísima Madre María y desde ahí sigue derramando su
Bondad, amor y escuchando nuestras oraciones y peticiones.
Los que lo amamos y hemos recibido sus bendiciones, debemos
Orar, para que sea proclamado Santo de la Iglesia Católica.
Dios, La Virgen María y Juan Pablo II los bendigan y los protejan.
Enviado por Gonzalo Cantos
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