Te invocamos Oh Virgen del Perpetuo
Socorro, Madre Santa del Redentor, socorre a Tu pueblo, que anhela resurgir. Da a todos el gozo de
trabajar por la construcción del
Reino en consciente y activa
solidaridad con los más pobres, anunciando de modo nuevo y
valiente el Evangelio de Tu Hijo. Él es fundamento y cima de toda convivencia humana que aspire a una paz
verdadera, estable y justa. Como el Niño Jesús, que admiramos en este
venerado Icono, también nosotros queremos estrechar Tu mano
derecha. A Ti no te falta poder ni
bondad para socorrernos en las más diversas
necesidades y circunstancias de la vida. La hora actual es Tu Hora Ven, pues, en ayuda nuestra y sé para todos socorro, refugio y esperanza Amén. San Juan Pablo II Santuario
de San Alfonso Domingo
30-junio-1991
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