Mi nombre es Verónica Viñas; mi esposo, Roberto Bilbao. Vivimos en General Las Heras, Provincia de Buenos Aires. En mayo del año pasado nuestra hija Carolina (entonces de 12 años) comienza con períodos de fiebre. La tratan por gripe, luego por infección urinaria, hasta que al fin nos piden que realicemos una consulta hematológica. Como madre, presiento desde los primeros momentos que algo más grave se aproxima.
Desesperada, busco entre mis papeles la hoja de diario que había guardado con las últimas dolorosas imágenes en Pascua del querido Juan Pablo II, pues las tenía justamente porque su santidad me conmovía especialmente.
Merced a la Divina Providencia acudimos a un médico hematólogo, que sin saberlo nosotros era el Jefe de Hemato-Oncología pediátrica del Hospital Italiano, Dr. Eduardo Dibar. El 13 de julio tuvimos el diagnóstico: leucemia bifenotípica aguda. Ese mismo día quedó internada en dicho hospital, a la semana comenzó con 8 días de quimioterapia.
Todos los días rezamos con gran devoción, con plena confianza en nuestro Señor, pidiendo a Juan Pablo II su intercesión ante la Santísima Trinidad por Carolina. El 4 de agosto tenemos los resultados de la primera punción de médula luego de la quimioterapia: 0 blastos (o sea, 0 células malignas). Tuvo 5 quimioterapias en total. Cuando comenzamos con la primera, el Dr. Dibar nos dijo que le esperaban mínimamente 7 meses de tratamiento. "Se vienen tiempos tormentosos..." nos dijo. Inmediatamente pensé: "No importa. Dios ha calmado tempestades".
El 30 de noviembre terminó la última quimio, o sea que Carolina terminó todo el tratamiento en cuatro meses y medio. Todas las punciones que le realizaron durante ese período fueron excelentes. No tuvo ninguna complicación importante a pesar de que luego de las sesiones de drogas quedaba neutropénica, o sea sin ninguna defensa. No tuvo problemas con el catéter, cuando otros niños los cambian, pues suelen taparse. No tuvo descomposturas ni efectos colaterales, como por ejemplo, mucositis, que son muy comunes.
Durante todo el tratamiento estuvo la foto del diario de Juan Pablo II bajo su almohada, tanto es así que una doctora decía: "Aquí vengo, a saludar a Carolina y a Juan Pablo". Una médica en particular, la doctora Mónica Makiya, subjefa del sector, nos dijo: "No puedo creer cómo está esta nena. Otros chicos, en esta etapa (sería septiembre) ya han pasado por terapia, respirador...No les cuento más para no asustarlos." El mismo Dr. Dibar nos manifestó varias veces que "esto no es normal..."
Con mi esposo nunca preguntamos ni quisimos averiguar nada sobre la leucemia, simplemente nos pusimos en manos de Dios y la Santísima Virgen, a través de Juan Pablo II. Además, hay en medio muchos milagros cotidianos que no he contado para no ser tan extensa. El 24 de diciembre de 2007, nos comunican que la enfermedad había hecho una remisión completa desde el primer momento, y que mi hija tampoco iba a necesitar mantenimiento.
El 3 de marzo Carolina volvió a la escuela. Ayer, 10 de marzo de 2008 la llevamos a control. Todo perfecto, dijo la Doctora. Por ahora, tenemos que llevarla a control una vez al mes. Nunca los médicos nos dijeron abiertamente esto es un milagro, tampoco nos animamos a preguntarles qué pensaban, pero nosotros así lo sentimos en nuestro corazón.
Gracias, querido Juan Pablo II, quiera Dios que pronto estés reconocido oficialmente por la iglesia, sabemos que desde el cielo aún continúas derramando bendiciones.
Verónica Viñas y Roberto Bilbao
verobert2003@yahoo.com.ar
Desesperada, busco entre mis papeles la hoja de diario que había guardado con las últimas dolorosas imágenes en Pascua del querido Juan Pablo II, pues las tenía justamente porque su santidad me conmovía especialmente.
Merced a la Divina Providencia acudimos a un médico hematólogo, que sin saberlo nosotros era el Jefe de Hemato-Oncología pediátrica del Hospital Italiano, Dr. Eduardo Dibar. El 13 de julio tuvimos el diagnóstico: leucemia bifenotípica aguda. Ese mismo día quedó internada en dicho hospital, a la semana comenzó con 8 días de quimioterapia.
Todos los días rezamos con gran devoción, con plena confianza en nuestro Señor, pidiendo a Juan Pablo II su intercesión ante la Santísima Trinidad por Carolina. El 4 de agosto tenemos los resultados de la primera punción de médula luego de la quimioterapia: 0 blastos (o sea, 0 células malignas). Tuvo 5 quimioterapias en total. Cuando comenzamos con la primera, el Dr. Dibar nos dijo que le esperaban mínimamente 7 meses de tratamiento. "Se vienen tiempos tormentosos..." nos dijo. Inmediatamente pensé: "No importa. Dios ha calmado tempestades".
El 30 de noviembre terminó la última quimio, o sea que Carolina terminó todo el tratamiento en cuatro meses y medio. Todas las punciones que le realizaron durante ese período fueron excelentes. No tuvo ninguna complicación importante a pesar de que luego de las sesiones de drogas quedaba neutropénica, o sea sin ninguna defensa. No tuvo problemas con el catéter, cuando otros niños los cambian, pues suelen taparse. No tuvo descomposturas ni efectos colaterales, como por ejemplo, mucositis, que son muy comunes.
Durante todo el tratamiento estuvo la foto del diario de Juan Pablo II bajo su almohada, tanto es así que una doctora decía: "Aquí vengo, a saludar a Carolina y a Juan Pablo". Una médica en particular, la doctora Mónica Makiya, subjefa del sector, nos dijo: "No puedo creer cómo está esta nena. Otros chicos, en esta etapa (sería septiembre) ya han pasado por terapia, respirador...No les cuento más para no asustarlos." El mismo Dr. Dibar nos manifestó varias veces que "esto no es normal..."
Con mi esposo nunca preguntamos ni quisimos averiguar nada sobre la leucemia, simplemente nos pusimos en manos de Dios y la Santísima Virgen, a través de Juan Pablo II. Además, hay en medio muchos milagros cotidianos que no he contado para no ser tan extensa. El 24 de diciembre de 2007, nos comunican que la enfermedad había hecho una remisión completa desde el primer momento, y que mi hija tampoco iba a necesitar mantenimiento.
El 3 de marzo Carolina volvió a la escuela. Ayer, 10 de marzo de 2008 la llevamos a control. Todo perfecto, dijo la Doctora. Por ahora, tenemos que llevarla a control una vez al mes. Nunca los médicos nos dijeron abiertamente esto es un milagro, tampoco nos animamos a preguntarles qué pensaban, pero nosotros así lo sentimos en nuestro corazón.
Gracias, querido Juan Pablo II, quiera Dios que pronto estés reconocido oficialmente por la iglesia, sabemos que desde el cielo aún continúas derramando bendiciones.
Verónica Viñas y Roberto Bilbao
verobert2003@yahoo.com.ar
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(Tenemos documentación de todo el tratamiento)
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