miércoles, 31 de octubre de 2012

Mantener vivo el recuerdo del Beato Juan Pablo II


Señaló Mons. Ivo Scapolo, Nuncio Apostólico en Chile, durante la ceremonia de bendición de la primera capilla que se consagra al Beato Juan Pablo II en Chile y está ubicada en la Diócesis de San Bernardo.

La solemne ceremonia de dedicación del templo, ubicado en el sector de Colonia Kennedy en la localidad de Hospital, se celebró este 22 de octubre, día en el cual se conmemoró en todo el mundo la fiesta del Beato Juan Pablo II. Esta capilla se pudo consagrar al Beato gracias a un permiso especial solicitado por Mons. Juan Ignacio González al Santo Padre en Roma.

Los fieles se reunieron en horas de la tarde en las afueras del templo para participar de la Misa de Dedicación y Bendición de la nueva construcción. Los vecinos del lugar estaban muy emocionados, pues durante muchos años contaron con una pequeña capilla de madera, lo que ahora se transformó en una hermosa y sólida construcción.

En su homilía Mons. Ivo Scapolo señaló que se debe "Mantener vivo el recuerdo del Beato Juan Pablo II... Deben ser conocedores de su magisterio para un enriquecimiento espiritual, moral y renovar nuestro compromiso de comunión al Santo Padre, nuestra cercanía y cariño".

Además destacó que "Hay que vivir con especial devoción este Año de la Fe. Que ésta nueva capilla sea un lugar especial de encuentro personal con Jesús".

En silencio y con mucho respeto por parte de los numerosos asistentes, se desarrolló el Rito Bendición, que comenzó con la oración de Dedicación, el altar fue ungido con el Santo Crisma, al igual que los muros del nuevo templo.

Una vez incensado el tabernáculo, los fieles y los muros de la iglesia, se dio paso a la celebración de la Eucarística presidida por el representante del Santo Padre en Chile y concelebrada por Monseñor Juan Ignacio González y el Padre Clobert Suazo, del Oratorio Mariano y párroco del lugar.

Al finalizar la ceremonia el Prelado de San Bernardo hizo un significativo e importante presente a la comunidad parroquial, les regaló una Cruz Pectoral obsequiada por el Papa Juan Pablo II en una visita, donde Mons. Juan Ignacio se reunión con el Pontífice en Roma. Los asistentes agradecieron emocionados y con aplausos éste generoso presente del Obispo diocesano.

Además, los niños de las catequesis en representación de la Colonia Kennedy entregaron un presente con productos típicos de la zona a Mons. Ivo Scapolo, Nuncio Apostólico en Chile.

La nueva Capilla ya abrió oficialmente sus puertas a todos los fieles del sector para que puedan celebrar los sacramentos, además en ella se encuentra una reliquia del Beato Juan Pablo II para su veneración.

Fuente: CAMINEO.INFO 

sábado, 27 de octubre de 2012

La trayectoria Mariana de Juan Pablo II


Naturalmente, al referirme a los orígenes de mi vocación sacerdotal, no puedo olvidar la trayectoria mariana. La veneración a la Madre de Dios en su forma tradicional me viene de la familia y de la parroquia de Wadowice. Recuerdo, en la iglesia parroquial, una capilla lateral dedicada a la Madre del Perpetuo Socorro a la cual por la mañana, antes del comienzo de las clases, acudían los estudiantes del instituto. También, al acabar las clases, en las horas de la tarde, iban muchos estudiantes para rezar a la Virgen.

Además, en Wadowice, había sobre la colina un monasterio carmelita, cuya fundación se remontaba a los tiempos de San Rafael Kalinowski. Muchos habitantes de Wadowice acudían allí, y esto tenía su reflejo en la difundida devoción al escapulario de la Virgen del Carmen. También yo lo recibí, creo que cuando tenía diez años, y aún lo llevo. Se iba a los Carmelitas también para las confesiones. De ese modo, tanto en la iglesia parroquial, como en la del Carmen, se formó mi devoción mariana durante los años de la infancia y de la adolescencia hasta la superación del examen final.

Cuando me encontraba en Cracovia, en el barrio Debniki, entré en el grupo del "Rosario vivo'', en la parroquia salesiana. Allí se veneraba de modo especial a María Auxiliadora. En Debniki mi manera de entender el culto a la Madre de Dios experimentó un cierto cambio. Estaba ya convencido de que María nos lleva a Cristo, pero en aquel período empecé a entender que también Cristo nos lleva a su Madre. Hubo un momento en el cual me cuestioné de alguna manera mi culto a María, considerando que éste, si se hace excesivo, acaba por comprometer la supremacía del culto debido a Cristo. Me ayudó entonces el libro de San Luis María Grignion de Montfort titulado "Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen''. En él encontré la respuesta a mis dudas. Efectivamente, María nos acerca a Cristo, con tal de que se viva su misterio en Cristo. El tratado de San Luis María Grignion de Montfort puede cansar un poco por su estilo un tanto enfático y barroco, pero la esencia de las verdades teológicas que contiene es incontestable. El autor es un teólogo notable. Su pensamiento mariológico está basado en el Misterio trinitario y en la verdad de la Encarnación del Verbo de Dios.

Comprendí entonces por qué la Iglesia reza el Ángelus tres veces al día. Entendí lo cruciales que son las palabras de esta oración: "El Ángel del Señor anunció a María. Y Ella concibió por obra del Espíritu Santo... He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra... Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros..." ¡Son palabras verdaderamente decisivas! Expresan el núcleo central del acontecimiento más grande que ha tenido lugar en la historia de la humanidad. Esto explica el origen del Totus Tuus. La expresión deriva de San Luis María Grignion de Montfort. Es la abreviatura de la forma más completa de la consagración a la Madre de Dios, que dice: Totus tuus ego sum et omnia mea Tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor Tuum, Maria.

De ese modo, gracias a San Luis, empecé a descubrir todas las riquezas de la devoción mariana, desde una perspectiva en cierto sentido nueva. Por ejemplo, cuando era niño escuchaba "Las Horas de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María'', cantadas en la iglesia parroquial, pero sólo después me di cuenta de la riqueza teológica y bíblica que contenían. Lo mismo sucedió con los cantos populares, por ejemplo con los cantos navideños polacos y las Lamentaciones sobre la Pasión de Jesucristo en Cuaresma, entre las cuales ocupa un lugar especial el diálogo del alma con la Madre Dolorosa.

Sobre la base de estas experiencias espirituales fue perfilándose el itinerario de oración v contemplación que orientó mis pasos en el camino hacia el sacerdocio, y después en todas las vicisitudes sucesivas hasta el día de hoy. Este itinerario desde niño, y más aún como sacerdote y como obispo, me llevaba frecuentemente por los senderos marianos de Kalwaria Zebrzydowska. Kalwaria es el principal santuario mariano de la Archidiócesis de Cracovia. Iba allí con frecuencia y caminaba en solitario por aquellas sendas presentando en la oración al Señor los diferentes problemas de la Iglesia, sobre todo en el difícil período que se vivía bajo el comunismo. Mirando hacia atrás constato como "todo está relacionado'': hoy como ayer nos encontramos con la misma intensidad en los rayos del mismo misterio.

Libro "Don y Misterio" de Juan Pablo II

miércoles, 24 de octubre de 2012

Su largo pontificado es también ejemplo de nueva evangelización, dijo Benedicto XVI, invocando su intercesión, inaugurando el Sínodo. Con su misma voz, recordamos al Beato Juan Pablo II en los primeros momentos de su Pontificado: «¡Alabado sea Jesucristo! Queridísimos hermanos y hermanas: Todos estamos apenados todavía por la muerte de nuestro amadísimo Papa Juan Pablo I. Y he aquí que los Eminentísimos Cardenales han designado un nuevo Obispo de Roma. Lo han llamado de un país lejano..., lejano pero muy cercano siempre por la comunión en la fe y tradición cristiana. He sentido miedo al recibir esta designación, pero lo he hecho con espíritu de obediencia a Nuestro Señor Jesucristo y con confianza plena en su Madre María Santísima. No sé si podré explicarme bien en vuestra... nuestra lengua italiana; si me equivoco, me corregiréis. Y así me presento a todos vosotros para confesar nuestra fe común, nuestra esperanza y nuestra confianza en la Madre de Cristo y de la Iglesia; y también para comenzar de nuevo el camino de la historia y de la Iglesia, con la ayuda de Dios y con la ayuda de los hombres».

Era el 16 de octubre de 1978... el primer saludo de Juan Pablo II, que el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro, cuyo pontificado, uno de los más largos de la historia de la Iglesia, duró casi 27 años. Con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la "sollicitudo omnium Ecclesiarum" y por la caridad abierta a toda la humanidad.

Más de 17.600.000 peregrinos participaron en sus 1.166 Audiencias Generales. Sin contar las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas -más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000- y los millones de fieles que Juan Pablo II encontró durante las visitas pastorales en Italia y en el resto del mundo. Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas que indicó en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro. Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos...

Hace tan solo unos días Benedicto XVI, inaugurando el Año de la fe destacó el Gran Jubileo del 2000, con el que el beato Juan Pablo II propuso de nuevo a toda la humanidad a Jesucristo como único Salvador, ayer, hoy y siempre, y en la solemne apertura del Sínodo sobre la Nueva Evangelización, evocó a su amado predecesor, invocando la intercesión de los santos y evangelizadores: «Queridos hermanos y hermanas, encomendemos a Dios los trabajos de la Asamblea sinodal con el sentimiento vivo de la comunión de los santos, invocando la particular intercesión de los grandes evangelizadores, entre los cuales queremos contar con gran afecto al beato Juan Pablo II, cuyo largo pontificado ha sido también ejemplo de nueva evangelización».

martes, 16 de octubre de 2012

A 34 años de su elección: Un Papa viajero que amaba la paz


“Habemus Papa" fue el anunció que hizo el cardenal italiano Pericle Felici al mundo y a 100 mil fieles católicos que se encontraban en la Plaza de San Pedro, la tarde del 16 de octubre de 1978, a la expectativa de quien será el sucesor de Juan Pablo I, cuyo pontificado duró solo 33 días.

El nombramiento recayó sobre el cardenal polaco Karol Wojtyla, de 58 años, y causó sorpresa pues se terminaba con los 450 años de pontificados italianos.

Wojtyla, el Papa más joven del siglo, escogió como nombre Juan Pablo II en honor a sus antecesores: Juan XIII, Pablo VI y Juan Pablo I.

Desde un inicio, su carisma conquistó a los católicos del mundo. Tuvo convicciones muy claras que cumplió durante su pontificado, el tercero más largo de la historia con 26 años y medio.

Dijo que un Papa no debe ser un soberano sino un pastor que anuncie el Evangelio de Cristo, y así lo hizo: viajó 104 veces y visitó 129 ciudades, lo que equivale a un recorrido de 1,2 millones de kilómetros y haber estado fuera del Vaticano dos años y ocho meses.

Se lo conocía como el "Papa viajero", aunque la prensa en Latinoamérica lo catalogaba como el "goleador de la fe", "el atleta de Dios", "el trotamundos del Evangelio" o "el Papa de la juventud".

En sus perfiles, se destaca su fe inquebrantable, su temple para hacer respetar los derechos de los seres humanos, apelaba a mantener las familias unidas y una juventud sana. Esto, como él mismo lo dijo, se debía a que durante su juventud vivió dos sucesos extremos que marcaron el siglo XX: el nazismo y el comunismo.

De ahí, se explica también su deseo de luchar por el bienestar de los pueblos e inició un proceso de pacificación en el mundo, lo que lo convirtió en un personaje influyente a la hora de tomar decisiones políticas: contribuyó personalmente para que su natal Polonia y Rusia salgan del comunismo, apeló también en varias ocasiones como mediador entre naciones en conflicto, un ejemplo concreto es el Conflicto del Beagle, un paso interoceánico que no pertenece a ningún océano, entre la Argentina y Chile en 1978. Ambas naciones estaban al borde de la guerra, tenían militares en sus fronteras en disputa de unas islas que se encuentran en la parte del canal que comparten los dos países. Juan Pablo II consiguió que firmen un tratado de paz.

El Pontífice también tuvo influencia en la reanudación de las negociaciones de paz entre los estado del Oriente Medio.

Se mostraba opuesto a los extremos socialistas o capitalistas. Eso explicaría, según sus seguidores, su viaje a Cuba en 1998 a fin de intentar suavizar el sistema. No tuvo ningún reparo en reprender públicamente al cardenal nicaragüense Ernesto Cardenal, quien en 1983 se encontraba arrodillado frente a él a su llegada al aeropuerto de Managua. Lo increpó por su apoyo y trabajo al Frente Sandinista del Liberación Nacional, del presidente Daniel Ortega, y por ocupar el cargo de ministro de Educación, colaborando así a terminar con la dictadura de Anastasio Somoza.

Este suceso fue visto por los progresistas católicos como el alineamiento del Pontífice a las dictaduras militares, de hecho fue muy criticado por mantener buenas relaciones con el exdictador chileno Augusto Pinochet.

Fue duro y radical con lo sacerdotes que apostaban por la Teología de la Liberación y defendió con tenacidad los principios básicos de la Iglesia.

Sin embargo, respetaba los valores de otras religiones, lo que lo llevó a reunirse con ortodoxos, budistas y mahometanos

Al inicio de su pontificado, la Santa Sede tenía relaciones diplomáticas con 84 estados. Al fallecer este Papa, las tenía con 173.

Fue un devoto de la Virgen, algunos de sus biógrafos indican que el amor inmenso que sentía hacia ella surgió luego de la inesperada muerte de su madre.

Su vida estuvo marcada por trágicos sucesos que pusieron el él un dejo de tristeza, pero siempre estuvo lleno de fe y esperanza.

Cuando tenía 9 años, su madre murió mientras daba a luz a su hermana, quien también falleció. Entonces, su padre se dedicó de lleno a él y a su hermano, Edmund Wojtyla.

Edmund, 14 años mayor al Papa, estudiaba medicina y murió tras haber sido contagiado de una enfermedad infecciosa que causa erupciones en todo el cuerpo, llamada escarlatina.

Fue otro duró golpe en su vida, pero, ya más apegado a Dios, aceptó con humildad sus designios.

Durante su pontificado fue evidente el deterioro de salud, pero se mostraba con una gran fuerza interior. Tras el intento del asesinato en 1981, se le detectó cáncer al intestino y tuvo caídas, en las que se fracturó el hombro, en 1993; el fémur, en 1994, y fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson en 1996.

Fue la primera vez que un Papa dio a conocer abiertamente sus enfermedades. En septiembre de 2003, su salud empeoró notablemente y la Cúpula de la Iglesia comenzó a preparar a los católicos para su muerte.

Se negó a tomar medicinas y, aún sin casi poder hablar y con el mal de Parkinson avanzado, se opuso a la guerra contra Iraq.

A inicios de 2005, tuvo complicaciones respiratorias y, a finales de marzo, una fuerte infección a las vías urinarias. El 2 de abril a las 21:37 (hora de Italia) dijo: "Déjenme ir a la casa de mi padre", y murió.
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jueves, 11 de octubre de 2012

Oración del Beato Juan Pablo II a Nuestra Señora del Pilar


¡Dios te salve María, Madre de Cristo y de la Iglesia! ¡Dios te salve, vida, dulzura y esperanza nuestra!

A tus cuidados confío esta tarde las necesidades de todas las familias, las alegrías de los niños, la ilusión de los jóvenes, los desvelos de los adultos, el dolor de los enfermos y el sereno atardecer de los ancianos.

Te encomiendo la fidelidad y abnegación de los ministros de tu Hijo, la esperanza de quienes se preparan para ese ministerio, la gozosa entrega de las vírgenes del claustro, la oración y solicitud de los religiosos y religiosas, la vida y empeño de cuantos trabajan por el Reino de Cristo.

En tus manos pongo la fatiga y el sudor de quienes trabajan con las suyas; la noble dedicación de los que transmiten su saber y el esfuerzo de los que aprenden; la hermosa vocación de quienes con su ciencia y servicio alivian el dolor ajeno; la tarea de quienes con su inteligencia buscan la verdad.

En tu Corazón dejo los anhelos de quienes, mediante los quehaceres económicos, procuran honradamente la prosperidad de sus hermanos; de quienes, al servicio de la verdad, informan y forman rectamente la opinión pública; de cuantos, en la política, en la milicia, en las labores sindicales o en el servicio del orden ciudadano, prestan su colaboración honesta en favor de una justa, pacífica y segura convivencia.

Virgen Santa del Pilar: Aumenta nuestra fe, consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad.  Socorre a los que padecen desgracias, a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo. Fortalece a los débiles en la fe. Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios. Y asiste maternalmente, oh María, a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad. Así sea.

Beato Juan Pablo II
Zaragoza, 6 de noviembre de 1982
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sábado, 6 de octubre de 2012

La Virgen del Rosario continúa su obra de anunciar a Cristo

En el punto 17 de la Carta Apostólica "Rosarium Virginis Mariae", el Beato Papa Juan Pablo II, expresa que "La Virgen del Rosario continúa su obra de anunciar a Cristo".

El siguiente es el texto completo de dicho punto:

"...El Rosario es también un itinerario de anuncio y de profundización, en el que el misterio de Cristo es presentado continuamente en los diversos aspectos de la experiencia cristiana. Es una presentación orante y contemplativa, que trata de modelar al cristiano según el corazón de Cristo. Efectivamente, si en el rezo del Rosario se valoran adecuadamente todos sus elementos para una meditación eficaz, se da, especialmente en la celebración comunitaria en las parroquias y los santuarios, una significativa oportunidad catequética que los Pastores deben saber aprovechar. La Virgen del Rosario continúa también de este modo su obra de anunciar a Cristo. La historia del Rosario muestra cómo esta oración ha sido utilizada especialmente por los Dominicos, en un momento difícil para la Iglesia a causa de la difusión de la herejía. Hoy estamos ante nuevos desafíos. ¿Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del rosario con la fe de quienes nos han precedido? El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en el bagaje pastoral de todo buen evangelizador..."

Nota: La foto que ilustra esta nota corresponde a la Visita Pastoral realizada por el Beato Papa Juan Pablo II al Santuario de la Santísima Virgen María del Santo Rosario de Pompeya, el martes 7 de octubre de 2003.
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jueves, 4 de octubre de 2012

Juan Pablo II y Santa Faustina Kowalska


Polaca de nacimiento y monja de devoción, Faustina tuvo otras tantas revelaciones entre las que destacan la Guerra Mundial y su propia muerte.

Múltiples teorías y teóricos nos han hablado del fin del mundo a lo largo de los años. La Biblia nos invita además, a reflexionar sobre ello y en base a sus textos se ha escrito muchísimo sobre el fin de los días. Una de esas personalidades que tomaron protagonismo en la imposición de la fecha de caducidad del universo fue Sor Faustina Kowalska.

Faustina nació en 1905 en Glogowice, una localidad cerca de Lodz, en Polonia. Allí creció en un entorno católico y recibió durante sus primeros pasos en el mundo una gran educación cristiana. A los 20 años, ingresaba en la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Madre de Dios: las Magdalenas.

Estas monjas se dedicaban a la formación moral de las jovencitas necesitadas de ávidos consejos de vida. Seis años más tarde de ingresar en la Congregación, en 1931, Sor Faustina aseguró ver a Cristo. No verlo en sueños, no que le hablase y le mostrase el camino. No. Ella asegura haberlo visto físicamente, cerca de Cracovia.

Se le apareció y frente a ella levantó una mano en señal de bendición y otra la postró en su pecho. Faustina cuenta así lo que ocurrió en ese instante “De su manto brotaban dos rayos de luz: el uno rojo y el otro blanco. Él me dijo: estos dos rayos de luz representan la sangre y el agua que brotaron de mi corazón al ser herido por la lanza del soldado en la cruz. El rayo rojo significa la sangre y el blanco el agua. Debes mandar pintar una imagen mía así como la estás viendo ahora, y que lleve esta inscripción: “JESÚS, YO CONFÍO EN TÍ”.  “Deseo que esta imagen sea venerada en todas partes, y prometo que a quienes veneren mi imagen y confíen en mí, les concederé gracias y favores mucho más grandes de los que me pidan. Y los asistiré en el momento de su muerte”.

Sor Faustina fue recogida en el seno de la Congregación entre vítores de admiración. Había visto a Jesucristo.

Ocho años antes de la última guerra mundial, cuentan que predijo lo que ocurriría. También el bombardeo a Varsovia y algo que inquietó a muchos: la fecha de su propia muerte. Día, motivo (tuberculosis) y año exacto. Y así fue.

Pero antes de morir, cumplió con el encargo de Dios pintando la obra que le ordenó. Así nacía la devoción a la Divina Misericordia que, un cardenal polaco bien considerado en la iglesia y que por aquél entonces ocupaba el puesto de arzobispo de Cracovia, dio luz verde a esta práctica prohibida durante 19 años. Seis meses después llegaría a Sumo Pontífice bajo el nombre de Juan Pablo II.

Fue entonces cuando Sor Faustina tuvo una nueva revelación que dejó plasmada en sus escritos: “Esta mirada que aparece en mi rostro es la misma que desde la cruz dirigí en favor de los pecadores. Dile a los pecadores que si acuden a mi Misericordia, entonces por más grandes que sean sus pecados, en vez de castigarles, les concederé mi perdón. Que recurran a mi Misericordia y me supliquen perdón, antes de que les llegue mi justicia. Antes de venir como juez, abro de par en par las puertas de mi Misericordia. Solamente quienes no quieran acudir a mi Misericordia tendrán que recibir todo el peso de mi justicia. Precediendo el día de la justicia, hará una señal en el cielo a todos los hombres. Toda luz será apagada en el firmamento y en la Tierra. Entonces aparecerá venida del Cielo la señal de la Cruz, de cada una de mis llagas de las manos y de los pies saldrán luces que iluminarán la Tierra por un momento. Quiero a Polonia de una manera especial. Si es fiel y dócil a mi voluntad, la elevaré en poder y santidad. De allí, de Polonia, saltará la chispa que preparará al mundo a mi última venida”.

Con esto Sor Faustina apunta a Juan Pablo II como el Papa previo al fin de los días coincidiendo con aquellas profecías de la Virgen en las apariciones de Umbe y Garabandal, cuando decía que Juan Pablo II era el último Papa previo al fin de los tiempos.

En no muchas ocasiones Jesús se manifiesta y muestra un aspecto como la Misericordia. Sólo el tiempo nos dirá si con Benedicto XVI llegó la última venida y el fin de los días.
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