Antes de comenzar su actividad pública, Jesús, llevado
por el Espíritu Santo, se retira al desierto durante cuarenta días. Allí, como
leemos hoy en el Evangelio, el diablo lo pone a prueba […] La lucha victoriosa
de Jesús contra el tentador no termina con los días pasados en el desierto;
continúa durante los años de su vida pública y culmina en los acontecimientos
dramáticos de la Semana Santa. Precisamente con su muerte en la Cruz, el
Redentor triunfa definitivamente sobre el mal, liberando a la humanidad del
pecado y reconciliándola con Dios.
La escena de las tentaciones de Cristo en el desierto se
renueva cada año al comienzo de la Cuaresma. La liturgia invita a los creyentes
a entrar con Jesús en el desierto y a seguirlo en el típico itinerario
penitencial de este tiempo cuaresmal, que ha comenzado el miércoles pasado con
el austero rito de la ceniza.
Sólo Cristo puede liberar al hombre de lo que lo hace
esclavo del mal y del egoísmo: de la búsqueda ansiosa de los bienes materiales,
de la sed de poder y dominio sobre los demás y sobre las cosas, de la ilusión
del éxito fácil, y del frenesí del consumismo y el hedonismo que, en
definitiva, perjudican al ser humano. Esto es lo que nos pide claramente el
Señor para entrar en el clima auténtico de la Cuaresma. Quiere que en el
desierto de estos cuarenta días aprendamos a afrontar al enemigo de nuestras
almas, a la luz de su palabra de salvación. Pidamos al Espíritu Santo que
vivifique nuestra oración, para que estemos dispuestos a afrontar con valentía
la incesante lucha de vencer el mal con el bien.
Al comienzo del itinerario cuaresmal volvemos a las
raíces de nuestra fe para prepararnos, con la oración, la penitencia, el ayuno
y la caridad, a participar con corazón renovado interiormente en la Pascua de
Cristo.
Que la Virgen Santísima nos ayude en esta Cuaresma a
compartir con dignos frutos de conversión el Camino de Cristo, desde el
desierto de las tentaciones hasta Jerusalén, para celebrar con Él la Pascua de
nuestra redención.
San Juan Pablo II
1 de marzo de1998
No hay comentarios:
Publicar un comentario