Te invocamos
Oh Virgen del
Perpetuo Socorro,
Madre Santa del
Redentor,
socorre a Tu
pueblo,
que anhela
resurgir.
Da a todos el
gozo de trabajar
por la
construcción del Reino
en consciente y
activa solidaridad
con los más
pobres,
anunciando de
modo nuevo y valiente
el Evangelio de
Tu Hijo.
Él es
fundamento y cima
de toda
convivencia humana
que aspire a
una paz verdadera,
estable y
justa.
Como el Niño
Jesús,
que admiramos
en este venerado Icono,
también
nosotros
queremos
estrechar Tu mano derecha.
A Ti no te
falta poder ni bondad
para
socorrernos
en las más
diversas necesidades
y
circunstancias de la vida.
La hora actual
es Tu Hora
Ven, pues, en
ayuda nuestra
y sé para todos
socorro,
refugio y
esperanza Amén.
San Juan Pablo II
Santuario
de San Alfonso
Junio
de 1991
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