sábado, 14 de septiembre de 2019

La Cruz

En los últimos años de su pontificado, 
cuando su salud estaba muy deteriorada, 
varias veces le preguntaron al papa Juan Pablo II 
por qué no renunciaba... Y la respuesta de él siempre era la misma: 
"Si Cristo no se bajó de la Cruz, yo no me bajaré de la mía..."
El Papa Santo escribió:

Jamás un hombre ha sufrido tan intensamente, tan completamente, e este hombre es el Hijo de Dios. En su rostro humano se transparenta una nobleza superior. Cristo realiza el ideal del hombre que, a través del dolor, lleva el valor de la existencia al nivel más alto.

La Sangre de Cristo derramada en la Cruz, se ha transformado en fuente de salvación. Abrió a la humanidad el retorno a la morada del Padre, al Reino de los Cielos.

En la Cruz hemos conocido el amor, el amor hasta el extremo. Aquí, en la cruz, conocemos cuál es el poder, en el cielo y en la tierra, de Cristo crucificado; conocemos la fe, la conocemos con el corazón, aquí se nos revela el amor mayor que todo amor humano.

¡Ave Cruz de Cristo! En cualquier lugar donde se encuentre tu signo, Cristo de testimonio de su Pascua: del “paso de la muerte a la vida”. Y da testimonio del amor que es la potencia de la vida, del amor que vence a la muerte.

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