miércoles, 14 de abril de 2010

Dos nuevos milagros para acercarlo aún más a los altares.

«Miré la imagen de Juan Pablo II y, simplemente, me puse de pie». La frase no tendría mayor misterio si no fuera porque el que la pronunció, Joe Amaral, era paralítico desde hacía 30 años. Su historia la recogía el pasado miércoles la cadena norteamericana ABC News y se trata de uno de los dos posibles milagros atribuidos al anterior pontífice que han aparecido en la última semana.

Vamos al caso. Feligrés asiduo de la parroquia de San Antonio de Padua, en New Bedford, arrastraba una parálisis desde su juventud. «Recuerdo verle con frecuencia con sus muletas, tratando de subir las escaleras de granito de la iglesia», ha explicado a ABC News su párroco, el padre Roger Landry. «Me conmovía al ver la gran fe que poseía», agrega.

Un sábado del año 2008, Amaral fue a confesarse con el sacerdote. «Algo ocurrió», rememora el feligrés. «El domingo por la mañana me desperté y me sentía diferente», explica. Físicamente se encontraba igual, «pero estaba lleno de una gran paz». «Sentí que, en ese momento, necesitaba rezarle a Juan Pablo II», añade. Cuando terminó, encendió la televisión y apareció un documental sobre el anterior pontífice. Nada más verle, sus 30 años de parálisis quedaron para el recuerdo. Fue inmediatamente a visitar a su médico. «Me puse frente a él y le entregué mis muletas. Durante cinco minutos permaneció mudo», afirma. El médico, que conocía perfectamente su historial, musitó: «No hay ninguna razón médica para explicarlo».


El otro es el caso del antiguo peluquero de Juan Pablo II cuando éste era aún cardenal. Gianni Vecchio se declaraba comunista confeso, algo que no impresionaba al Papa polaco. «No pasa nada, no te preocupes. Se ve que eres una persona buena», le contestaba. «Cuando entraba en la peluquería, siempre decía: “¿Cómo está mi comunista?”. En otras ocasiones hablábamos de mi familia, de mis hijas», rememora Vecchio.

El caso de Gianni Vecchio ha ocupado muchas páginas de los rotativos italianos. En los años 70, uno de los asiduos clientes de su peluquería, ubicada cerca del Vaticano, era el cardenal Karol Wojtyla. Tras la muerte de Juan Pablo I, durante la elección del nuevo Papa, Gianni se encontraba en la plaza de San Pedro cuando el nuevo Papa salió al balcón de la basílica. Entonces reconoció la voz de uno de sus clientes. «Cuando le vi, grité: “¡Yo le conozco, le he cortado el pelo!”. Fue un día muy alegre para mí».Hace unos meses, a Vecchio le diagnosticaron una hernia discal. «Cuando entré en el hospital vi una foto de Juan Pablo II y Madre Teresa. Durante meses había sufrido dolores muy fuertes. Cuando me dieron los resultados, compararon dos resonancias y la hernia había desaparecido», ha explicado a Rome Reports.

Fuente: Fluvium

.