Poco después de las 7, cerradas ya las puertas de la
Basílica Vaticana, Francisco fue a rezar ante la tumba de Juan Pablo II, y allí
estuvo a la hora, en la que se cumplían 8 años exactos de su muerte. El Papa
acudió en compañía del cardenal Comastri, arcipreste de la Basílica de San
Pedro, y del secretario personal que ha tomado prestado de Benedicto XVI, el
monseñor maltés Alfred Xuereb. Después, Francisco se detuvo brevemente ante las
tumbas del Beato Juan XXIII y de san Pío X.
No hubo palabras públicas del Papa Francisco en el octavo
aniversario de la muerte de Juan Pablo II, pero Radio Vaticano rescató antiguas
intervenciones del cardenal Bergogio. «Recordamos a un hombre coherente que una
vez nos dijo que este siglo no necesita de maestros, necesita de testigos, y el
coherente es un testigo. Un hombre que pone su carne en el asador y avala con
su carne y con su vida entera, con su transparencia, aquello que predica»,
decía el arzobispo de Buenos Aires en la muerte de Juan Pablo. «Este coherente
que por pura coherencia se embarró las manos, nos salvó de una masacre
fraticida», añadía hace 8 años; «este coherente que gozaba tomando a los chicos
en brazos porque creía en la ternura. Este coherente que más de una vez hizo
traer a los hombres de la calle, para hablarles y darles una nueva condición de
vida. Este coherente que cuando se sintió bien de salud pidió permiso para ir a
la cárcel a hablar con el hombre que había intentado matarlo».
Continuidad espiritual
Al informar en una nota de la visita de Francisco a la
tumba de Juan Pablo II, la Santa Sede resaltó que tanto este gesto como la
visita el día anterior a la tumba de san Pedro y a las grutas vaticanas,
«expresa la profunda continuidad espiritual del ministerio petrino que el Papa
Francisco vive y siente intensamente». El lunes, además de la tumba de Pedro,
Francisco visitó las de Benedicto XV, Pío XI, Pío XII, Pablo VI y Juan Pablo I.
La Santa Sede aludió también al «encuentro y los diversos coloquios
telefónicos» del Papa con su predecesor Benedicto XVI.
Francisco ha hablado estos días por teléfono también con
monseñor Loris Capovilla, secretario personal de Juan XXIII. El prelado, de 97
años, ha contado emocionado la cariñosa llamada que recibió el lunes de Pascua
de Francisco, que quería darle las gracias por la invitación a una breve obra
de teatro escrita por Capovilla con motivo del Año de la Fe. El Papa le
prometió que le visitaría pronto. El
próximo jueves 11 de abril, por cierto, se cumple el 50 aniversario de
la encíclica Pacem in Terris.
«Se parece a Wojtyla»
El Papa Francisco ha sido comparado en reiteradas
ocasiones con Juan XXIII, tanto por carácter, como incluso por semejanzas
físicas, pero muchos han preferido destacar el parecido con Juan Pablo II, ya
sea por su impulso misionero, por su ánimo decidido o por su devoción a la
Divina Misericordia.
«A pesar de la lejanía geográfica, por lo que me consta,
tuvieron varios encuentros y se profesaron una gran estima recíproca, ha dicho
el postulador de Wojtyla, Slawomir Oder, en declaraciones al diario Avvenire.
En la entrevista, afirma también que sería «bello verlo canonizado» durante
este Año de la Fe, tal como se rumorea intensamente en Roma.
«Se parece a Wojtyla», dice, en una entrevista a Vatican
Insider, el cardenal Stanislaw Dziwisz, actual arzobispo de Cracovia, y antiguo
secretario personal de Juan Pablo II. «Estoy convencido de que la historia los
unirá en una obra: haber abierto las puertas de la iglesia a todos, haciéndola
más cercana a la vida cotidiana y concreta de la gente; por haber creado
puentes incluso con mundos lejanos y adversos. Partiendo de la comunicación:
Francisco tiene una forma de comunicar semejante a la de Wojtyla; lo hemos visto
en estos primeros días, respeta el protocolo, pero adora hablar improvisando,
con un lenguaje directo y claro».
Destaca también Dziwisz que si «Wojtyla luchó contra los
extremismos del comunismo», Bergoglio combatió «las distorsiones de la teología
de la liberación», e incluso encuentra semejanzas en las primeras palabras de
ambos tras su elección: «Que Dios los perdone por lo que hicieron», les dijo el
argentino a los cardenales. «¿Qué es lo que han hecho», fue la reacción de
Wojtyla. «El sentido y la ironía son los mismos», dice el cardenal arzobispo de
Cracovia.
En esa entrevista, Dziwisz se refiere también a las
palabras que algunos medios pusieron en su boca, contraponiendo la renuncia de
Benedicto XVI, a la heroica permanencia de Juan Pablo II, que no se bajó de la
cruz. «Todavía me duele esa polémica, me atormenta todos los días, porque no
dije eso... Yo quiero muchísimo a Joseph Ratzinger, inmensamente».
Foro Juan Pablo II
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