En la encíclica “El
evangelio de la vida” San Juan Pablo II hizo tres pronunciamientos muy
fuertes en contra de la pena de muerte, el aborto y la eutanasia, recordando
que sólo Dios es el dueño de la Vida.
Contra la pena de
muerte
Por tanto, con la autoridad conferida por Cristo a Pedro
y a sus Sucesores, en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, confirmo
que la eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente es siempre
gravemente inmoral. Esta doctrina, fundamentada en aquella ley no escrita que
cada hombre, a la luz de la razón, encuentra en el propio corazón (cf. Rm 2,
14-15), es corroborada por la Sagrada Escritura, transmitida por la Tradición
de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal.
Contra el aborto
Por tanto, con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y
a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos … declaro que el aborto
directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral
grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta
doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es
transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio
ordinario y universal.
Contra la
eutanasia
En comunión con los Obispos de la Iglesia católica,
confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto
eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana. Esta
doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es
transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio
ordinario y universal. Semejante práctica conlleva, según las circunstancias,
la malicia propia del suicidio o del homicidio.
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