En el Evangelio del 5to. Domingo de Cuaresma (San Juan
12, 20-33) el evangelista nos narra una de las teofanías en la que Dios Padre
da testimonio de su Hijo. Explicando esta teofanía, San Juan Pablo II expresaba
lo siguiente en la Catequesis del miércoles 27 de mayo de 1987:
«...En esta línea se puede entender el
importante pasaje del Evangelio de Juan (Jn 12, 20-28) donde se narra un hecho
ocurrido tras la resurrección de Lázaro, cuando por un lado aumenta la
admiración hacia Jesús y, por otro, crecen las amenazas contra Él. Cristo habla
entonces del grano de trigo que debe morir para poder producir mucho fruto. Y
luego concluye significativamente: “Ahora mi alma se siente turbada; ¿y qué
diré? ¿Padre, líbrame de esta hora? ¡Mas para esto he venido Yo a esta hora!
Padre, glorifica tu nombre”. Y “llegó entonces una voz del Cielo: '¡Lo
glorifiqué y de nuevo lo glorificaré'!” (cf. Jn 12, 27-28). En esta voz se
expresa la respuesta del Padre, que confirma las palabras anteriores de Jesús:
“Es llegada la hora en que el Hijo del Hombre será glorificado” (Jn 12,
23)."
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