Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el
universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo
de la plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de
la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.
¡Ven, Espíritu de amor y paz!
Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz
que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya a la unidad del Cuerpo
de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados
colaboren juntos en la edificación del único Reino de Dios.
Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz,
suscita solidaridad para con los necesitados, da a los enfermos el aliento
necesario, infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en todos
el compromiso por un mundo mejor.
¡Ven, Espíritu de amor y paz!
Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el
corazón, orienta el camino de la ciencia y la técnica al servicio de la vida,
de la justicia y de la paz. Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras
religiones. y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.
Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en
el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos dóciles a las
muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos que
Tú pones en el curso de la Historia.
¡Ven, Espíritu de amor y paz!
A Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y
el Hijo unigénito, alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Beato Juan Pablo II
Oración compuesta con ocasión del 2do. año del preparación al Jubileo
del año 2000 dedicado al Espíritu Santo.
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