Este Acto de Consagración a la Virgen de Fátima fue realizado por San Juan Pablo II
en la Misa de Clausura del Jubileo de los Obispos,
a los pies de la imagen de la Virgen de Fátima 8 de octubre de 2000.
Estamos aquí, ante Ti, para confiar a tus cuidados
maternos a nosotros mismos, a la Iglesia y al mundo entero.
Ruega por nosotros a Tu querido Hijo, para que nos dé con
abundancia el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad que es fuente de vida.
Acógelo por nosotros y con nosotros, como en la primera
comunidad de Jerusalén, reunida en torno a Ti el día de Pentecostés (cf. Hch 1, 14).
Que el Espíritu abra los corazones a la justicia y al
amor, guíe a las personas del mundo hacia una comprensión recíproca y hacia un
firme deseo de paz.
Te encomendamos a todos los hombres, comenzando por los
más débiles: a los niños que aún no han visto la luz y a los que han nacido en
medio de la pobreza y el sufrimiento; a los jóvenes en busca de sentido, a las
personas que no tienen trabajo y a las que padecen hambre o enfermedad.
Te encomendamos a las familias rotas, a los ancianos que
carecen de asistencia y a cuantos están solos y sin esperanza.
Oh Madre, que conoces los sufrimientos y las esperanzas
de la Iglesia y del mundo, ayuda a tus hijos en las pruebas cotidianas que la
vida reserva a cada uno y haz que, por el esfuerzo de todos, las tinieblas no
prevalezcan sobre la luz.
A Ti, Aurora de la salvación, confiamos nuestro camino en
el nuevo Milenio, para que bajo Tu guía todos los hombres descubran a Cristo,
Luz del mundo y único Salvador, que reina con el Padre y el Espíritu Santopor
los siglos de los siglos. Amén.
San Juan Pablo II
No hay comentarios:
Publicar un comentario