"...A la humanidad, que a veces parece extraviada y
dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor resucitado le
ofrece como don su amor que perdona, reconcilia y suscita de nuevo la
esperanza. Es un amor que convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta
necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Misericordia divina!
Señor, que con tu muerte y resurrección revelas el Amor
del Padre, creemos en Ti y con confianza te repetimos hoy: ¡Jesús, confío en
Ti, ten misericordia de nosotros y del mundo entero!
La solemnidad litúrgica de la Anunciación, nos impulsa a
contemplar con los ojos de María el inmenso misterio de este amor
misericordioso que brota del Corazón de Cristo. Ayudados por Ella, podemos
comprender el verdadero sentido de la alegría pascual, que se funda en esta
certeza: Aquel a quien la Virgen llevó
en su seno, que padeció y murió por nosotros, ha resucitado verdaderamente.
¡Aleluya!
Ángelus póstumo del Papa San Juan Pablo II.
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