Jesús está
presente en la Eucaristía
¡No olvidéis que Jesús ha querido permanecer presente,
personal y realmente, en la Eucaristía, misterio inmenso, pero realidad segura,
para concretar de modo auténtico este amor suyo individual y salvífico!
-Roma, 11-III-1979-
¡Cristo vive!
Este mismo sacrificio redentor de Cristo se actualiza
sacramentalmente en cada Misa que se celebra, quizá muy cerca de vuestros
lugares de estudio y de trabajo. No es Jesús, por tanto, alguien que ha dejado
de actuar en nuestra historia. ¡No! ¡Él vive! Y continúa buscándonos a cada uno
para que nos unamos a Él cada día en la Eucaristía, también, si es posible,
acercándonos -con el alma en gracia, limpia de todo pecado mortal- a la
comunión.
-Buenos Aires, 11-IV-1987-
El momento de la
despedida
¡Cuántas veces en nuestra vida hemos visto separarse a
dos personas que se aman!
Y en la hora de la partida, un gesto, una fotografía, un
objeto que pasa de una mano a otra para prolongar de algún modo la presencia en
la ausencia. Y nada más. El amor humano sólo es capaz de estos símbolos.
En testimonio y como lección de amor, en el momento de la
despedida, "viendo Jesús que llegaba su hora de pasar de este mundo al
Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
fin" (Jn. 13, l).
Así, al despedirse, Nuestro Señor Jesucristo verdadero
Dios y verdadero hombre, no deja a sus amigos un símbolo, sino la realidad de
Sí mismo. Va junto al Padre, pero permanece entre nosotros los hombres. No deja
un simple objeto para evocar su memoria. Bajo las especies del pan y del vino
está Él, realmente presente, con su Cuerpo y su Sangre, su alma y su divinidad.
-Fortaleza (Brasil), 9-VII-1980-
Adorar a Cristo en
el Sagrario
Cristo se queda en medio de nosotros. No sólo durante la
Misa, sino también después, bajo las especies reservadas en el Sagrario. Y el
culto eucarístico se extiende a todo el día, sin que se limite a la celebración
del Sacrificio. Es un Dios cercano, un Dios que nos espera, un Dios que ha
querido permanecer con nosotros. Cuando se tiene fe en esa presencia real, ¡qué
fácil resulta estar junto a Él, adorando al Amor de los amores!, ¡qué fácil es
comprender las expresiones de amor con que a lo largo de los siglos los
cristianos han rodeado la Eucaristía!
-Lima, 15-VI-1988-
Jamás dejéis la
misa dominical
Que vuestra fidelidad se manifieste especialmente en la
participación litúrgica dominical y festiva: jamás dejéis la Santa Misa y, si
os es posible, no dejéis jamás el encuentro con Cristo en la comunión
eucarística.
-Velletri (Italia), 8-1X-1980-
Fuente: Web Católico de Javier
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