Al iniciarse el
Mes de María, recopilamos diez reflexiones breves sobre Ella, de San Juan Pablo
II, el papa que tan devoto fuera de le Santísima Virgen:
“En el rostro
materno de María los cristianos reconocen una expresión particularísima del
amor misericordioso de Dios que, con la mediación de una presencia materna,
hace comprender mejor su propia solicitud y bondad de Padre”.
“En el Verbo
encarnado y en María Santísima la distancia infinita entre el Creador y la
criatura se ha transformado en máxima cercanía. Ellos son el espacio santo de
las misteriosas bodas de la naturaleza divina con la humana, el lugar donde la
Trinidad se manifiesta por vez primera y donde María representa a la humanidad
nueva, dispuesta a reanudar, con amor obediente, el diálogo de la alianza”.
“María nos
enseña que para llevar al mundo la paz y la alegría es preciso acoger antes en
el corazón al Príncipe de la paz y fuente de la alegría: Jesucristo”.
María, la
Virgen Madre de Dios y de los hombres, no sólo es un modelo que se debe imitar,
sino también una dulce presencia de Madre y Hermana en la que se puede confiar”.
“La sublime
belleza de la Virgen inmaculada, reflejo de la de Cristo, es para todos los
creyentes prenda de la victoria de la gracia divina sobre el pecado y la muerte”.
“Madre de la
Iglesia, tú eres la inmaculada sensibilidad del corazón humano, con respecto a
todo lo que se refiere a Dios”.
“¡Contemplemos
siempre a María, modelo insuperable! Ella es la ‘memoria’ contemplativa de la
Iglesia, que vive con el deseo de unirse a más profundamente a su Esposo para
influir aún más en nuestra sociedad”.
“María es madre
de la gracia divina. Encomendaos a ella con plena confianza. Resplandeceréis
con la belleza de Cristo”.
“Si Cristo es
la estrella que lleva a Dios, María es la estrella que lleva a Jesús”.
“Que María,
Reina del cielo y de la tierra, nos ayude a hacer de nuestra vida un cántico de
alabanza y fidelidad a Dios, santo y misericordioso”.
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